viernes. 29.03.2024

Los peces del Mar Menor siguen yendo a la orilla en busca de oxígeno para salvar su vida. Desde hace más de diez días se han recogido 4,5 toneladas de animales muertos en las costas de la laguna salada de la región de Murcia. En un principio, el gobierno murciano atribuyó lo sucedido a las altas temperaturas. Sin embargo, las asociaciones de conservación creen que se debe al proceso de eutrofización, derivado de los nutrientes que se vierten a las aguas fruto de la agricultura del lugar.

Los vecinos de la zona no se han quedado de brazos cruzados y han convocado numerosas manifestaciones, una de ellas, cuando la vuelta ciclista pasó por la zona. El Pacto por el Mar Menor es una asociación ciudadana conformada por más de 1.000 personas volcadas en la recuperación de la laguna salada. “Hemos visto imágenes dantescas de peces boqueando, muriendo delante de nosotros. Tenemos una preocupación enorme”, detalla preocupada la portavoz de la plataforma, Isabel Rubio.

En 2019 se vivió el peor episodio de mortandad de peces tras la gota fría de la DANA. Entonces se recogieron tres toneladas de cadáveres. Ahora el Gobierno de Murcia estima que han muerto 4,5 toneladas de peces. Desde Ecologistas en Acción de la región consideran que estos datos pueden ser superiores, ya que muchas especies no han sido capaces de acercarse a las orillas y han quedado en el fondo del agua. “Se están contabilizando las toneladas que están recogiendo en la orilla los servicios de limpieza. Para eso sí que está siendo rápido el gobierno. Están mandando brigadas de limpieza muy rápido para que no se acumulen los cadáveres y no tengamos imágenes de difundir”, establece el coordinador y portavoz de la organización, Pedro Luengo.

“En la laguna se está produciendo un proceso de eutrofización”, considera el responsable de la campaña de aguas de Greenpeace, Julio Barea. Este fenómeno consiste en la presencia de excesivos nutrientes en el agua lo que favorece la aparición de algas en la superficie que acaban con el oxígeno del lugar. “Provocan la anoxia. Entonces los peces lo que hacen es salir a la superficie a respirar o a buscar zonas más oxigenadas como las costas”, detalla Barea. Según la organización, la sobreabundancia de nutrientes proviene de la agricultura de regadío que se ha instalado en la zona. “Deriva de la agricultura intensiva e industrial que hay al borde de la laguna. Esto hace muchos años eran una zona de secano sostenible”, añade “El modelo agrícola intensivo intenta sacar el máximo rendimiento posible y cuando el lugar se muere buscan un sitio nuevo donde cultivar”.

El responsable de aguas de Greenpeace recuerda que el único afectado no está siendo el ecosistema: la pesca y el turismo de la zona se encuentran en peligro. “Oigo gente que dice que al Mar Menor no va porque está muy contaminado”, relata Julio Barea.

El gobierno de Murcia dijo al principio del fenómeno que se debía a las altas temperaturas fruto de la ola de calor. Sin embargo, desde la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE) creen que es un factor que influencia, pero que no es el determinante. “La temperatura contribuye a que aumenten los niveles de fitoplancton y eso ocurre en el Mar Menor por la cantidad de nitratos que recibe la laguna de la agricultura”, detalla su presidente, Pedro García. Y remarca, que en 2019 se atribuyó el problema a la DANA. “Este verano ya había síntomas, pero no se registraron en condiciones, se achacaron a descartes pesqueros”, explica.

“Mientras no se ponga el foco en reducir el tipo de agricultura o se eliminen las parcelas ilegales, seguirá existiendo la contaminación del Mar Menor”, denuncia Isabel Rubio del Pacto por el Mar Menor. Pedro Luengo de Ecologistas en Acción de la región de Murcia coincide con esta afirmación, pero matiza que una vez ha comenzado el fenómeno de la mortandad poco se puede hacer para pararlo. “El gobierno no puede hacer nada para finalizar este episodio, pero si puede evitar los futuros”, establece.

Desde ANSE no consideran que este episodio vaya a acabar con toda la vida que existe en la laguna salada, pero ven con miedo el futuro del lugar. “Las especies podrán reponerse en el futuro, pero podrán volver a morir si no se toman medidas”, argumenta su presidente Pedro García.

“Prácticamente todas las especies están en peligro. La laguna era una joya medioambiental y ahora todo el ecosistema está dañado”, agrega el responsable de aguas de Greenpeace, Julio Barea. “En los ecosistemas complejos como el del Mar Menor, las relaciones que hay entre las especies hacen que se amortigüen los impactos y que exista una tendencia a recuperarse”, explica Pedro Luengo de Ecologistas en Acción: “Pero conforme se degrada hay especies que desaparecerán ante nuevos impactos, aunque estos no sean tan grandes. En el Mar Menor hemos llegado a unos niveles de agotamiento peligrosos”.

Prácticamente todas las especies del Mar Menor están en peligro