jueves. 28.03.2024
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¿Sabemos realmente qué tan saludables son los productos que consumimos? La reciente filtración de documentos internos de Nestlé, la empresa alimentaria más grande del mundo, demuestra que no. Días atrás, el periódico británico Financial Times, sacó a la luz un documento en el que Nestlé reconoce que más del 60% de sus productos no son saludables. Una información que contrasta con la imagen que la compañía busca proyectar y sobre todo, con el discurso que viene manteniendo en el último tiempo basado, entre otras cosas, en el apoyo al NutriScore. Un polémico etiquetado nutricional que otorga una calificación a los productos de acuerdo a qué tan saludables son. 

Desde el principio, sorprendió el apoyo que le dio Nestlé a este etiquetado, cuyo objetivo es precisamente informar de manera transparente, la calidad nutricional de los productos. Lo que significa que, de ser aplicado correctamente, el sistema dejaría al descubierto lo poco saludables que son los productos de la multinacional suiza. Sin embargo, al poco tiempo, expertos y nutricionistas desenmascararon la estrategia de Nestlé y de muchas otras empresas que presionan para que España adopte este sistema y no otros como el italiano Nutrinform Battery o el Keyhole de los países nórdicos.

Hace exactamente un año, Nestlé anunciaba el lanzamiento de sus primero productos con etiquetado NutriScore. Sistema en el cual, la empresa aseguraba tener “suma confianza” para “promover decisiones de compra más informadas que reviertan en una dieta más saludable”. Los primeros productos en llevar esta codificación de colores y letras fueron los cereales de desayuno Fitness Original y Bio, Nesquik Alphabet y Chocapic Bio. En aquel entonces, Nestlé se valió de la buena calificación que consiguen esos productos en Nutri-Score, nada más y nada menos que una B, para llevar a cabo una campaña de promoción para hacer alarde de la buena calificación de sus cereales para niños. 

Sin embargo, tan solo meses después, el doctor en tecnología de los alimentos, Miguel Ángel Lurueña, expuso la estrategia de Nestlé para obtener buenas calificaciones para sus productos. En unos pocos tweets, Lurueña analizó un anuncio publicitario realizado por la multinacional para promocionar sus cereales Chocapic, en el que se habla específicamente de su calificación B en NutriScore, a modo de indicar que se trata de un producto saludable. Como lo explica el experto, detrás de esta calificación se esconde un porcentaje de 25% de azúcar. Lo que resume a la perfección la respuesta a la pregunta que se hacía Lurueña en el primer tweet: ¿por qué comemos tan mal?

Lurueña no ha sido el único en explicar cómo el NutriScore falla debido a que “lo positivo enmascara lo negativo”. El nutricionista Juan Revenga, también abordó esta polémica y en julio del año pasado, publicó un artículo en el que reveló cómo “la industria de los comestibles malsanos ha encontrado la manera de manipular el NutriScore a su favor”. Básicamente, en lugar de reformular sus productos para que éstos sean más sanos, juegan con los ingredientes para lograr que los nutrientes “positivos” tapen a los “negativos”. En el caso de los cereales, las proteínas y fibras puntúan positivo y compensan la gran cantidad de azúcar. Lo que hace posible que el producto obtenga una B.

Como lo explica la tecnóloga de alimentos y dietista-nutricionista, Beatríz Robles, el problema no se trata únicamente de que los cereales de Nestlé hayan conseguido una buena clasificación, “sino que la naturaleza del sistema se presta a estas trampas para los consumidores”. Como lo dice Robles, “hay que aceptar que estamos ante un planteamiento fallido” porque el NutriScore no cumple con lo que busca la Comisión Europea que es, restringir la promoción de alimentos malsanos.

Como parte de la estrategia “De la granja a la mesa”, la Comisión Europea, propondrá un etiquetado nutricional en la parte frontal de los envases que será obligatorio. Hasta que eso suceda, España decidió incentivar a las compañías a adoptar el sistema NutriScore. Sin embargo, no hay elementos que hagan pensar que ése será el etiquetado que seleccionará la Comisión. Ya que el NutriScore no es el único sistema. Se trata de tan solo una de las propuestas que ha sido desarrollada por Francia y adoptada por algunos países como Luxemburgo, Países Bajos y Alemania. Pero otros países como Italia, República Checa, Grecia, Letonia, Hungría, Chipre y Rumanía han manifestado su oposición al sistema y han pedido a la UE que cambie el enfoque a la hora de abordar la cuestión del etiquetado frontal. De hecho, en Italia el rechazo al NutriScore ha sido tal que las autoridades han decidido crear su propio sistema llamado NutrInform, en defensa de la dieta mediterránea y sus productos, que obtienen calificaciones negativas en el NutriScore. Llama entonces la atención que España no se una a Italia, teniendo en cuenta que ambos países comparten la tradición mediterránea. Pero más llama la atención que el Ministerio de Consumo español, siga defendiendo un sistema que puede ser fácilmente manipulado para engañar a los consumidores al punto de que resulta difícil distinguir los productos que son realmente saludables, de los que aparentan serlo.

Que las empresas intenten mejorar la imagen de sus productos es algo que, lamentablemente, ha existido siempre. Pero que ahora exista un sistema promovido por políticas de salud pública, que da lugar a que ciertas compañías vendan sus productos malsanos como si fueran saludables, es sencillamente inadmisible. Sobre todo, en un momento como el actual, en el que la pandemia de la obesidad, que ha quedado olvidada tras la irrupción del Covid-19, sigue alcanzando tasas altísimas en España y en el resto de Europa. No se debe perder de vista que es precisamente por esta razón que la Comisión Europea puso en marcha la estrategia de adopción del etiquetado frontal de alimentos, como una herramienta entre muchas otras, destinada a promover hábitos alimentarios saludables.

NutriScore, el sistema de confianza de Nestlé ¿para mejorar la imagen de sus productos?