jueves. 28.03.2024
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"No hay duda de que estamos ante un caso de uso empobrecido del español", comentaba Víctor García de la Concha en la presentación del estudio 'El español en el mundo'

Hace unos días nos recordaban el dato atroz de nuestra lengua: cada vez más habitantes en el mundo hablan el español pero cada vez lo hablamos peor. El Instituto Cervantes calcula que 470 millones son capaces de entablar conversación en el idioma de Cervantes.

Paralelamente a esta buena nueva, nos informan de que su crecimiento en cantidad no lo hace de la misma manera en calidad. Se achaca parte de la culpa a las 'redes sociales? Quizás sean las nuevas formas de comunicarnos, las prisas, la falta de atención, ¿poco interés en escribir de forma correcta?

Hemos pasado de 14 millones de estudiantes de castellano en los años 80 a 21 millones actualmente. Y es una tendencia al alza. "No hay duda de que estamos ante un caso de uso empobrecido del español", comentaba Víctor García de la Concha en la presentación del estudio 'El español en el mundo'.

El análisis ahora se centra en saber el porqué de esta decrepitud de la calidad de nuestro forma de expresarnos, la escasez de vocabulario, el desánimo a la hora de escribir correctamente o la ausencia de capacidad crítica a la hora de recibir mensajes muy pobres lingüísticamente, que ya aceptamos con total naturalidad, aunque sea con desagrado. 

Posiblemente no se trate del método a la hora de estudiar Literatura, sino más en su aplicación en el día a día.

Quizás sea el momento de poner en valor el papel de la docencia en este área, la importancia de profesores formados adecuadamente en la investigación y en la divulgación de la gramática, en inculcar el hábito de la lectura de los clásicos y no tan clásicos, sabiendo que ninguno de ellos están en 'whatsapp' ni el chat de facebook. 

Y, ante todo, cuestionarnos ¿qué valor le dan los jóvenes al correcto uso del lenguaje? ¿Consideran su importancia en su desarrollo profesional, en la imagen que proyectan de sí mismos con lo que escriben, en la mediocre capacidad de expresarse adecuadamente? ¿Realmente podemos culpar a las redes sociales de un problema extendido o son solamente un canal que hacen de espejo de lo que está ocurriendo?

¿Y si nos esforzamos a partir de ahora en escribir mejor a ver qué ocurre? Probemos.

¿Y si profesionalizamos el estudio de la lengua española?