sábado. 20.04.2024
turismo
Foto: Roser Gamonal

Por Lucía Díaz, Carolina Corona y Cristina Abreu | Hoy en día, la sostenibilidad está en boca de todo el mundo. A esto ha contribuido que las Naciones Unidas hayan dedicado el 2017 al “Turismo Sostenible”. El éxito es tal que todo el mundo quiere ser sostenible. Empresas sostenibles, productos sostenibles, personas sostenibles, etc. Pero, ¿qué es la sostenibilidad? Y sobre todo, ¿qué piensa la sociedad que significa este concepto? En relación al turismo, y siempre según la Organización Mundial del Turismo (OMT), éste será aquel “que tiene plenamente en cuenta las repercusiones actuales y futuras, económicas, sociales y medioambientales para satisfacer las necesidades de los visitantes, de la industria, del entorno y de las comunidades anfitrionas”.

De este modo, la definición nombra tres pilares principales: economía, sociedad y medioambiente. Sin embargo, es bastante frecuente que la mayoría de las personas relacione este término únicamente con buenas prácticas medioambientales, esto es, gestión de residuos, contaminación, cambio climático etc. ¿Dónde dejamos, entonces, las consideraciones económicas y sociales? Mejorar la calidad del trabajo sin bajar los sueldos, fomentar la inclusión de las comunidades locales, apostar por el crecimiento económico sin olvidar la desigualdad, etc. Para modificar tal percepción, una posibilidad sería la realización de iniciativas que promuevan el conocimiento y el fomento de estos dos factores, los cuales influyen también en el sector.

El turismo, como actividad humana, genera impactos tanto positivos como negativos. La sostenibilidad, de esta forma, se nos muestra como una herramienta fundamental a la hora de proponer nuevos proyectos e iniciativas. No es la panacea, pero bien considerada puede actuar de catalizador entre los tres pilares antes mencionados, de forma que estos se muestren armónicos y se pueda obtener un beneficio final a todos los niveles.

En el caso sobre el que estamos investigando, el Hotel Praktik en la zona de Drassanes, Raval Sur, Barcelona, se presenta un conflicto social importante. Este hotel, todavía en fase de pre construcción, está generando mucha controversia. Por un lado, la cadena –lógicamente- quiere llevar a cabo su proyecto hotelero en una zona turísticamente estratégica, ya que se sitúa al lado de las Ramblas y cerca del Puerto Deportivo. Por otro, la mayoría de los vecinos y vecinas están en contra de esta situación, ya que esto podría conllevar un cambio del paisaje urbano y una subida de los precios de los servicios existentes en los alrededores del hotel -restaurantes, tiendas locales, etc.-, además de una mayor presión inmobiliaria en la zona. Así, se han creado varias plataformas y colectivos con el objetivo de hacerse oír y que el Ayuntamiento de Barcelona, responsable de la planificación urbanística local, se plantee si realmente la vida de los vecinos y vecinas del barrio se puede ver perjudicada por una construcción que cada día parece más próxima.

Cada cierto tiempo, aparecen en prensa noticias sobre las medidas que el hotel va a poner en marcha para dinamizar la vida del barrio - actividades y talleres para los locales de Drassanes, por ejemplo-. La empresa cuenta con toda la documentación en regla y el derecho está de su parte, pero ¿hasta qué punto están dispuestos los vecinos a participar en ellas?, ¿será ésta una apuesta por la sostenibilidad creíble?, ¿cómo se puede encontrar esa armonía que hasta el día de hoy parece inalcanzable? Estas y otras preguntas son las que se nos aparecen como imprescindibles y, solo mediante un conocimiento profundo y un acercamiento a la realidad de la compleja realidad de la zona, creemos que es posible encontrar una respuesta en un año tan señalado, el Año Internacional del Turismo Sostenible.

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Lucía Díaz, Carolina Corona y Cristina Abreu | Alumnas del Máster Universitario en Gestión Turística Sostenible de Recursos y Destinos (Barcelona)

Investigando el Sur del Raval en el Año Internacional del Turismo Sostenible