jueves. 28.03.2024

El algoritmo del modelo francés de etiquetado frontal de alimentos, el Nutri-Score, no recoge adecuadamente la calidad del principal producto de la dieta mediterránea: el aceite de oliva. Así lo consideran tanto el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, como el consejero de Salud y Familias de la Junta de Andalucía, Jesús Aguirre. Éste último ha sido el autor de la carta remitida al ministro de Consumo, Alberto Garzón, que en los últimos días ha dado qué hablar. 

A través del escrito, Aguirre exige al Gobierno central que reclame a la Unión Europea la máxima calificación (A) para el aceite virgen extra y el aceite virgen, “para evitar la confusión y la penalización de este producto como ocurre con el actual sistema de etiquetado nutricional Nutri-Score”. Esto, a la luz de la publicación reciente del estudio CORDIOPREV en la revista internacional “The Lancet”. Dicho estudio es considerado como el único ensayo en los últimos 23 años que demuestra científicamente que la dieta mediterránea rica en aceite de oliva es útil para prevenir nuevos eventos cardiovasculares en personas con enfermedades coronarias preestablecidas.  

Para comprender de dónde viene el pedido de Aguirre, primero debemos mirar atrás al momento en que el Ministerio de Consumo anunció por primera vez la adopción voluntaria del sistema NutriScore en España. Ese fue el punto de partida de este debate con respecto a la mala calificación que le otorga el semáforo nutricional NutriScore al aceite de oliva, que ya tiene un largo historial. Aunque en verdad, lo que hay detrás de este pedido es una lucha que concierne a todos los productos tradicionales españoles y no únicamente al aceite de oliva, ya que tiene que ver con el funcionamiento del algoritmo de Nutri-Score que le otorga buenas calificaciones a productos malsanos como las patatas fritas congeladas, los cereales azucarados, mientras que penaliza a los productos típicos de la dieta mediterránea. 

Si bien el pedido para lograr una mejor calificación del aceite de oliva en el NutriScore es justo, lo cierto es que esta no es la solución al problema. La pregunta entonces es por qué perder el tiempo en movilizarse para lograr un cambio de calificación o una exclusión de ciertos productos del etiquetado, cuando en verdad, la solución más simple y la salida a este problema es buscar una alternativa al sistema francés. 

El NutriScore ha gozado de protagonismo absoluto en los últimos años. Sin embargo, hoy en día, ya no es el único sistema en carrera. La Comisión Europea también tiene entre sus opciones para el etiquetado armonizado que se implantará a lo largo de la UE, al modelo italiano, el Nutrinform Battery.

A raíz de los inconvenientes derivados del NutriScore, las autoridades italianas desarrollaron un sistema innovador que supera las limitaciones del modelo francés. Lo llamaron Nutrinform Battery, basado en los dos principios del sistema: informar a los consumidores a través de un modelo de batería.

A través de un sistema de carga de batería, el Nutrinform Battery demuestra visualmente los datos porcentuales que indican el nivel de aporte de calorías y nutrientes en comparación con el máximo recomendado. Su funcionamiento es completamente distinto al del NutriScore, ya que el cálculo no surge a partir de un algoritmo, sino que se basa en las ingestas de referencia europeas estudiadas por científicos en nutrición para seguir una dieta saludable y equilibrada.

Solicitar una mejor calificación o abogar por una excepción es una lucha que hubiese tenido sentido en 2018 cuando el único modelo en consideración era el NutriScore. En 2022, esta opción ya no es viable. La prueba está en que el aceite de oliva ya obtuvo una mejora en su calificación, pasando de tener una etiqueta NutriScore D a una C. Sin embargo, esto tampoco resolvió el problema. Por ende, luego se habló directamente de una exclusión del aceite de oliva al NutriScore. Solución que tampoco convenció al sector ya que, como lo han expresado desde la Sectorial Nacional del Aceite de Oliva Virgen, “sacar el producto del sistema supone de facto no reconocer el valor beneficioso de dicho alimento”. A su vez, esto abrió la puerta a que otros sectores exijan el mismo trato. Algo que se sabe, Bruselas no autorizará cuando se adopte oficialmente el etiquetado a nivel europeo. Ya que desde la Comisión se han mostrado reticentes a las excepciones y a las exclusiones del futuro sistema. 

En algo tiene razón Aguirre y es en que, como lo explica el Consejero, “cualquier sistema de clasificación y valoración de la información nutricional de los alimentos debe tener en cuenta la dieta del país donde se aplica”. También tiene razón en exigir que se defienda el aceite de oliva “en España y en el resto de países y evitar un impacto negativo en el futuro, una vez que el sistema de etiquetado sea obligatorio en Europa”. Pero en el punto que debemos diferir es en que la solución no está en las excepciones, ni en las calificaciones.

Reclamar una mejor calificación a sabiendas de que el algoritmo que rige el NutriScore falla, es apoyar la adopción de un sistema que falla. Un sistema que penaliza a otros productos que seguramente, no correrán la misma suerte que el aceite de oliva. Productos que enriquecen la gastronomía española y que la definen, como lo son el jamón ibérico, el mejillón de Galicia, las conservas de pescado y marisco, el queso manchego, entre tantos otros. 

Sí, las propiedades saludables del aceite de oliva deben ser reconocidas en el futuro etiquetado nutricional de la UE, independientemente de cual sea el modelo elegido. Pero no debemos olvidar que el pedido no acaba allí. España debe asumir liderazgo en este asunto, más aún sabiendo que, como lo ha explicado el ministro de Agricultura, Luis Planas, el debate sobre etiquetado nutricional formará parte de la agenda durante la presidencia española del Consejo de la Unión Europea. Una oportunidad que sin duda, España no debe dejar pasar si quiere continuar reafirmando su reputación como promotor de la dieta mediterránea y de las tradiciones alimenticias saludables. España debe alinearse con los países mediterráneos, los del aceite de oliva, en lugar de seguir dándole la oportunidad a un sistema que, durante años, no ha hecho nada para mejorar sus ya sabidos puntos débiles.

Excepciones, mejoras en las calificaciones: Por qué insistir en el NutriScore si existe...