viernes. 29.03.2024
PHOTO-ce56257e425333f283eb310b52d3b902-1419007894-72

Cuando se cumple un año de la tragedia de Charlie Hebdo, en la que ocho periodistas fueron asesinados, en París, Reporteros Sin Fronteras (RSF) publica ‘La Yihad contra los periodistas’, un informe sobre la guerra de grupos armados islamistas como Estado Islámico (Daesh), Al-Qaeda, Al-Shabaab y Boko Haram contra los trabajadores de los medios de comunicación.

El informe examina los orígenes del odio de estos grupos hacia los periodistas; las ideologías totalitarias y sistemas que insisten en que los informadores deben someterse o morir; las maquinarias de propaganda de su extremista y violenta versión del Islam, y su estrategia para conquistar las mentes mediante la erradicación de las noticias y la información elaboradas de forma independiente.

fotonoticia_20160104095317_1280

El documento comienza con la lista negra de 11 periodistas, caricaturistas e intelectuales que la "revista" Inspire de Al-Qaeda publicó en la primavera de 2013. Junto a Ayaan Hirsi Ali y Salman Rushdie, figuraba Stéphane Charbonnier, el dibujante también conocido como Charb y director de Charlie Hebdo, una de las víctimas del atentado. El número 14 de Inspire, en el verano de 2015, describía la masacre como el "11 de septiembre francés " y advertía a Charlie Hebdo de que "si volvía (a publicar), nosotros también volveremos."

"El yihadismo se ha posicionado en la actualidad, junto a los más terribles dictadores, entre los peores depredadores de la libertad de prensa del mundo", afirma el secretario general de Reporteros Sin Fronteras, Christophe Deloire.

"Como demostró la masacre de Charlie Hebdo, estamos entrando en un período en el que esta amenaza está cada vez más globalizada. No será posible proteger a los periodistas - y por extensión a todos los pueblos del mundo-, a menos que haya un esfuerzo supremo por oponerse a las ideologías del odio, que a menudo tienen el apoyo estatal. Preservar la libertad y la independencia de los medios es un claro e importante desafío para el futuro de la Humanidad".

dormir-a-200-metros-del-estado-islamico

RSF revela los "11 mandamientos" para los periodistas, decretados por Daesh en la provincia siria de Deir Ezzor, en octubre de 2014. El primero es jurar lealtad al califa. Otro prohíbe a los periodistas trabajar para canales de televisión que "combatan a los países islámicos". Los periodistas no pueden publicar ningún artículo sin antes consultar a la "oficina de prensa". En caso de incumplimiento de la normativa, "el periodista se convierte en responsable".

A los periodistas que cubren de forma objetiva las actividades del Daesh se les considera "soldados enemigos" y "objetivos a los que apresar". Algunos especialistas ven en esta política hacia los medios de comunicación la implementación de las ideas aparecidas en un panfleto yihadista de 2007, titulado ‘La gestión de la barbarie’. Atribuido a un tal Abu Bakr Naji y considerado como el ‘Mi lucha’ islamista, está lleno de referencias a los medios de comunicación, pero siempre en el contexto de una "guerra de la información."

Su política hacia los medios de comunicación tiene dos vertientes. Una de ellas es la propaganda, lo que incluye sofisticados vídeos con travellings producidos por las "brigadas mediáticas" de cámaras profesionales a los que se les paga hasta siete veces más que a los soldados de a pie, y a los que en ocasiones se les asignan vehículos de trabajo. La otra consiste en las detenciones, secuestros, ejecuciones sumarias y asesinatos.

Entre sus víctimas se cuenta el reportero gráfico iraquí Jala'a Adnan Al-Abadi. Había huido de de Raqqa, ciudad controlada por Daesh, pero decidió volver, a pesar de que no tenía dinero, porque pensó que tenía el deber de cubrir el trato que se le estaba dando a la población civil. Dicho trato incluye crucifixiones, decapitaciones y torturas. Fue detenido poco después de su regreso y llevado a un centro de reclusión en el que, al parecer, fue ejecutado de inmediato. Naji Jerf, un realizador de documentales al que RSF estaba ayudando, se encontró con un destino similar. Fue asesinado en Gaziantep, en el sur de Turquía, el 27 de diciembre de 2015, cuando se disponía a viajar a Francia con su familia.

Mientras tanto, los periodistas que sólo hacen su trabajo a veces se ven acusados por los gobiernos de difundir propaganda extremista. Con el argumento de la lucha antiterrorista, en Siria, Somalia, Egipto y Malí se presentan cargos contra periodistas por complicidad con los terroristas, defensa de sus acciones o incluso espiar para ellos, entre otras acusaciones.

Éste fue el caso de Simon Ateba, periodista camerunés acusado de espiar para Boko Haram porque fue al campamento de refugiados nigerianos de Minawao,en el norte de Camerún, para contar las condiciones de vida allí. Igual le ha ocurrido a Can Dündar, director del periódico turco Cumhuriyet, que está detenido, desde noviembre de 2015, por publicar pruebas del envío de armas desde Turquía al norte de Siria.

‘La Yihad contra los periodistas’, un año después de la masacre de Charlie Hebdo