viernes. 29.03.2024

Daniel Rodrigo-Cano: “No es que hayamos abandonado la Naturaleza, es que hemos abandonado una forma de vida”

El doctor en comunicación, Daniel Rodrigo-Cano es coordinador del movimiento #EA26 y forma parte del panel de expertos del Plan de Acción de Educación Ambiental para la Sostenibilidad presentado esta semana en el COP25. Entrevista de José An. Montero y Raquel Ochoa.


No hace tantos años los niños y las niñas pasaban gran parte del tiempo fuera de casa, jugando al aire libre, montando en bicicleta, correteando y observando los ciclos de la naturaleza, pero ¿cuándo perdimos este vínculo? ¿Cuándo empezamos a diferenciar el invierno y el verano sólo a través de un cristal?

El movimiento #EA26 de Educación Ambiental ha puesto en marcha, entre otras iniciativas, la metodología bosque escuela que sitúan a la naturaleza en el centro de la educación. Hablamos de ello con Daniel Rodrigo-Cano, doctor en Comunicación e integrante del movimiento #EA26, desde la COP25 que estos días se está celebrando en Madrid, donde forma parte del panel de expertos del Plan de Acción de Educación Ambiental para la Sostenibilidad elaborado por Red Española para el Desarrollo Sostenible (REDS) y presentado esta semana por Teresa Ribera, ministra en funciones para la Transición Ecológica.

¿La presentación de este Plan de Acción de Educación Ambiental para la Sostenibilidad es una puerta a la esperanza?

Este plan da pie a la esperanza y a ver el futuro a la Educación Ambiental que se encuentra en un estado deplorable económicamente. Después de la publicación hace veinte años del Libro Blanco de la Educación Ambiental en España, encontramos prácticamente un solar y ahora parece que volvemos a levantar ese nuevo bosque hacia un futuro mejor. 

¿Cómo ha evolucionado la Educación Ambiental los últimos veinte años?

Han pasado muchas cosas. Después de la publicación del Libro Blanco en todas las comunidades autónomas, se elaboraron estrategias más regionales, coincidiendo con un momento en el que muchos ayuntamientos realizaban Agendas XXI donde la participación de los educadores y educadoras ambientales fue fundamental.

Con la llegada de la crisis se desmontó el sector de la educación ambiental, nos quedamos desde la subsistencia. Aún así, con todo esto, mucho de lo que está pasando con los jóvenes que ahora mismo salen a la calle, creo que tiene mucho que ver con la sensibilización ambiental que han ido recibiendo.

Vivimos en una sociedad en la que los niños y niñas han dejado de jugar en la calle

En los últimos veinte años en la sociedad española, muchos de los pueblos dejaron de ser pueblos y se convirtieron en ciudades. Mucha gente que vivía en los pueblos, los abandonaron y se trasladaron a las ciudades. No es que los niños hayan dejado de jugar en su entorno cercano, sino que ese entorno se ha convertido en ciudad. Eso lo que ha provocado es que hemos dejado de jugar en la calle porque durante mucho tiempo se ha apostado sólo por el ladrillo como modelo estructural. Eso ha alejado a los niños de las zonas verdes, ya que las ciudades no están pensadas para el tiempo de ocio gratis, sino el tiempo de ocio económico. No es que hayamos abandonado la Naturaleza, es que hemos abandonado una forma de vida. 

¿La Educación Ambiental se debería orientar llevando a los niños a la Naturaleza o llevando la Naturaleza a los colegios?

Ambas cuestiones son válidas. Pero nosotros desde #EA26 estamos apostando por lo que llamamos currículum de emergencia climática. Tenemos que salir de este estado de emergencia y luego ya podremos hablar de nuevo de Naturaleza. Estamos en tiempos todavía de cambiar cosas, pero si las no cambiamos, no habrá Naturaleza. Tenemos que ser capaces de cambiar hábitos de nuestra forma de consumo, de nuestra forma de movernos o de calentarnos en casa. Tenemos es necesario centrar todo el currículum en el cambio climático. Dentro de quince años si conseguimos superar esta situación, podremos hablar de naturalizar los centros, de ambientalizar los centros o de si sacamos a los niños para llevarlos al campo. 

¿Qué presencia tiene el cambio climático en los colegios?

Cómo dice José Manuel Gutiérrez, de ESenRED-Escuelas, tenemos que convertir la vida en el centro del currículum escolar. Hay que ser capaces de gestionar un currículum en el que la vida tenga valor con metodologías que hablen de proyectos vitales a futuro. No tiene sentido que haya todavía centros escolares que no tengan paneles solares o que se dedique más tiempo a hablar del reciclaje que del no consumo. Hay estudios que hablan de que la presencia del cambio climático es insignificante en el currículum escolar. 

¿Conseguir que los niños amen la Naturaleza es el primer objetivo?

No. El primer objetivo es ser capaz de concienciar a los políticos que toman decisiones para conseguir una vida mejor. A partir de ahí, podremos hablar de educar a los niños y a los jóvenes para transformar, pero primero vamos a hablar de leyes, no hay tiempo para educar. El cambio climático nos ha arrollado y ahora mismo necesitamos leyes que garanticen la supervivencia de la gran mayoría de los ciudadanos. 

¿En qué consiste el modelo de Bosque-Escuela?

La idea nace en España asociada a la Institución Libre de Enseñanza que renace en los años ochenta como un fenómeno de transformación centrado en las necesidades de los niños. Tiene que ver con ese concepto de educar para la vida. Este modelo permite conectar con esa España vaciada y los centros de educación rurales que podrían plantearse como Bosque-Escuela con una metodología fundamentada en lo cercano y en la posibilidad de recorrer el espacio.

¿Se ha incluido en este Plan a la España Vaciada?

En la presentación de la nueva estrategia de Educación Ambiental que se quiere implementar en los próximos seis meses, uno de los ejes clarísimos es el medio rural. Hay que entender que lo rural es lo que nos da de comer. Una de las cuestiones primordiales es poner en valor a aquellas personas que nos dan de comer. 

¿Qué puede hacer una maestra o un maestro en su aula para contribuir a frenar el cambio climático y transformar la sociedad?

Técnicamente lo podríamos llamar “lost raider”, aunque a mi me gusta usar el término “pesado climático”. Cada vez que vayamos a una reunión, a un claustro, a un curso, hay que pedir salidas a la naturaleza, que se hagan cursos con educadores ambientales, hablar a los niños de cambio climático y, en las reuniones con los padres y madres, contar que has hecho una apuesta por hablar del cambio climático. El currículum permite hablar de cambio climático, lo que hay que hacer es buscar las estrategias para hablar de ello. Hay que convencer a compañeras y compañeros del claustro para que todo el mundo hable en sus aulas de cambio climático, convertirnos en “pesados climáticos”. Os envío este texto para ponerlo en mi perfil, pero ruego que se cite a Raquel Ochoa que lo he hecho con ella. 

Fotos. Daniel Rodrigo-Cano

 

 

Entrevista Daniel Rodrigo-Cano