jueves. 28.03.2024

Elecciones del 12J

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Las elecciones vascas y gallegas del 12J son las primeras que se celebran tras el estado de alarma, lo que invita a intentar descifrar qué efectos puede tener la doble crisis, sanitaria y económica, en la evolución del mapa político. En Francia, sin ir más lejos, la segunda vuelta de las municipales ha sido un duro golpe al partido del Gobierno. Tan duro que Macron ha optado por echar al Gobierno y ponerse “ropa limpia”.

Aquí no ha pasado lo mismo, ni mucho menos. La derecha, barriendo para casa, considera que las elecciones del 12J son una desautorización del Gobierno de Coalición. No hay tal. Ciertamente, el factor más llamativo del 12J es la debacle de Podemos, uno de los dos componentes de la coalición; pero el otro, el PSOE no ha sufrido castigo alguno. Raro sería que los electores gallegos y vascos censuran la gestión de la pandemia castigando únicamente a UP. Sobre todo, cuando, además, los gobiernos autonómicos que gestionan la crisis sanitaria desde el fin del estado de alarma, no solo no han sufrido castigo sino que han salido claramente fortalecidos.

La primera y principal lectura que ha de hacerse de los resultados del 12J es que los electores de ambas CC AA han  optado por aprobar la gestión de los dos gobiernos, el de Feijoo y el de Urkullu. O, visto desde la suerte contraria, a los electores no les ha convencido suficientemente la alternativa que se les ofrecía, a saber, un gobierno tripartido liderado por Bildu en Euskadi y un multipartido presidido por el BNG en Galicia. La naturaleza de la alternativa ha sido un poderoso argumento en favor de los que, finalmente, resultaron  vencedores.  Lo cual pone sobre la mesa una asignatura pendiente de las izquierdas: la necesidad de crear una alternativa que los electores vean razonable y creíble y, en consecuencia, terminen apoyando.

En ese terreno de la alternativa se entiende mejor la gravedad del fracaso de Podemos. En Marea fue la segunda  fuerza en las pasadas elecciones gallegas. Es decir Podemos aspiraba, con cierta razón, a encabezar la alternativa en Galicia. Hoy ha quedado fuera del Parlamento Gallego. En Euskadi, donde Podemos llegó a ganar en votos las elecciones generales de 2015, hoy se ha convertido en cuarta fuerza. En definitiva no será en torno a Podemos como se creará una alternativa en ninguna de las dos CCAA. Los resultados del 12J confirman el declive electoral de UP que pierde votos cada vez que se celebra elecciones. Esta tendencia es anterior a la entrada de UP al Gobierno. No es que la participación de UP en el Gobierno les haya pasado factura. Es que dicha participación no ha sido capaz de invertir el declive.

Parece bastante claro que los votos perdidos por Podemos han ido al BNG y a Bildu. Y esto lleva a otra cuestión. Pablo Iglesias no solo creó un partido político, Podemos. Creó, sobre todo, un artefacto más complejo que a veces se define como un “espacio político”, una amalgama de grupos de distinto peso y de diverso pelaje, pero que comparten todos ellos el mismo error: defender el derecho de autodeterminación de regiones y nacionalidades, lo que les da un inconfundible aspecto nacionalista. Y, claro, puestos a votar por un partido nacionalista y de izquierdas, partidario del derecho de autodeterminación, mejor Bildu o BNG que, a la postre, tienen pedigrí. Si a esto le unimos la interminable historia de crisis, enfrentamientos y escisiones, tendremos buenas razones explicar el desastre de Podemos. Razones, como se ve,  distintas a su participación en el Gobierno, pero mucho más difícil de resolver.

En el plano nacional, los resultados de Galicia y Euskadi abren un interrogante sobre cuál será la táctica política del PP en el futuro inmediato. En contraste, los resultados no interrogan sobre la táctica política del PSOE

Los resultados electorales del 12J envían mensajes contradictorios a la derecha patria. La cuestión central que tiene que abordar la derecha es cómo se unifica. Donde gobierna, lo hace en alianza con C´s y con Vox. Galicia rompe esta táctica. Peor aún, Feijoó apostó a fondo por evitar, a toda costa, esa alianza y ha acertado. Todo el voto del centro derecha se ha agrupado en torno al PP. Como siempre, es decir, como si en Galicia no se hubiese producido el fenómeno de la fragmentación de las derechas. Para más INRI, la coalición PP + C´s en Euskadi ha sido un doble fracaso: primero porque la suma ha restado y segundo porque C´s logra  escaños que, por sus propios medios no hubiese tenido. Por si fuera poco, Vox entra también en el Parlamento Vasco, el cual podrá gozar de los tres sabores en que viene la derecha actual. La estrategia de Casado, consistente en sumar a C´s en una coalición electoral y adoptar muchas de las posiciones de Vox para evitar su crecimiento, ha fracasado rotundamente. Por el contrario la estrategia de olvidarse de  C´s y de Vox, practicada por Feijoo ha resultado. El mérito de Feijoó no es solo haber ganado una cuarta mayoría absoluta, algo que hizo Fraga y él mismo en otros tiempos, sino haberlo hecho en estos tiempos, en los tiempos de la fragmentación, es decir, en una dura competencia con Vox y C´s. No es un detalle menor que lo haya conseguido ocultando adrede las siglas del PP, algo que no había hecho antes.

En el plano nacional, los resultados de Galicia y Euskadi abren un interrogante sobre cuál será la táctica política del PP en el futuro inmediato. En contraste, los resultados no interrogan sobre la táctica política del PSOE. Vistos desde el punto de vista regional, el PSOE gallego y vasco deberán pensar cómo salir de esa incómoda tercera plaza que les hace no ser alternativa de gobierno. En Euskadi, los resultados son positivos porque les dará la posibilidad (casi la certeza) de gobernar con el PNV y, en definitiva, ejercer más influencia que la que le otorgarían sus votos en otras circunstancias. En Galicia no es así. Pero en el plano nacional, el PSOE debe valorar positivamente el aumento ligero de su representación. En tiempos de coronavirus no es poca cosa. Los problemas pueden venir por parte de su pareja de gobierno. Claro que el Gobierno aparece más débil tras estas elecciones, pero me parece que UP no puede ir a ningún sitio que más valga. No se ha dado ni un solo paso adelante en la búsqueda de una mayoría que apruebe los Presupuestos, pero tampoco atrás. Las cosas están donde estaban antes del 12J. Y sigue la pandemia. Suerte.

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