jueves. 18.04.2024
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A pesar de que la conexión con la naturaleza ha estado tradicionalmente unida a la cultura surf, debido en parte a sus orígenes hawaianos, la cruda realidad es que muchos surfistas no son conscientes del peso que supone su disfrute de las olas sobre el medio ambiente.

Se estima que un surfista medio produce alrededor de 10 toneladas de CO2 al año solamente surfeando, según Tomas Schultz. Es decir, la huella de carbono de un surfista sería un 50% superior a la de un ciudadano medio. Este hecho se puede achacar a los viajes de larga distancia que una gran parte de los dedicados al deporte realizan en su tiempo libre, sin tener en cuenta a los deportistas profesionales. Estos vuelos pueden llegar a suponer unas cinco toneladas de CO2 (la mitad de la huella de carbono de un ciudadano medio).

Pero aún limitándonos a surfear localmente, evitando así recorrer grandes distancias, el problema estaría lejos de solucionarse. Los materiales de los que se hacen las tablas son parte del problema, ya que tanto la fibra de vidrio como las resinas usadas son difíciles de gestionar por el medioambiente, a diferencia de las tablas de materiales como secuoya, cedro o balsa, que al llegar al final de su vida útil, su descomposición es fácilmente asimilable por el entorno. SurfScience estima que anualmente la producción de tablas de surf genera una media de 220.000 toneladas de CO2. Una tabla corta de resina de poliéster de 6’1 genera una huella de carbono de 181 Kg de CO2, un longboard de epoxi de 9’1 hasta 454 Kg de CO2.

Fuente SurfScience

En cuanto a los neoprenos, éstos se fabrican a partir de fuentes no renovables de energía, como el petróleo o la caliza (Desing Cycle, 2014). Para producir el neopreno hay que llevar a cabo una polimerización del cloropreno. A su vez, para obtener el coloropreno, hace falta butadieno, que se extrae del petróleo. Los propios orígenes del butadieno ya implican un gran coste para el medioambiente: el crudo tiene que extraerse, transportarse y tratarse químicamente para separar los diferentes componetes. Una segunda forma de hacer trajes de neopreno es dimerizando un compuesto llamado acetileno, que se obtiene de la roca caliza. La caliza tampoco es infinita, se estima que hay suficiente para los próximos 3000 años si no se acelera su explotación. Su extracción sin embargo conlleva prácticas de minería y calentamiento a temperaturas por encima de los 1900 ºC con posterior tratamiento químico.

Existen otra serie de parámetros como las cremas solares y la oxibenzona, de las que ya os hablamos en este artículo en su momento, dado que éstas y otras sustancias constituyen la mayor amenaza para los arrecifes de coral.

El capitalismo global se encuentra bien representado en la escena surf, y por eso es hoy en día mas preciso que nunca tomar una posición que se aleje del consumismo innecesario de bienes o energía. La única manera de que las generaciones futuras puedan seguir disfrutando de la práctica del surf es que quede un océano para su disfrute.

Desde Sal&Roca os animamos a informaros sobre alternativas ecológicas más radicales en el mundo del surf, desde trajes a base de caucho reciclado como es el caso de Patagonia, tablas de surf de madera de balsa como las de los cántabros Kun Tiqi o cualquier otra alternativa que permita que usemos objetos duraderos, sostenibles y de calidad.

 

¿Qué es la Huella de carbono ? Es la medida del impacto que provocan las actividades del ser humano en el medio ambiente, tanto por nuestras actividades del día a día como el ciclo de vida de los objetos que usamos (desde la obtención de materias primas hasta su venta) y se determina según la cantidad de emisiones de Gases de Efecto Invernadero producidos, medidos en unidades de dióxido de carbono equivalente. (Fuente)

 

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