viernes. 19.04.2024
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Por primera vez, España cuenta con un Ministerio de Consumo. La noticia no ha pasado desapercibida, como tampoco lo han hecho las primeras medidas anunciadas por Alberto Garzón, a cargo de esta cartera. En los primeros días al frente de este puesto, Garzón ha atacado de lleno algunas cuestiones relacionadas con el creciente consumo de productos procesados, culpable en gran parte de la epidemia de obesidad a la que se enfrentan tanto Europa como España. Recordemos, España se posiciona como el segundo país de Europa con más casos de obesidad y sobrepeso. Siendo este uno de los desafíos actuales más graves de salud pública. Para superarlo, Garzón ha anunciado un paquete de posibles medidas entre las que se incluyen la revisión de la fiscalidad de los alimentos ultraprocesados y la inclusión de obligaciones claras en el etiquetado de estos productos. Lo que ha reavivado el debate con respecto al sistema de etiquetado de alimentos y a la postergada aplicación del Nutri-Score o “semáforo nutricional”, que ha estado en tela de juicio desde hace ya algún tiempo. 

El Nutri-Score es uno de los modelos de etiquetado nutricional, implementado oficialmente en Francia y Bélgica. Se trata de un logotipo basado en un código de colores, con cinco niveles que van del verde (clasificación A) al rojo (clasificación E). La clasificación de los productos se calcula a través de un algoritmo que analiza puntos negativos como calorías y nutrientes a limitar (ácidos grasos saturados, azúcar y sodio), contra el contenido en nutrientes y puntos positivos como la proporción de frutas, verduras, fibras y proteínas en un producto. Este algoritmo, no tiene en cuenta los beneficios de comer ciertos productos en moderación, es por ello que se lo acusa de simplificar el contenido nutricional de manera engañosa para promover el consumo de ciertos productos.

En 2018, el Nutri-Score se hizo conocido en España luego de que el Ministerio de Sanidad hiciera públicas sus intenciones de adoptar este modelo de etiquetado frontal (FOP). Tras su anuncio, Sanidad tuvo que salir a dar explicaciones, luego de que nutricionistas y expertos revelaran ciertas incongruencias en el sistema. Específicamente, en lo que respecta la calificación que se les da a algunos alimentos frente a otros que tienen mayor calidad nutricional.

Por ejemplo, según la nutricionista Amil López Viéitez, los cereales de desayuno, al ser altos en azúcares obtendrían una puntuación roja, aunque gracias a su contenido alto en fibra o fruta, se les confiere una clasificación verde y por ende quedan en la zona amarilla del Nutri-Score, lo que puede hacer creer al consumidor que su consumo es recomendable. Lo que iría en contra del objetivo final de este sistema que es ayudar a los consumidores a comparar los valores nutricionales de productos alimenticios similares de forma rápida y sencilla. Pero eso no es todo. 

Las principales críticas con respecto a la aplicación del Nutri-Score en España, surgieron luego de que se diera a conocer la calificación que el Nutri-Score le otorgaría al aceite de oliva, producto estrella de la dieta mediterránea. Especialistas revelaron que el aceite de oliva salía en rojo anaranjado (D), al mismo nivel que por ejemplo, el kétchup y por debajo de refrescos con edulcorantes, como el caso de la Coca-Cola Zero que salía en verde. Como respuesta a esta polémica, la entonces ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo intentó disipar las críticas al asegurar que el etiquetado frontal solo sería implementado en alimentos compuestos por más de un ingrediente. Lo que dejaría de lado al aceite, la miel y los huevos. Sin embargo, esto no fue bien recibido por Bruselas que vio con recelo el hecho de que España buscara excluir el semáforo nutricional en ciertos alimentos. 

La preocupación con respecto a la mala clasificación de ciertos productos como el aceite de oliva también fue asunto de debate en Italia. Las autoridades italianas apuntaron contra el Nutri-Score por tergiversar los beneficios de los productos clásicos italianos y la dieta mediterránea en general. Quien puso esto en palabras fue Ettore Prandini, presidente de la Asociación Agrícola de Italia Coldiretti, quien aseguró que “diez años después de su proclamación como patrimonio cultural de la humanidad por parte de la Unesco, la dieta mediterránea está siendo injustamente atacada por las etiquetas de los semáforos que algunos países están aplicando a sus elementos básicos”.

Conscientes de las deficiencias del sistema Nutri-Score, las autoridades italianas decidieron presentar un nuevo modelo de etiquetado. Pocos días atrás, el gobierno italiano envió a la Comisión Europea el proyecto de un sistema de etiquetado nutricional conocido como NutrInform Battery, que busca defender los productos Made in Italy.

Este sistema presenta la información nutricional de manera más clara para que los consumidores puedan comprender fácilmente las características nutricionales de un alimento. A diferencia del Nutri-Score, el NutrInform Battery no dictamina si un alimento es mejor que otro, sino que informa al consumidor sobre las contribuciones nutricionales de los alimentos en relación con sus necesidades diarias y en comparación con la cantidad recomendada por la Unión Europea. 

El ejemplo de Italia demuestra que existen otras alternativas al Nutri-Score y que España no debería apresurarse a aplicar un sistema que está diseñado específicamente para el mercado francés. El etiquetado de alimentos es una herramienta necesaria, tal como ya ha quedado demostrado. Un estudio reciente realizado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación demuestra que el 70% de los consumidores españoles consulta el etiquetado de productos siempre o casi siempre. Lo que demuestra que la información nutricional es fundamental para los consumidores. Implementar un sistema simplista como el Nutri-Score que penaliza a determinados productos y beneficia a otros como la Coca-Cola Zero, es subestimar a los consumidores. Es preferible tomar las precauciones antes de desplegar un sistema similar, con los costos que demandará, que lamentarse después por la ineficacia del mismo.

Etiquetado de alimentos: se deben buscar alternativas al Nutri-Score