viernes. 29.03.2024

La desunión de la izquierda

A la vuelta del veraneo, las cosas están como estaban. Ningún partido ha movido la posición expresada en el debate que desembocó en la investidura fallida. En consecuencia, cabe suponer que si Sánchez fuese a un segundo intento, este acabaría como el primero. De ahí que, como todo el mundo, veo como más probable una repetición de elecciones.

La cuestión de fondo es que se culpe a quien se culpe, lo que habrá quedado acreditado es que “la izquierda no suma”.

Creo que en el PSOE hay la idea de que Iglesias no va a apoyar ningún gobierno encabezado por Sánchez. Razones hay para pensarlo. La negociación anterior terminó abruptamente cuando UP rechazó una oferta de coalición que muchos, dentro y fuera de UP, consideraban que era perfectamente asumible. En cierto modo, el mismo Iglesias lo apuntaba, al declarar que se conformaría con la oferta del PSOE más las Políticas Activas de Empleo. No parece que la atribución de una competencia como esa justifique la ruptura. UP, lejos de valorar la oferta como un casi acuerdo la  rechazó de plano y con cajas destempladas. De ahí que es plausible creer que Iglesias ha buscado el desacuerdo y, consecuentemente, la no investidura de Sánchez.

La negociación que ahora se inicia se hace desde posiciones todavía más alejadas de lo que estaban hace un par de meses y, por eso, reina el pesimismo. No parece probable que si UP ha rechazado una coalición por parecer escasa su presencia en el Consejo de Ministros, se allane ahora  a un mero acuerdo programático adobado con algunos cargos fuera del Gobierno.

La cuestión de fondo es que se culpe a quien se culpe, lo que habrá quedado acreditado es que “la izquierda no suma”. Esta es una cuestión trascendente de cara a la repetición electora. El PSOE, que seguramente ganará las elecciones pero sin mayoría absoluta, habrá de replantearse sus alianzas, y, en general, el problema de la gobernabilidad. La conclusión de estos meses será que el PSOE no puede contar con UP para hacer Gobierno.

Puede que en UP piensen algo parecido, pero el caso es que UP solo puede llegar al Gobierno de la mano del PSOE. Y, descartado eso, UP debe asumir que será una fuerza de oposición a cualquier gobierno que se forme tras las elecciones. Es una estrategia equivocada pero que es una estrategia que tiene sentido aunque sea un desastre para la izquierda. O dicho de otro modo, entre gobernar en minoría con el PSOE y estar en la oposición, la decisión de UP es irse a la oposición, aunque sea pasando por el trago de una repetición electoral. Y tiene sentido por la competencia entre UP y el PSOE. Como reiteradamente se ha comprobado, la alianza entre dos fuerzas favorece a la primera a costa de la segunda. Visto desde otro punto de vista, perjudicar al competidor suele ser una estrategia frecuente. En definitiva, desde un punto de vista sectario, el no acuerdo puede interpretarse como lo que conviene al partido UP. El problema es que el interés del partido no está alineado con el interés general ni tampoco con el del electorado real y potencial de UP. Esto es lo único que puede hacer que UP cambie de posición in extremis, aunque hay que decir que el acuerdo de último minuto parece poco posible ya que para que Sánchez reciba el encargo del Rey debe contar con más apoyos de los que tuvo antes, para lo cual Iglesias debería desdecirse de todo lo que ha dicho hasta aquí. Si no, es posible que ni siquiera haya otro intento de investidura y vayamos directamente a las elecciones.

El interés del PSOE ha sido y es formar gobierno con el apoyo de UP. Es más: el error que han cometido en la negociación ha sido dar por supuesto el acuerdo con UP.  Por eso, es falso adjudicarle la apuesta por la repetición. Otra cosa es que no le tengan miedo a unas nuevas elecciones tal y como dan los sondeos. Pero los sondeos son de poco fiar hasta que no tengamos las elecciones convocadas y se pueda medir el efecto de la nueva convocatoria.

Y si las tres derechas no alcanzan la mayoría absoluta, es inevitable buscar otra fórmula de gobernabilidad que, en sustancia, serán alguna forma de colaboración entre el PSOE y la derecha

La derecha, que también daba por descontado un acuerdo PSOE – UP, recibe un regalo inesperado y no solo por contar con una segunda oportunidad para mejorar resultados. Si la izquierda, aun teniendo más escaños que la derecha (y más apoyos entre los nacionalistas), no puede formar gobierno, la derecha puede  presentarse como  la más clara posibilidad de que haya  un gobierno en España. Por eso hay que esperar una campaña electoral donde las derechas planteen que o ellos o la inestabilidad. La suma de las tres derechas debe arrojar mayoría absoluta, lo cual no parece probable, pero no es imposible si, como consecuencia del fracaso de la izquierda, se produce una cierta desmovilización de ese voto. Algo así ya se vio en las autonómicas de Andalucía.

Y si las tres derechas no alcanzan la mayoría absoluta, es inevitable buscar otra fórmula de gobernabilidad que, en sustancia, serán alguna forma de colaboración entre el PSOE y la derecha. Añado que será muy difícil porque no hay mucha coincidencia entre los programas de la izquierda y la derecha, pero que, de producirse tendrá muchas y negativas consecuencias en la política española. Si eso pasara sería la profecía que se auto cumple: a fuerza de negarse a apoyar un Gobierno del PSOE, UP puede empujar al PSOE hacia la derecha. Sería la situación con la que sueñan algunos en UP, sin echar de ver que eso sería negativo para la causa de los trabajadores y del progreso.

Pero antes de seguir por este camino queda por ver si hay un acuerdo in extremis.

La desunión de la izquierda