jueves. 28.03.2024
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Cada vez, son más los indicios de que el cambio climático está afectando a nuestra vida cotidiana. Uno de los mejores ejemplos para ello es observar la evolución de los glaciares, sobretodo en las últimas décadas. Y es que hace unos 250.000 años, los glaciares alpinos ocupaban la mayoría de valles de Los Alpes, extendiéndose incluso por las llanuras adyacentes.

Utilizando un modelo de computación que contiene información sobre la física de los glaciares basada en las últimas observaciones de las planicies de Groenlandia y la Antártida, así como experimentos sobre el hielo, se ha podido reconstruir la evolución de los glaciares de los Alpes desde hace 120.000 años. Puedes observar el dramático cambio durante todos estos años, pero sobretodo en los últimos decenios en el siguiente vídeo:

Advance and retreat of the Alpine glaciers during the last glacial cycle from Climate Science Visuals on Vimeo.

 

Un icono de Europa

Los Alpes son un símbolo de Europa. Esta cordillera es uno de los principales destinos turísticos del continente, pero es mucho más que un lugar de vacaciones. El 40 % del agua dulce de Europa se origina allí, abasteciendo a decenas de millones de europeos de las llanuras. No es extraño que en ocasiones los Alpes reciban el nombre de «depósito de agua de Europa».

Este agua dulce es vital, no sólo para los ocho países alpinos, sino para una inmensa extensión de la Europa continental. En un informe de la AEMA titulado «Regional climate change and adaptation — The Alps facing the challenge of changing water resources» (Cambio climático regional y adaptación: los Alpes ante el reto de la alteración de los recursos hídricos) se analizan los efectos del cambio climático para la oferta y la demanda de agua dulce en regiones alpinas clave.

En perspectiva: los efectos del cambio climático en el ecosistema alpino

El impacto del cambio climático sobre los servicios ecosistémicos alpinos no se limita a sus efectos sobre el suministro de agua potable. Por cada grado centígrado de ascenso de la temperatura, el límite de las nieves perpetuas sube unos 150 metros. En consecuencia, se acumula menos nieve en las cotas bajas. Casi la mitad de las estaciones de esquí de Suiza, y todavía más en Alemania, Austria y los Pirineos, tendrán problemas para atraer a los turistas y amantes de los deportes de invierno en el futuro.

Las especies vegetales también se desplazan hacia el norte y hacia cotas más altas. Las llamadas «especies pioneras» ganan altura. Las plantas que se han adaptado al frío están siendo expulsadas de sus territorios naturales. Las especies vegetales europeas podrían desplazarse cientos de kilómetros al norte hasta finales del siglo XXI y el 60 % de las especies vegetales de montaña podrían enfrentarse a la extinción.

 

Las reducciones observadas y estimadas del permafrost también aumentarán los riesgos naturales y los daños para las infraestructuras de gran altitud. La ola de calor que barrió Europa en 2003 demuestra los graves efectos que pueden tener las altas temperaturas y la sequía para el bienestar humano y para los sectores económicos que dependen del agua (como la producción de energía). Los glaciares alpinos perdieron una décima parte de su masa tan sólo ese año y hubo decenas de miles de muertos en toda Europa.

Los Alpes ofrecen una visión preliminar de los retos a los que se enfrentan los ecosistemas, los hábitats y las poblaciones de toda Europa y del mundo. En el relato sobre el Ártico, que veremos más adelante, algunos habitantes de su parte europea nos hablarán de los efectos que el cambio climático está teniendo ya en sus vidas.

Los Alpes: un ecosistema cambiante

En circunstancias normales, las montañas cambian lentamente, como bien señala Sebastián Montaz. Pero el clima alpino ha experimentado un cambio significativo durante los últimos cien años, con un ascenso térmico de 2 °C: el doble de la media planetaria. Y la consecuencia es que los glaciares alpinos se derriten. Han perdido la mitad de su volumen de hielo desde 1850 y el ritmo de pérdida se ha acelerado mucho desde mediados de la década de 1980.

También el límite de las nieves perpetuas asciende en altura y las pautas de precipitación (lluvia, nieve, granizo y aguanieve) están cambiando. Es probable que muchos glaciares pequeños y medianos desaparezcan durante la primera mitad de este siglo. Se cree que las actuales regiones nivosas recibirán cada vez más lluvias y verán así reducido el número de días de duración de la cubierta de nieve. Esto afecta al modo en que la montaña recoge y almacena el agua en invierno y la distribuye en los meses estivales. Por lo tanto, cabe esperar que aumente la escorrentía en invierno y que disminuya en verano.

Si quieres conocer más sobre los Alpes y el impacto actual del cambio climático, no dejes de visitar este enlace de la Agencia Europea del Medio Ambiente.

 

 


 

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