viernes. 29.03.2024
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El deporte levanta pasiones. Si algo une a una población o a una nación es la alegría cuando el equipo “de casa” se proclama campeón en alguna práctica deportiva. En nuestro país la vinculación y cariño entre el equipo de fútbol y la ciudad forma parte de la identidad cultural de esa localidad. Sea en baloncesto, como recientemente España proclamada campeona de mundo con una nueva generación de gigantes, o en el fútbol donde contamos con algunos de los mejores clubs de Europa y del Mundo, las calles se desbordan con miles de personas de todas las edades –sobre todo jóvenes- que celebran los triunfos.

Hay dos valores que en cualquier deporte deben prevalecer incluso sobre la victoria. Esta debe alcanzarse siempre desde el respeto al contrario y debe conseguirse con absoluta limpieza y honradez.

Por eso cuando algunos de estos valores no se tiene en cuenta, las victorias se tornan amargas y la competición degenera en enfrentamiento y juego sucio.

En los últimos años han eclosionado mundialmente los juegos online sobre resultados deportivos, no sólo antes del inicio de la competición como era el por todos conocidos de la quiniela, sino también las apuestas “sobre la marcha” durante la celebración del evento deportivo. Esta práctica tradicional en juegos como la pelota vasca o la cesta punta, no se trasladó en España a otros deportes como el fútbol hasta principios del año 2015. La generalización de los teléfonos móviles y de las aplicaciones de internet que permiten las apuestas instantáneas fueron determinantes para el auge de esta forma de apostar.

Estas apuestas, llamadas directas, suponen actualmente más del doble de las tradicionales definidas en la legislación vigente como convencionales.

Empresas mundiales con muchos años de experiencia y probada solvencia y profesionalidad como Bet365 tienen entre sus principios básicos  (Y les va en ello su reputación) garantizar la limpieza y claridad en la práctica deportiva. Nada hace más daño  las empresas del sector del juego que aquellos casos en los que se puede dar a entender que un resultado está previamente decidido o ha sido amañado. El daño reputacional es enorme y mina las bases de confianza imprescindible de las personas de buena fe que hacen sus apuestas en la esperanza de conseguir ganar las cantidades económicas que les complementan sus ingresos regulares.

La competencia que existe entra las empresas de juegos es también positiva para los apostantes y para el mundo del deporte. Los jugadores cuentan con diferentes ofertas entre las que pueden elegir y los clubs cuentan con los ingresos proporcionados por el patrocinio y los ingresos públicos conseguidos con los impuestos al juego. Estas empresas además de la organización de competiciones ofrecen entrega de bonos para apuestas iniciales a las personas que se dan de alta en sus plataformas tecnológicas, las cuales son cada día más fáciles de manejar y más intuitivas.

Según los datos oficiales facilitados por la Dirección General de Ordenación del juego dependiente del Ministerio de Hacienda del gobierno de España el año 2018 terminó con un total de 828.006 jugadores activos en plataformas online, un 21,32% más que el año anterior. De los más de 17.000 millones apostados en juegos online, más de 7.000 corresponden a las apuestas deportivas convencionales y en directo, cifra que supone un importante porcentaje como el total.

Un aspecto igualmente importante es insistir en la necesidad de prudencia y moderación a la hora de realizar cualquier tipo de apuesta, que siempre debe evitar poner en riesgo los fondos necesarios para cubrir los compromisos económicos que cualquier persona o familia tiene. El juego debe ser una forma de divertirse y nunca una obsesión que puede generar la enfermedad de la ludopatía.

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