jueves. 28.03.2024
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"Es el momento de frenar la descontrolada expansión de las macrogranjas. Solo así podremos evitar una nueva y devastadora crisis, la del agua”.

Con estas palabras resume Luís Ferreirim, responsable de agricultura de Greenpeace España, los primeros resultados arrojados por el proyecto “Sin agua no hay pueblos. El derecho al agua limpia” que busca evaluar las aguas del medio rural español y el impacto de la producción industrial en ellas. 

La influencia de la ganadería y agricultura industriales son la principal causa de la contaminación del agua por nitratos. Es urgente un cambio de modelo para preservar este recurso vital y cada vez más escaso.

El pasado mes de abril, Greenpeace, con la colaboración de diversas entidades sociales de las 17 comunidades autónomas, puso en marcha una Red Ciudadana de Vigilancia de la Contaminación del Agua por Nitratos y distribuyó medidores para evaluar sus niveles en agua.

Durante el mes de mayo se han llevado a cabo las primeras mediciones en casi 250 puntos distribuidos por toda España (a lo largo del año se tomarán muestras otras tres veces en los mismos puntos) y los primeros resultados son alarmantes: 27,6% de los puntos (66 de 239) dan valores por encima de los 50 mg/l, siendo incluso algunas muestras en agua de consumo humano, cuando a partir de los 25 mg/l ya se considera una incidencia importante y preocupante. El 8% arroja valores entre los 40 y los 50 mg/l y 15% entre los 25 y los 40 mg/l. 

¿Quien debe tomar medidas?

Las autoridades y los ayuntamientos. "Yo no permitiría tanta macrogranja, son pan para hoy y hambre para mañana”, afirma Francisco Fernández, vecino de Barcial del Barrio en Zamora uno de los pueblos con agua más contaminada. No es un caso aislado en la provincia zamorana, donde el 66% de las muestras dieron valores por encima de los 50 mg/l. No en vano, tiene una elevada carga de ganadería industrial, en particular de porcino.

Las reiteradas denuncias de las plataformas vecinales ante la situación y la concesión de más licencias para nuevas macrogranjas, dio lugar a una reciente resolución del Procurador del Común de Castilla y León por la cual se insta a la Junta tomar las medidas, designando nuevas Zonas Vulnerables a Nitratos.

Más preocupante es que la mayoría de las mediciones que dan valores elevados de contaminación son en aguas subterráneas, ya que, en un escenario de crisis climática donde el agua va a ser cada vez más escasa, es una aberración seguir contaminando las reservas de agua del futuro. Es de destacar también que la mitad de los puntos está aún por debajo de los 25 mg/l, lo que es muy positivo y urge aún más a actuar, impidiendo actividades contaminantes en estos sitios para evitar que pase lo mismo que en zonas como Castilla y León, Cataluña y Aragón.

La contaminación por nitratos

No solo Greenpeace evidencia esta situación. El propio Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico ha reconocido que el 30% de las estaciones de control de las aguas subterráneas y el 50% de las superficiales indican una mala calidad debido a la contaminación por nitratos.

Sin embargo, existen sólo ocho estaciones de control de aguas subterráneas por cada 1.000 km2, lo que es claramente insuficiente, más aún ante la expansión de las macrogranjas. 

Las medidas que España ha puesto en marcha hasta el momento no han sido suficientes para frenar este problema y el incumplimiento de la legislación ambiental comunitaria llevó a la Comisión Europea a abrir un procedimiento de infracción contra España en 2018 y a enviar un dictamen motivado, en julio de 2020, en el que se exigen medidas para atajar este grave problema. 

Por este motivo, el Gobierno español presentó en marzo una modificación del Real Decreto 261/1996, por el que se regula la protección contra la contaminación producida por los nitratos procedentes de fuentes agrarias.

Desde Greenpeace se ha exigido más ambición, pero ante el actual escenario, el Gobierno ya propone rebajar de 50 a 37,5 mg/l el límite para determinar que una masa de agua está contaminada. Según los últimos datos del Sistema Integral de Trazabilidad Animal (SITRAN) del Ministerio de Agricultura, el censo de animales en enero de 2021 era de casi 504 millones de animales, casi 11 veces la población de España.

Es de destacar que entre 2018 y 2021 el censo de gallinas y pollos se incrementó un 26% pasando de 337 millones a casi 426 millones y el de cerdos un 9% pasando de 29 millones a más de 32 millones. En particular, en el sector porcino es llamativo el incremento de explotaciones en sólo tres años, ya que se concedieron 1.704 nuevas licencias, más de una y media diarias.

El elevado número de explotaciones de ganadería industrial y de animales tiene consecuencias graves para el medioambiente y la salud de las personas, como es el caso de la contaminación del agua por nitratos pero también otras.

La ganadería industrial es responsable, según el Registro Estatal de Emisiones y Fuentes Contaminantes, del 94% de las emisiones de amoniaco estatales, siendo el porcino industrial responsable del 67% de las emisiones y la explotación industrial de pollos y gallinas del 27%.  En cuanto a las emisiones de metano (un recién informe de la ONU concluyó que es crucial reducir estas emisiones para hacer frente al cambio climático) la ganadería industrial es la responsable del 31% de las emisiones estatales, siendo el porcino industrial el responsable de la totalidad de estas emisiones. El vacuno está exento de declarar sus emisiones, tanto de amoníaco como de metano, aunque su contribución es muy significativa.

Cada nueva macrogranja o ampliación de las existentes nos acerca aún más al abismo. Es urgente una moratoria estatal a la ganadería industrial y reducir la cabaña ganadera en intensivo”, concluye Luis Ferreirim. 

La contaminación de las aguas subterraneas en España