jueves. 25.04.2024
redes

La crisis sanitaria del Covid-19 ha empujado a España a la digitalización para que el país siga avanzando. La última Encuesta de Población Activa (EPA) en 2019 revelaba que solo un 4,8% de la población activa teletrabajaba de forma habitual, a pesar de que el 22,3% contaba con los medios y condiciones necesarias para adoptar esta modalidad. Tras la declaración del estado de alarma, muchas empresas se vieron obligadas a dar el gran salto y a instaurar la modalidad el teletrabajo entre sus empleados. Las cifras lo demuestran, durante el confinamiento, el porcentaje de personas que teletrabajan se ha incrementado hasta el 34%. Unido a este dato, tampoco sorprende que durante estos dos meses de confinamiento haya incrementado también el uso de Internet. Si antes un 78% de los españoles utilizaba al menos un servicio digital, tras la crisis, el porcentaje ha incrementado hasta el 92% alcanzando máximos históricos. Los datos se desprenden de una encuesta de McKinsey & Company que revela también que el 80% de los encuestados continuará desarrollando los hábitos digitales y patrones de uso adquiridos durante este tiempo. La digitalización, será, de ahora en más, la nueva normalidad. 

En concreto, Internet y el mundo digital se han convertido en el escenario donde transcurren la mayor parte de las actividades de los españoles. Una alternativa que les ha permitido continuar con sus actividades profesionales, de ocio y de interacción con los seres queridos. Como así también con sus cursos gracias a la enseñanza online. Sin olvidar también las consultas médicas que han podido realizarse de forma remota a través de videollamadas y que según datos de la aplicación mediQuo, han aumentado un 153% desde el comienzo del estado de alarma. 

Este cambio en los hábitos de consumo de Internet ha llegado sin previo aviso y se ha dado, sin exagerar, de un día a otro. Esto ha quedado reflejado, por ejemplo, en el fuerte incremento en el tráfico de datos. Así lo confirman los datos de la operadora británica Vodafone que demuestran que el lunes 16, dos días después de la declaración del estado de alarma, el uso del móvil para llamadas de voz se incrementó un 36% respecto al lunes anterior. Lo que equivale a 74 millones de minutos adicionales. Mientras que el aumento en datos móviles fue del 25%. Asimismo, entre lunes 9 de marzo y el lunes 16 de marzo, el tráfico de datos a través de las redes fijas aumentó un 40%. Mientras que las llamadas de voz a través de estas redes registraron un incremento del 134%. Otro dato a destacar es que el 16 de marzo, España alcanzó un pico histórico al convertirse en el quinto país del mundo con más tráfico de internet. Aún así, las redes resistieron.

Aunque parezca que esta transformación ha sido automática, en verdad, se ha apoyado en años de trabajo e inversiones que han posibilitado el desarrollo y el reforzamiento de las redes de telecomunicaciones que posibilitan que hoy en día, los españoles tengan la oportunidad de continuar con su vida diaria a través de Internet. Y es que si hay algo que ha quedado claro en los últimos dos meses es que el sector de las telecomunicaciones se ha posicionado como un actor clave en la superación de los desafíos que supone la crisis del coronavirus. Sobre todo, por su rol en la reducción del impacto en la productividad de las compañías y en la capacidad de mantener conectados a los españoles durante este difícil momento. Pero especialmente, al garantizar las conexiones para los equipos médicos en los hospitales de campaña y también la comunicación de los pacientes aislados con el exterior. 

Este ha sido uno de los compromisos asumidos formalmente por los operadores, a través del pacto de conectividad firmado con el Gobierno cuyo objetivo es garantizar la conectividad de las personas y las empresas durante el período de confinamiento. Como así también mantener la integridad de las redes que dan soporte a los servicios de emergencia. Mediante este acuerdo, las compañías han demostrado su compromiso con la sociedad en un momento en el que la conectividad es un elemento fundamental.

Si antes quedaban dudas, hoy ya ha quedado claro que la adopción de una dinámica digital es indispensable en todos los sectores. Quienes lo han entendido desde hace tiempo, son quienes mejor se posicionan actualmente ante el difícil momento que atraviesa el país. Lo importante es que es gracias a estos actores, principalmente del sector de las telecomunicaciones, que hoy las redes sostienen el incremento en la actividad digital. Para ello, España trabaja desde ya hace algún tiempo en el reforzamiento de las infraestructuras para impulsar la transformación digital. 

El informe de España Nación Digital 2019, presentado por la Asociación Española de la Economía Digital (Adigital), revelaba que España cuenta con un “mercado de telecomunicaciones maduro, que destaca por su despliegue de redes de alta velocidad, fijas y móviles”. Otro informe de la consultora de transformación digital Minsait, demuestra que en 2018, la digitalización ya representaba un 30% del crecimiento del valor añadido en la economía española. 

Ese mismo año, España se consagró junto a Irlanda como el país que más progresó en materia de digitalización, según el Índice de Economía y Sociedad Digital (DESI), elaborado por la Comisión Europea. Hoy en día, España se posiciona también como el país de la Unión Europea con la mayor tasa de penetración de fibra óptica en hogares (FFTH), con una penetración del 44%, según lo demuestran los datos del Consejo Europeo de FTTH. Pero más allá de su consolidada red de fibra óptica España destaca también por contar con una de las coberturas más potentes de telefonía móvil. Según el informe Annual Internet Report llevado a cabo por Cisco, España presenta la mayor velocidad media de 4G de Europa Occidental, gracias a las inversiones en materia de infraestructura de red realizadas en los últimos años por los operadores de telecomunicaciones. En 2017, la cobertura 4G ya alcanzaba de media al 95% de la población española.

Este camino que ha recorrido España es el que ha permitido que actualmente, el país esté a la altura de las circunstancias. Aunque también se debe pensar en lo que vendrá y en ese sentido, aumentar la conectividad seguirá siendo una prioridad, no solo en el contexto actual de la crisis del Covid-19, sino en la “nueva normalidad” que derive de esta situación. Porque si hay algo que nos ha demostrado esta crisis, es que los pasos previos han sido fundamentales en la consolidación de un sistema estable. Es en esa misma línea en la que se debe seguir construyendo un sistema de telecomunicaciones de alto rendimiento capaz de superar los desafíos en el avenir.

Las redes invisibles que nos mantienen conectados