jueves. 25.04.2024

Una vez más, noviembre comienza con la habitual peregrinación hacia los centros de salud para recibir la vacuna anual contra la gripe. Aunque esta vacuna no convence a toda la población, una gran parte de la ciudadanía se mantiene fiel a ella año tras año. No en vano, en 2018 cerca de 800.000 personas padecieron esta enfermedad en España y causa de media 650.000 muertes al año en el mundo.

Según explican en la Asociación Española de Vacunología, estamos ante un “importante problema de salud”, que puede ser mortal, ya sea directa o indirectamente, y comportar complicaciones para las personas. Tampoco podemos pasar por alto los costes económicos y sociales, debido a las bajas laborales y los costes por hospitalización.

Según la Organización Mundial de la Salud, la manera más eficaz de combatir el virus a día de hoy es la vacunación. Así, muchos deciden acudir a su centro de salud o contactar con su seguro de salud para saber qué pasos han de dar para recibir la dosis pertinente. 

El citado organismo internacional recomienda a la población que opte por ella, especialmente si pertenecemos a alguno de los grupos considerados de riesgo, donde el virus de la gripe puede ser especialmente pernicioso. En concreto, las personas más vulnerables son las embarazadas, los niños menores de cinco años, los ancianos y los pacientes con enfermedades crónicas (cardiacas, pulmonares, renales, metabólicas, de desarrollo neurológico, hepáticas o hematológicas) o inmunodepresión (por VIH/sida, quimioterapia, corticoterapia o neoplasias malignas). También al personal médico, dado su contacto con un gran número de pacientes y personas aquejadas por la enfermedad, se le recomienda la vacunación. 

Una vez recibida la dosis, estaremos protegidos a las dos semanas. Aunque es cierto que se puede contraer la gripe a pesar de estar vacunado, los síntomas resultan menos agresivos. Por lo tanto, y dado que la vacuna no es eficaz al 100%, deberemos ser muy cautelosos y aplicar una serie de medidas preventivas, como las que siguen:

  • Lavarse las manos frecuentemente y secarlas bien.
  • Eludir los contrastes de temperatura tan típicos entre la calefacción interior y ambiente del exterior.
  • Taparnos la boca y la nariz al toser o estornudar con pañuelos y desecharlos correctamente.
  • Si observamos que presentamos síntomas gripales, debemos aislarnos de los demás para evitar que se contagien.
  • Evitar el contacto con personas enfermas.
  • No tocarnos los ojos, así como tampoco la nariz y la boca.
  • No acudir a los hospitales y centros sanitarios -en la medida de lo posible- en los momentos en los que se estén registrando los mayores brotes epidémicos para evitar exponernos al contacto con el virus.
  • Las aglomeraciones y espacios concurridos pueden propiciar el contagio, así que es mejor no frecuentarlos.

Todos los años debemos pasar por el trámite de recibir la vacuna, pues la cepa de la gripe muta continuamente y ello obliga a diseñar una nueva dosis que se adapte a esas nuevas características. No obstante, la comunidad científica parece estar trabajando en una nueva vacuna que solo necesite administrarse cada cinco años, pero todavía es pronto para vaticinar cuándo llegará o si efectivamente será posible su desarrollo.

Vacunarse contra la gripe evita muertes, además de altos costes económicos para el Estado