viernes. 19.04.2024
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Rojo para el jamón ibérico, amarillo para el aceite de oliva. El color verde está reservado para un grupo selecto de productos que obtienen la mejor calificación posible. ¿Más selecto que el oro líquido español? Pues de acuerdo con el NutriScore, los productos que merecen ocupar el podio verde son las patatas fritas de McDonald's, el pollo rebozado de KFC y los cereales de desayuno azucarados para niños de Nestlé. Parece una de esas bromas que se cuentan en el Día de los Inocentes, pero lamentablemente, así funciona el sistema NutriScore. Un sistema que solo tiene sentido en el mundo al revés.

Hablando de bromas del Día de los Inocentes, justamente días atrás en Francia se celebró esta fecha que es conocida como ‘Poisson d'avril’. En el marco de esta celebración, la firma Bret’s que comercializa patatas fritas en Francia publicó una curiosa broma que dio qué hablar. La marca compartió una imagen en las redes sociales promocionando el lanzamiento de unas patatas fritas con sabor a sardinas. En esta imagen se podía apreciar la calificación NutriScore A (en verde) del producto, un detalle que generó un gran desconcierto. 

En Twitter no tardaron en hacerse eco de esta publicación que, a simple vista, muchos creyeron que correspondía verdaderamente al lanzamiento de un nuevo producto. Entre ellos, Stephan Peters, director científico de la Asociación Holandesa de Productos Lácteos, quien compartió la imagen en cuestión en Twitter, preguntando cómo podía ser que las patatas fritas con sabor a sardina tuvieran un NutriScore A (Súper saludable), mientras que las sardinas tienen una calificación C en amarillo.

Más allá de la broma, la reacción a esta imagen pone en evidencia cómo el NutriScore ha perdido toda autoridad. El hecho de que muchos consumidores al toparse con esa imagen, hayan creído que se trataba de una calificación verdadera, demuestra que muchos ya se han acostumbrado a lo absurdas que son las calificaciones que otorga este sistema a los diferentes productos. Como lo ha explicado el nutricionista Juan Revenga en Twitter: “lo que pasa es que a estas alturas es muy difícil hacer bromas con el NutriScore, cualquier cosa, por disparatada que sea, parece ya cierta”.

Quien ha caído en la trampa, no en la de esta broma del Día de los Inocentes de la marca de patatas fritas, sino en la trampa delNutri-Score, ha sido el ministro de Consumo español, Alberto Garzón. La idea de adoptar este sistema en España fue anunciada en 2018 durante la gestión de la entonces Ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, María Luisa Carcedo. Proyecto que luego fue recuperado por Garzón, quien decidió convertirlo en una de sus máximas prioridades. 

En la agenda de Garzón, cargada de proyectos que atentan contra la reputación de los productos españoles, como la campaña contra la carne de exportación española, el NutriScore encaja perfecto. No así en la agenda de otros ministros, como el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, quien ha dejado en claro que no apoyará la propuesta de Consumo. Una propuesta que perjudica a los productos mediterráneos. 

“Nada que dañe la dieta mediterránea puede ser aprobado por el Gobierno”, aseguró Planas distanciándose de Garzón en lo que respecta a la elección de un etiquetado nutricional de alimentos. De esta manera, Planas se convirtió en un referente en la defensa de los productos españoles y también de los consumidores españoles que merecen tener acceso a información transparente y no sesgada como la que proporciona el NutriScore. Es irónico que finalmente, sea el Ministerio de Agricultura el que salga en defensa de los consumidores españoles, mientras que el ministerio correspondiente mira para el otro lado. “Mi opinión, como ministro, es que tenemos que ser como gobierno defensores de los nuestros”, sentenció Planas, dando cátedra de cómo utilizar su puesto para respaldar el Made in Spain. 

Como explicó Planas durante una visita a Castilla-La Mancha, si bien el NutriScore ya ha sido implementado en Francia, otros países de la UE, como Italia, abogan por otro sistema. En el caso de Italia, se trata del Nutrinform Battery, un sistema que informa a los consumidores sobre el verdadero impacto de cada porción de alimento en una dieta sana, variada y equilibrada.

Ambos sistemas, el italiano Nutrinform, y el francés NutriScore, están siendo considerados por la Comisión Europea, que recientemente ha realizado una consulta pública sobre el etiquetado de alimentos. Cabe recordar que este proyecto forma parte de la estrategia ‘De la Granja a la Mesa’, entre cuyos objetivos se encuentra la adopción de un etiquetado armonizado a nivel europeo.  

Más allá del trabajo que está llevado a cabo la Comisión, no quedan dudas sobre la necesidad de reorientar el debate y volver a poner el foco en los consumidores. No hay que olvidar que son precisamente los consumidores, quienes deberían estar en el centro de los proyectos del ministerio de Consumo, entre ellos el del etiquetado nutricional de alimentos. El simple hecho de que Consumo siga adelante con la promoción del NutriScore, un sistema al que Garzón ha calificado de “imperfecto e insuficiente”, demuestra que no se está haciendo lo suficiente para encontrar la mejor alternativa posible. Consumo debería escuchar a sus pares y darle entidad a las justificadas quejas de todos aquellos que consideran que el NutriScore no es el mejor sistema para los consumidores españoles. 

NutriScore: el sistema del mundo al revés