miércoles. 24.04.2024

bomba-atomica‘La bomba atómica española. La energía nuclear en la Transición’ es un estudio histórico sobre el proyecto del Centro de Investigación Nuclear II (CIN) que la Junta de Energía Nuclear comenzó a construir en Matas de Lubia (Soria) en 1976. Según la documentación oficial el Centro iba a dedicarse a investigación avanzada sobre reactores rápidos (FBR), reprocesado de combustible irradiado, fabricación de isótopos y fusión nuclear. A comienzos de los ochenta, el proyecto abortó y las instalaciones construidas se aprovecharon para el Centro de Investigación de Energías Renovables (CEDER), actualmente en funcionamiento.

Algunas de las once instalaciones previstas en el CIN II podían tener aplicación armamentística, puesto que iban a producir uranio enriquecido y plutonio suficiente como para sustentar un arsenal nuclear. Por otro lado, se trataba de atender las necesidades del gigantesco parque de centrales nucleares entonces en construcción o previstas (hasta 24 con 39 reactores), especialmente en lo tocante al reprocesamiento del combustible utilizado. Así pues, el CIN II hubiera sido el eslabón de cierre del ciclo energético nuclear y a la vez conector de este con el ámbito militar.

El asunto es complejo y debe ser contextualizado en planos diferentes. Primero, en sus aspectos técnicos, viendo la vinculación entre los distintos elementos del ciclo atómico y las proyecciones que se hacían en los setenta sobre nuevas tecnologías (FBR, fusión) y sobre el retratamiento del material fisible usado en las centrales. En segundo lugar, hay que ver cómo el CIN II encajaba en los Planes energéticos de la época, que se volcaban en la perspectiva del “todo eléctrico, todo nuclear”, con unas previsiones de futuro desmesuradas que ignoraban los efectos de la crisis y los problemas de todo tipo inherentes a la energía nuclear. Ese sería el aspecto económico, de política energética más concretamente, donde se analiza el carácter altamente especulativo del negocio energético y la clásica conducta depredadora del oligopolio eléctrico español.

La vertiente armamentista del CIN II lleva a abordar otro tipo de cuestiones, más bien políticas

La vertiente armamentista del CIN II lleva a abordar otro tipo de cuestiones, más bien políticas. Hay que ver en primer lugar el contexto de Segunda Guerra fría en que se inscribe (presidencias de Carter y Reagan), con el aumento de la tensión internacional y la proliferación vertical y horizontal, por un lado, y los intentos de frenar esta, por otro. Por fin, hay que evaluar el CIN II como elemento de apoyo a una política exterior y de defensa distinta por parte de los gobiernos de Suárez, dado que la relación bilateral con EEUU no satisfacía las necesidades españolas, sobre todo respecto de Marruecos y el Mediterráneo. Se buscaba un papel internacional más autónomo, aunque sin renunciar al anclaje occidental. La opción de nuclearizar España era coherente con esa perspectiva, así como la muy problemática situación política de los años finales del franquismo, el aislamiento internacional y el retraso en el ingreso en la CEE y en la OTAN.

Pero los efectos de la crisis económica y las presiones de EE.UU. y de los organismos occidentales dieron al traste con el proyecto del CIN II, que se reconvirtió hacia las energías alternativas (CEDER) ya en los años ochenta. En ese resultado también incidió la lucha de un movimiento ecologista y antinuclear entonces incipiente; un aspecto que también se aborda en esta obra. El ingreso en el OIEA y en la OTAN y la firma del TNPAN colocan a España en un esquema de defensa y de política exterior distinto.


Cazarabet conversa con Luis Castro:

Cazarabet | Luis, ¿por qué le dedicas un libro de investigación a la energía nuclear en España yendo más allá de la energía y mirando y fijándote en “la bomba atómica” que supone para España?

castroLuis Castro | Guardaba documentación de aquella época (1976-1981) así como notas y artículos míos denunciando el proyecto de la Junta de Energía Nuclear (JEN) en Cubo de la Solana (Soria). Con la perspectiva del tiempo y algo más de información –entonces oculta– me pareció interesante estudiar un asunto poco conocido: el proyecto de fabricación de armamento atómico, relacionado con la tecnología del reprocesado de uranio y los reactores rápidos (aunque la central de Vandellós I también era susceptible de uso militar). Esas eran dos de las once instalaciones que se iban a instalar en el Centro de Investigación Nuclear II (CIN II o CINSO), que finalmente fue reconvertido y orientado hacia la investigación en energías alternativas.

El oscurantismo en aquella época rodeaba a todo lo relacionado con la energía nuclear, los proyectos de bombas y de todo aquello que se desprende de los residuos atómicos y su gestión.

El oscurantismo no solo afecta a la Transición: es resultado del problemático acceso a los archivos de sobre temas o épocas conflictivos

En efecto, por definición este tipo de cosas tratan de moverse en el oscurantismo oficial: la JEN solo reconoció las finalidades energéticas del Centro de Investigación Nuclear II. La postura oficial siempre fue: España tiene capacidad tecnológica para fabricar la bomba, pero no lo ha decidido. Sin embargo, una vez que España aceptó la supervisión de todas sus instalaciones nucleares por el OIEA (1981) y firmó el tratado de no proliferación (1987) es más difícil ese oscurantismo, como en cualquier otro país.

En todo caso, el oscurantismo no solo afecta a la Transición: es resultado del problemático acceso a los archivos de sobre temas o épocas conflictivos, desde la Guerra civil en adelante. Algo que complica el trabajo de los investigadores de la historia reciente de España. Por ejemplo, 25 años después aun no es accesible el expediente del consejo de guerra del 23-F,  ni las comunicaciones telefónicas entre el Congreso y el exterior en esa fecha, etc., por lo que la versión que tenemos de ese episodio es solo parcial.

¿Cuántos desmanes, abusos con el territorio y con las poblaciones se están haciendo con la excusa de que todos podamos tener el suficiente suministro eléctrico para cubrir nuestras necesidades?

Es evidente que del recurso abusivo a las energías fósiles, ya sea para motores de combustión o para generar potencia eléctrica, se derivan problemas medioambientales de extrema gravedad. También hace mucho tiempo que se denuncian los puntos negros derivados de la energía nuclear: residuos de muy larga duración, contaminación, riesgos de accidente y proliferación… No me voy a extender porque todos conocemos este tipo de problemas.

Creo que la magnitud de tales necesidades se infla hasta desmanes increíbles. Se ha creado una burbuja energética aberrante, lo que les da a las empresas privadas para hacer caja de una manera que no solo no es ética, es que roza lo delictivo. Vivimos sometidos a la dictadura de las impresoras que generan energía…

El desbarajuste tarifario que se arrastra desde la época de Rato y Aznar no solo ha dado un saldo de beneficios privados desorbitado, sino queha bloqueado el desarrollo de las energías alternativas

Estoy de acuerdo. Las opciones energéticas se hallan controladas por un sistema oligopolístico mundial que condiciona y limita las opciones de política energética de los gobiernos. En España hace mucho tiempo que son las eléctricas las que dominan un mercado cautivo e imponen las grandes líneas a unos gobiernos subsidiarios. El desbarajuste tarifario que se arrastra desde la época de Rato y Aznar (cuando se estableció el llamado “déficit tarifario”) no solo ha dado un saldo de beneficios privados desorbitado, sino que de paso ha bloqueado o retrasado el desarrollo de las energías alternativas. Y para colmo resulta que los consumidores aún seguimos “endeudados” con las eléctricas.

En mi libro expongo el episodio del pelotazo especulativo del programa de centrales nucleares de los años setenta, que previó 39 reactores dispersos por toda la Península. La construcción de estas centrales generó grandes beneficios para las constructoras y suministradoras de equipo que dependían de la banca y del oligopolio eléctrico, a su vez muy relacionados entre sí mediante consejeros y directivos comunes y en conexión con el capital norteamericano (Westinghouse, General Electric, Eximbank). El gobierno socialista de Felipe González debió luego frenar ese descomunal programa, pero la factura derivada de la moratoria nuclear la hemos pagado los consumidores hasta octubre del año pasado. Un bonito ejemplo de “ganancias privadas, costes colectivos”.

Los partidos políticos en sus posicionamientos y propuestas durante la transición española, ¿qué programas, hojas de ruta presentaron? ¿Cuáles apostaron sí o sí por esta forma de proporcionar electricidad?

Lo nuclear se presentaba como la única alternativa supuestamente “no contaminante” ante los combustibles fósiles

En la Transición, todos los grandes partidos eran partidarios, con matices, de la energía nuclear. Esta se veía como un factor de modernidad y algo imprescindible para atender el incremento del consumo energético derivado de la industrialización y del consumismo. Incluso el PCE, donde la dirección (Eugenio Triana, el propio Carrillo) se manifestaba en ese sentido, mientras que los militantes de base como yo participábamos en movilizaciones antinucleares. Una contradicción entre tantas que luego derivó en la crisis del partido. Lo nuclear se presentaba –aún hoy– como la única alternativa supuestamente “no contaminante” ante los combustibles fósiles. Todo el mundo hablaba de la necesidad de implantar energías alternativas y moderar el consumo, pero en la práctica no se tomaban medidas. Es más: durante los años siguientes a la crisis del petróleo de 1973 ni siquiera se repercutieron las alzas del crudo en los precios de los carburantes.

 ¿Cuándo una central nuclear se convierte en una “verdadera bomba”?

Un reactor se convierte en “verdadera bomba” en caso de accidente catastrófico que afecte a su núcleo. En esa situación se produce algo similar a una explosión atómica: una reacción en cadena incontrolada que produce una enorme onda expansiva, calor y radioactividad. (Más a largo plazo, si la explosión es múltiple, podría producirse el “invierno nuclear” por la alteración de los flujos atmosféricos y de la radiación solar en todo el Planeta). Los sistemas de seguridad, que han mejorado mucho en el sector, de ningún modo alejan totalmente ese peligro, como se ha visto en Chénobyl, Fukushima y otros lugares.

 ¿Y cuándo se piensa en establecer posibles programas para bomba atómica? ¿En base a qué o a quién se puede sustentar que la “seguridad de un Estado está en el desarrollo de armamento nuclear?

La idea de basar la seguridad en el armamento atómico es característica de la mentalidad de la Guerra fría

En España, al parecer los primeros estudios se hicieron en los años sesenta (doy alguna referencia en el libro), bajo los auspicios de Carrero, Muñoz Grandes y, probablemente, el propio Franco. La idea de basar la seguridad en el armamento atómico es característica de la mentalidad de la Guerra fría, en la que las élites militares y políticas consideraban que un país no tenía peso internacional si carecía de una fuerza de “disuasión” atómica. Las grandes potencias, sobre todo EE.UU., pronto vieron el inmenso peligro de que se generalizara el armamento atómico (proliferación horizontal) y por tanto aumentara la probabilidad de una guerra nuclear, que podría ser la última de la historia humana. (Recuérdese que en los años sesenta se alcanzan los niveles de “destrucción mutua asegurada” y de overkill). Por otro lado, la generalización de la bomba erosionaría su hegemonía mundial.

De ahí que trataron de mantener el status quo, aún hoy vigente: seguimos teniendo armas nucleares, pero las controlamos nosotros, a través el OIEA, el Tratado de no proliferación y el espionaje. La mentalidad de Guerra fría que acompaña a la dinámica de bloques parece que resurge en los últimos años, con la OTAN penetrando en países del glacis ruso y estimulando la agresividad y el autoritarismo del régimen de Putin.

bomba

Se dice, en base a algunos informes de la CIA, que la dictadura de Franco sí que hizo, en los setenta, por hacerse con una bomba atómica ¿qué nos podes decir?

Es precisamente la cosa más importante que documento en el libro. Conocemos un informe de la CIA de 1974, desclasificado años después, donde señala a España en esa senda. Y hay otros de distintas fuentes anteriores y posteriores. El proyecto de la bomba hubiera ido más allá de las meras intenciones si se hubiera concluido el CIN II en Soria. Este se empezó a construir en 1977, pero en 1981 se reconvirtió en lo que hoy es: el Centro de investigación de energías renovables (CEDER). Ese cambio fue fruto del giro atlantista en política exterior (Calvo Sotelo) y de las presiones de EE.UU., que quería impedir la proliferación a toda costa.

Dentro del Franquismo y de la transición, ¿quiénes eran los partidarios y quienes los detractores de conseguir armamento nuclear?

Los más partidarios eran ciertos mandos militares franquistas, que pensaban que disponer de un arsenal nuclear táctico sería muy útil ante posibles conflictos en el norte de África y en Marruecos

Los más partidarios eran ciertos mandos militares franquistas, que pensaban que disponer de un arsenal nuclear táctico sería muy útil ante posibles conflictos en el norte de África y en Marruecos. También les daría una mayor capacidad de negociación ante EE.UU., cuyas bases militares nunca fueron garantía de defensa para España. Además, en los años sesenta se empezó a comprar armamento y aviones modernos a Francia, que podrían proporcionar vectores para ojivas nucleares. Como hemos dicho, estos temas fueron siempre secretos y, ya en la Transición, no eran asuntos que salieran a la luz, excepto esporádicas manifestaciones favorables, como las de los ministros Areilza y Franco Iribarnegaray en 1976.

 ¿Hacía falta  aquí, a tu parecer, en el Estado Español poner centrales nucleares?

En el movimiento ecologista pensábamos que era posible un diseño energético alternativo basado en las renovables

En el movimiento ecologista (que comenzó entonces en España) pensábamos que era posible un diseño energético alternativo basado en las renovables. Teníamos también una mentalidad crítica con el consumismo, quizá un poco ingenua a la vista de la poderosísima influencia que estaba ejerciendo en una España que empezaba a zambullirse en la civilización del automóvil, las autopistas y las viviendas urbanas con todo tipo de electrodomésticos. En definitiva, creíamos que la opción del “todo eléctrico, todo nuclear” era algo impuesto por los oligopolios. Ni ellos ni las administraciones se tomaron entonces en serio la investigación de energías alternativas.

Es mucho el peligro, son muchos los efectos colaterales…, ¿por qué entonces hay países que han apostado tanto por ella cuando hay otras maneras  de obtener energía de manera muchísimo más limpia?

Años atrás, que un país optase por la nuclearización energética tenía bastante que ver con sus derivaciones armamentísticas, según esa mentalidad de Guerra fría a que hemos aludido. Todavía hoy está vigente esa creencia, como vemos en los casos de Irán o Corea del Norte (o los propios EE.UU., donde hace poco se ha vuelto a poner en funcionamiento el megabúnker de defensa estratégica en Colorado, que se había cerrado al final de la Guerra fría). Es una opción también en sintonía con un sistema económico donde predominan las grandes empresas (y por tanto se ve mal el autoconsumo y la independencia energética) y una manera de generar dependencia, gobernar y lavar el cerebro a la ciudadanía, basando la política interior y exterior en el miedo al otro bloque y al enemigo interno.

 ¿Las empresas ganan más con la energía nuclear?

Las empresas energéticas ganan en cualquier caso, especialmente en países como España, donde el mercado, como hemos dicho, se halla cautivo y repartido entre unas pocas empresas que, además, imponen sus criterios a los gobiernos. En el libro damos datos del enorme volumen de beneficios que generó la construcción del parque de centrales nucleares en los años setenta. Por otra parte, esas grandes empresas han tenido una expansión exterior muy grande, tanto en la C.E. como en Latinoamérica, actuando en los distintos subsectores energéticos y en otros.

 ¿Y la administración, el Estado, por qué toma decisiones en las que prima cualquier cosa antes que la seguridad o la economía del ciudadano de a pie, por no decir ya el apostar por métodos de energía en los que el impacto sobre el medio o el territorio no sean tan abrasivos?

Las eléctricas, muy relacionadas con el sistema bancario español y con otros sectores, son seguramente el corazón del sistema capitalista español

Las eléctricas, muy relacionadas con el sistema bancario español y con otros sectores, son seguramente el corazón del sistema capitalista español. Uno de los primeros ministros de industria de Franco, Suanzes, planteó su nacionalización, pero las empresas tuvieron más capacidad de presión sobre Franco y lo impidieron. Quiero decir que eran y siguen siendo un centro de poder muy grande, que hoy acentúan con el vergonzoso fenómeno de las “puertas giratorias”. Sin embargo, me parece muy esperanzador que algunas fuerzas de izquierda vuelvan a plantear la idea de la nacionalización o, como mínimo, de una intervención estatal mucho mayor que la que hoy existe en ese sector (y en otros, la banca en particular).

 ¿En quién está el negocio de la energía nuclear en España?

En las empresas eléctricas más grandes: Iberdrola, Gas Natural Fenosa y Endesa. HC-Energía de Portugal también participa en la de Trillo. El Estado asimismo actúa como agente clave en el sector a través de ENUSA y ENRESA, empresas públicas que se encargan de fabricar combustible y de gestionar los residuos radioactivos.

¿Desde la transición a nuestros días se ha descuidado el mantenimiento de las centrales nucleares que, poco a poco, fueron proliferando por el Estado?

En teoría las instalaciones nucleares deben estar vigiladas y mantenidas adecuadamente para evitar problemas o accidentes. Tanto la antigua Junta de Energía Nuclear como el posterior Consejo de Seguridad Nuclear tenían, tienen, como principal misión esa supervisión, que se refiere no solo a las centrales energéticas, sino a todos los elementos del ciclo nuclear, desde las minas de uranio hasta los depósitos de residuos de baja, media y alta radiactividad. Además, el OIEA debe hacer un seguimiento de todas las instalaciones nucleares de los países miembros, tanto para garantizar las condiciones de seguridad como para evitar que las instalaciones nucleares tengan usos no civiles.

Iberdrola está presionando para la reapertura de Garoña con el apoyo del PP

Dicho eso, es evidente que nunca se garantizará al 100% esa seguridad, entre otras cosas porque depende de factores imponderables (por ejemplo, actualmente preocupa mucho que el terrorismo pueda actuar en este sector). Y es una irresponsabilidad pretender alargar indefinidamente la vida útil de las centrales. Por ejemplo, la central de Garoña (Burgos) ha estado funcionando 42 años, siendo así que en el momento de su construcción se decía que las centrales de esa época no durarían más de 25. Pero Iberdrola, que la amortizó hace ya mucho tiempo, está presionando para su reapertura, con el apoyo del PP.

Por nuestro territorio, somos parte de la OTAN, pasan y descansan armamentos sucios cargados atómicamente, biológicamente…

Eso es el resultado de las condiciones en que se han negociado los acuerdos bilaterales con EE.UU., que contemplan esa posibilidad para casos de crisis, que se han dado más de una vez. Es también un incumplimiento de las condiciones de ingreso en la OTAN que planteó el famoso referéndum de 1986.

 ¿Cómo analizarías el proceso de oposición ciudadana?

En el libro destino un capítulo a la oposición antinuclear y a los inicios del movimiento ecologista en España. Prácticamente en los lugares de España en que se plantearon instalaciones nucleares se originaron movimientos ciudadanos muy activos, frecuentemente respaldados por los ayuntamientos y por partidos de izquierda. Ello fue un factor de freno y en muchos casos de descarte de proyectos potencialmente nocivos para el medio ambiente, no solo instalaciones nucleares (minas de uranio, cementerios radiactivos), sino también campos de tiro, bases militares, grandes embalses, etc. Precisamente en Soria tuvo lugar la constitución de la Coordinadora Antinuclear Estatal y por allí anduvieron apoyando pioneros del movimiento ecologista como Pedro Costa, Mario Gaviria, Ladislao Martínez, Benigno Varillas…


Luis Castro Berrojo es profesor de Geografía e Historia e investigador. Activista antinuclear y pacifista. Autor de Capital de la Cruzada Burgos durante la Guerra civil (Ed. Crítica); Héroes y caídos. Políticas de la memoria en la España contemporánea (Los Libros de la Catarata); y La canción de los últimos tiempos (Premio "Ciudad de Irún" de ensayo en castellano, 1992).

"En la Transición, todas las fuerzas políticas eran partidarias de la energía nuclear"