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Por desgracia día a día nos despertamos con la noticia de la muerte de una mujer asesinada de manera cruel, insensata y absurda por parte de su marido, compañero, ex pareja, novio e incluso conocido que se había obsesionado con ella. Es decir, nos despertamos con una realidad: la sociedad solo reacciona cuando el problema le sacude muy cerca de ella y la verdadera realidad es que el patriarcado no solo está inmerso en nuestra sociedad, sino que va aumentando cada vez más, con más violencia y con el ego más subido, convirtiéndose en un patriarcado alfa cruel, despiadado, cargado de odio y que no admite que la mujer pueda estar a la misma altura, para así demostrar el patriarcado su superioridad. Y lo peor de todo esto es, que la violencia patriarcal: esta, sí, y no la llegada de migrantes a España, señores del PP y Vox, produce un efecto de llamada. Pues el patriarcado violento cada vez se siente más fuerte e incluso más protegido, por un lado, por una parte de la justicia cargada de irracionalidad, falta de empate y leyes que no defienden a la mujer que creen más al hombre y su poder patriarcal.
El problema es que esa violencia patriarcal lleva consigo muchas veces: violencia vicaria con el asesinato de menores, víctimas inocentes, con el fin de hacer un cruel daño moral a la madre y después el violento asesino se suicida, cuando en realidad este acto no es un arrepentimiento sino una cobardía y en el fondo una chulería y egocentrismo absurdo y cruel, pues lo que pretende, con su suicidio, no es pedir perdón, sino como he dicho anteriormente, hacer daño y que se hable de él. En pocas palabras una violencia patriarcal ególatra y falaz demostración de que la sociedad está permitiendo: la superioridad del hombre sobre la mujer.
Es violencia patriarcal cuando no se acepta la paridad en las instituciones, en la política, en cargos de responsabilidad, en el deporte...
Cuando hablo de violencia patriarcal, desde mi punto de vista, hablo también de maltrato, que, aunque no acabe en asesinato, hace que el patriarcado se sienta superior a la mujer. Es violencia patriarcal cuando no se acepta la paridad en las instituciones, en la política, en cargos de responsabilidad, en el deporte, en los sueldos a igual trabajo, en no reconocer las aportaciones que las mujeres han hecho en el mundo de las ciencias, las letras, la pintura, en las artes audiovisuales y teatrales. En resumen, que aunque no lo consideremos así, cuando humillamos, cuando denigramos, cuando nos creemos superiores a la mujer, incluso cuando “piropeamos” solo para demostrar el macho alfa que llevamos dentro, estamos violentando y por tanto realizando una clara violencia patriarcal.
Es triste observar cómo intentamos disculpar con falaces argumentaciones lo que en realidad se trata de una violencia patriarcal, es decir sentirse superior a la mujer. Por eso la sociedad debe cambiar en su educación y cultura, considerando que existen géneros y que uno no puede ser superior al otro y menos que el patriarcado es el que debe marcar el camino a seguir y menos cuando ese patriarcado para mantenerse utiliza como estrategia la violencia continua.
La igualdad de géneros debe ser necesaria y prioritaria en todas las instituciones y gobiernos y con ello la paridad y el respeto al otro. Por ello la ortodoxia y sectarismo de algunos centros segregando por sexos, las religiones que no permiten la igualdad, la disparidad de sueldo y reconocimiento entre el hombre y la mujer en muchos trabajos, el que hoy todavía existan catálogos que distingan por colores los juguetes para niños y niñas, el que en algunas charlas, fotos de conferencias y actos se demuestre que en las mesas y plataformas solo aparezcan hombres, hay que erradicarlas, y luchar para que cada día la discriminación de la mujer sea menor y no aceptar lo que en realidad parece deducirse: un patriarcado irracional cargado de falaces argumentaciones y que utiliza para su mantenimiento la violencia patriarcal.
La igualdad de géneros debe ser necesaria y prioritaria en todas las instituciones y gobiernos
Por último, me gustaría indicar que no todos los hombres pertenecen y son referentes de la violencia patriarcal y del patriarcado. Pero sí es cierto, que por desgracia en España y en muchos países existen hombres y por desgracia mujeres que defienden con su silencio, e incluso con su consentimiento esa violencia patriarcal intentando cambiarla por violencia intrafamiliar y que defienden el patriarcado y las nefastas actuaciones de supremacía de este con argumentaciones falaces y apoyados por una parte de la justicia que emplea la subjetividad en la interpretación de leyes que luchan contra el patriarcado y buscan la igualdad de géneros.