martes. 19.03.2024
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Carlos Taibo considera que el cambio climático y la caída de las materias primas nos lleva a una nueva forma de fascismo para preservar para una minoría los recursos mundiales.

El ecofascismo es una apuesta en virtud de la cual algunos de los estamentos dirigentes del globo –conscientes de los efectos del cambio climático, del agotamiento de las materias primas energéticas y del asentamiento de un sinfín de crisis paralelas– habrían puesto manos a la tarea de preservar para una minoría selecta recursos visiblemente escasos. Y a la de marginar, en la versión más suave, y exterminar, en la más dura, a lo que se entiende que serían poblaciones sobrantes en un planeta que habría roto visiblemente sus límites.

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En esa perspectiva, el ecofascismo no sería un proyecto negacionista vinculado con marginales circuitos de la extrema derecha, sino que surgiría, antes bien, en el seno de los principales poderes políticos y económicos. Aunque tendría como núcleo principal a las elites occidentales, a ellas podrían sumarse otras radicadas en espacios geográficos diversos.

El ecofascismo hundiría sus raíces, por lo demás, en muchas de las manifestaciones del colonialismo y el imperialismo de siempre, que en adelante tanto podrían apostar por el exterminio, ya sugerido, de quienes se estima que sobran como servirse de poblaciones enteras en un régimen de explotación que recordaría a la esclavitud de hace bien poco. En más de un sentido el ecofascismo sería, en fin, una forma de colapso.

Carlos Taibo ha sido durante treinta años profesor de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Madrid. Entre sus libros se cuentan Colapso (2016), Ante el colapso (2019) y Decrecimiento: una propuesta razonada (2021).

Ecofascismo, de Carlos Taibo