viernes. 26.04.2024

minas feldespato3No hay nada más peligroso que una fiera herida. Saca fuerzas de su agonía para morir matando. Matar quieren los dirigentes del PP en la provincia de Ávila a sus pocos habitantes. Matar la poca vida que queda. Fui de los primeros periodistas en denunciar las maniobras que el PP está haciendo en connivencia con empresarios sin escrúpulos para acabar con la flora y la fauna, con el paisaje y paisanaje -que diría un esnob- de las sierras y valles de Ávila, concediendo licencias para explotar minas de feldespato. Nada más nada menos que 33 proyectos para socavar, devastar y expoliar una zona natural donde hay declarados espacios protegidos y especies en extinción, que acabarán desapareciendo como también desaparecerán sus pocos habitantes. Gentes que han aguantado pese a las emigraciones; que frente a la pobreza y a la falta de instalaciones de empresas sostenibles, se han venido buscando la vida respetando su entorno, luchando en silencio -los castellanos son de poco hablar- por su tierra, frente al olvido de unos gobernantes que hasta ahora mantenían esa zona como su feudo, porque eran votados mayoritariamente. Luchando frente a politicastros que han hecho de esos resultados su finca para aprovecharse aun a costa de lo que sea y como sea, legal o no, criminal o no, vandálico o no... Casi toda Castilla-León ha estado votando, quizá por inercia o ignorancia, a un partido que les ha venido “jodiendo” -perdón por la palabra, pero es la que mejor se entiende- desde que empezó esta democracia impropia. Lo he dicho en más de una ocasión, y lo repito ahora: el PP es un partido que en cualquier otro país europeo estaría ajeno al juego democrático por sus comportamientos actuales, y por “su herencia”. Un partido que únicamente cree en la democracia el día de las elecciones, y eso, si le son favorables los votos, que en caso contrario, recurre al soborno y a la manipulación, como ha sucedido en más de una ocasión. Un partido que vela no por sus votantes, sino por los empresarios y sus negocios sucios. El asunto de las minas es un flagrante ejemplo.

No se trata solo de cuatro explotaciones mineras en esos valles, sino que hay otros 33 expedientes que esperan su aprobación

Los dirigentes del PP alegan que respetan la legalidad al conceder dichas explotaciones mineras a cielo abierto en las Sierras de Ávila, Yemas, Cerro Gorría, Valle de Amblés y Valle del Corneja. Fundamentan su concesión y legalidad en la Ley de Minas del año 1973. ¡No me cuente más! ¡Del 1973! Franco ya no era cabo, porque se había vuelto “generalísimo”... No cabe duda de que el PP sigue viviendo en el pasado, y uno ya no acierta a columbrar si es un grupo de delincuentes dedicados a la política, o un grupo de políticos, de los de antes, dedicados a delinquir, como los de antes. Y siguen en sus trece, haciendo oídos sordos, no sólo a la oposición de los escasos mil habitantes de esa zona, una de las más despobladas de España, sino a las advertencias de expertos que han señalado sus nefastas consecuencias, y a las más de 120.000 firmas recogidas en contra de una explotación que transformará su paisaje y su vida, acabará con su trabajo y con la mayor fuente de riqueza, y única fuente, como es la tierra.

He escrito más de una vez que la naturaleza, por sí misma, muestra a las claras y ofrece a los seres vivos todo cuanto necesitan para subsistir, y que, sabia ella -de donde procede toda sabiduría-, oculta aquellos elementos, minerales, gaseosos o líquidos, que quitan la vida. Ejemplo, el petróleo, el oro, el uranio... El afán del hombre por su explotación ha llevado a la muerte, de una u otra manera, de los mismos humanos. Y de la propia naturaleza, que, aunque sabia, tardará en recuperarse al ver rota su armonía y su equilibrio por causas ajenas.

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Manifestaciones masivas en contra

Cuando alguien sale elegido para representar a un pueblo, debe escucharlo y velar por los intereses de la mayoría, no de unos pocos, y menos si son empresarios sin escrúpulos. Y ante todo, debe respetar la ley y ajustarse a ella. Como eso no lo están haciendo los dirigentes del PP en Ávila, los vecinos directamente afectados, y todos, pues a todos nos afecta cualquier manipulación legal o que atente contra cualquier paisaje de nuestro país, los ciudadanos, desde sus diversas Plataformas legales, convocaron el sábado pasado una manifestación en la capital abulense que fue todo un éxito, quizá la mayor concentración reivindicativa en toda la historia de la provincia: alrededor de 4000 personas recorrieron sus milenarias calles, desde el Paseo del Rastro, donde estaba la salida, a la Plaza de Santa Ana. Manifestación pacífica bajo el lema: “No a la Mina”, donde por no faltar, no faltaron los niños, el futuro de un país, de una provincia, cuyo futuro ven amenazado. Representantes de las tres plataformas recuerdan que “este no es un problema que afecte sólo a las zonas en las que podría implantarse una mina de feldespato a cielo abierto, sino a toda la provincia, por las terribles consecuencias que estos proyectos conllevan”. Un triunfo de asistentes, teniendo en cuenta que el medio centenar de pueblos afectados no cuenta, sumando todos, ni con mil habitantes, por la despoblación sufrida por tantas políticas erróneas, ayer y hoy.

Estos políticos y empresarios interesados pensaban sacar adelante estos proyectos, pensando que es una zona de cuatro viejos, sin conciencia de ningún tipo. Estos políticos y empresarios sin escrúpulos no conocen Castilla, que parece dormida, pero cuando se levanta, no le importa que sea Emperador el rival. Ahora, de nuevo, es una fiera herida. Como han dicho varios portavoces: “Se pensaban que somos tontitos, viejos y gilipollas”. “A los políticos les ha asustado que hubiera tanta movilización en contra. No se lo esperaban”, afirman. “En Ávila no estábamos acostumbrados a la movilización, sino a que nos arrasaran sin oposición”, dice una joven.

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Todos los abulenses, incluida la ciudad, están en pie de guerra. Y con razón, si se tiene en cuenta que no se trata de cuatro explotaciones mineras en esos valles, sino que hay otros 33 expedientes que esperan su aprobación. De momento, sólo han salido a la luz los de “Leito”, “Riofrío”, “Sonsoles” y “Villatoro”, que afectan a las sierras y valles mencionados.

Y no acaban aquí estos atentados a la vida rural, al campo y a la naturaleza. Hay otros proyectos, todavía más graves, esperando su ejecución en esta misma Comunidad, concretamente en Retortillo (lugar turístico y salutífero por su balneario), en la comarca de Ciudad Rodrigo, que afectarán gravemente al campo charro, y a los que se oponen muchos municipios. Entre ellos, además del manoseado proyecto de  reabrir la mina de Berruecopardo, la explotación de la mina de uranio en la comarca de Yeltes, por la empresa australiana, Berkeley Minera, una de las explotaciones más graves, destructivas, e impactantes. Si todos los estudios e investigaciones sobre la minería coinciden en que ninguna actividad industrial es tan agresiva ambiental, rural y culturalmente como la minería a cielo abierto, la de uranio es la peor. Si las demás provocan el colapso de las economías agrícolas locales, las consecuencias de las minas de uranio, son irreversibles y permanecen siglos y siglos en humanos, animales y vegetales. Hay que desechar definitivamente la minería a cielo abierto por su irreparable impacto ambiental. Que no nos cuenten milongas.


Texto e imágenes: Ramón Hdez. de Ávila

Las tierras de Ávila en pie de guerra