jueves. 18.04.2024
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Foto: Turismo Marruecos

Fez es una ciudad muy recomendable para visitarla pues es una de las que conserva un sabor antiguo y que te hace estar alerta continuamente por su colorido, sus sorpresas, sus olotes y sabores. Es una ciudad que les recomiendo visitar es imprescindible en su visita a Marruecos.

Fez es una ciudad muy segura y los fesís como la inmensa mayoría de los musulmanes, son amables, hospitalarios y siempre dispuestos a echar una mano al visitante.

¿Me acompaña a visitarla?


La cortiduría Chouwara

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Cuando entréis se os proporcionarán una rama de hierbabuena. No la tiréis, porque se convertirá en vuestra aliada durante este tiempo. Subiendo hasta la cuarta planta y pasando por una serie de pasillos estrechos se accede a la terraza.

Veréis un espectáculo que se os quedará marcado en la retina de por vida. Sentiréis escalofríos por las condiciones en que trabajan esas personas y os fascinará el espectáculo que supone y la sensación de haber viajado en el tiempo.

Tendréis delante un grupo de cubetas enormes, agrupadas como si de un panel de abejas se tratara, en las que veréis a trabajadores semidesnudos, trabajando con la piel frotándola y enjuagándola.

Podréis distinguir las cubetas en dos grupos: las que su interior es blanquecino, y las que es de colores. Podréis apreciar pieles arremolinadas alrededor de entradas en torno al perímetro de la plaza, así como algunas tendidas en las terrazas que lo rodean.

Cada parte descrita corresponde a una parte del proceso, sistema que prácticamente se conserva como en la antigüedad y que suele heredarse de padres a hijos.

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La primera parte tiene lugar a la hora de obtener las pieles. Éstas pertenecen a animales que, una vez sacrificados, despellejados y puestos en remojo, se limpian superficialmente. A continuación, se le aplican grandes cantidades de sal gorda y se dejan en tejados, para que así pierda gran parte del exceso de agua que se le ha añadido previamente. Una vez terminado todo este proceso, un carromato las recoja y las lleve directamente a la plaza de los curtidores.

La segunda parte, consistirá en introducir las pieles en las cubas de color blanco. Este proceso tiene dos fines: por un lado, terminar de eliminar todo aquello que no es piel propiamente y por otro, darle firmeza. Para ello, será necesario sumergirlo en un líquido, dentro de la cuba, compuesto por una mezcla de cal, excrementos de paloma, cenizas y orines de vaca. Esta es la principal razón del fuerte olor que se desprende de la plaza.

A continuación, se repasarán las pieles, retirando todo aquel resto de carne o pelo que todavía quede adherido (proceso que se produce en el interior de las puertas donde se apilan).

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En ese momento habrá terminado el proceso de “limpieza” de la piel y el siguiente paso consistirá en darle propiedades adicionales, como suavidad y color. Para ello, se sumergirá en las otras cubas, en las que se utilizan materiales como pasta de higo y aceites para darle suavidad y curtirlas, y tintes naturales para proporcionarles color.

Por último, tendrá lugar el proceso de secado, que se produce en los tejados de alrededor de la plaza. Una vez que las pieles se encuentren coloreadas y secas, los artesanos las retirarán para transformarlas y elaborar los productos de piel que se vendan al público.

Se trata de un proceso que no deja indiferente a nadie. El trabajo con las pieles se realiza mediante palos y a mano, sentándose o apoyándose el curtidor en el borde de la tinaja, en la parte superior. Sin embargo, hay veces que las pieles se precipitan al fondo, por lo que para manejarlas y trabajarlas es necesario, literalmente, introducirse dentro de la cubeta, incluso en la primera fase.


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La Madrassa de Bou Inania 

Al contrario de lo que ocurre con la mayoría de los edificios religiosos islámicos marroquíes, la madrasa está también abierta a los no-musulmanes

Considerada uno de los mejores ejemplos de arquitectura merínida se construyó entre los años1351 y 1357. ​ Es la única madrasa en Fez que tiene un minarete, ​ su finalidad es ser una escuela, pero también funcionaba como mezquita los viernes. El nombre proviene de su fundador, el sultán merínida Abu Inan Faris.

La madrasa fue la última construida por los merínidos. El sultán Abu Inan Faris realizó su fundación siguiendo el consejo de líderes religiosos de Cairuán. La madrasa se convirtió en una de las instituciones religiosas más importantes de Fez y de Marruecos. Obtuvo el título de “Gran Mezquita”.

Fue renovada en el siglo XVIII y durante el reinado de Sulaymán de Marruecos 1792.1822 que era miembro de la dinastía alauí, fueron reconstruidas varias partes de la madrasa. Se sometió a la restauración de la estructura en el siglo XX, estuco, madera y decoraciones.

Tiene varias lonjas adjuntas destinadas a su financiación, así como abundantes letrinas a lo largo de la fachada principal, que da testimonio de su naturaleza pública. Con sus bibliotecas se encuentra relacionada con la célebre universidad de Qarawiyyin.

Las madrasas meriníes contribuyeron a que el Magreb y especialmente en Fez se convirtieran en un centro intelectual de prestigio. Al contrario de lo que ocurre con la mayoría de los edificios religiosos islámicos marroquíes, la madrasa está también abierta a los no-musulmanes.

La madrasa se encuentra en un barrio que hace la conexión entre las partes más antiguas de Fez con las construcciones merínidas posteriores.

La planta es irregular, debido al terreno donde se sitúa, pero se respetó una cierta simetría; se presenta reminiscencias de iwanes que surgieron en el lejano Irán y se usan en el Egipto mameluco en el momento de la construcción de la madrasa.

La entrada principal da acceso a un gran patio central con suelo de mármol, que se abren en los lados izquierdo y derecho, salas más pequeñas, diseñadas para clases y cubiertas con bóvedas de madera.

En el lado opuesto de la entrada principal se encuentra la entrada de la ablución, donde los fieles se lavan los pies, las manos y la cara antes de las oraciones. En el patio se encuentra una sala de oración compuesta de dos naves paralelas a la Quibla.

Tiene un único mihrab que sobresale de la pared y cuatro columnas de onix que se cubren con dos bóvedas de madera. En el piso superior, alrededor del complejo principal se encuentran las celdas de los estudiantes, accesibles desde el vestíbulo de la entrada a través de corredores estrechos.

Al igual que en todos los edificios meriníes, la decoración es particularmente rica y fina en el patio y el resto de la planta baja. Tiene la característica de transposición realizada por meriníes de materiales y técnicas utilizados en los palacios de la dinastía nazarí de Granada para un contexto religioso.

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Las paredes del patio están completamente cubiertas con baldosas, madera tallada y paneles de yeso tallado

A pesar de esta semejanza de los modelos granadinos, la delicadeza extrema, la abundancia de decoraciones y su propio contexto religioso son los principios de la arquitectura merínida. ​

Se emplearon principalmente tres materiales: estuco, con el que se trabajaban los mocárabes que decoraban los arcos y nichos; madera tallada con motivos de estrellas complejos o para formar una cornisa imponente; y los azulejos en los zócalos de paredes.

Las paredes del patio están completamente cubiertas con baldosas, madera tallada y paneles de yeso tallado. El patio está separado de los pasillos con arcos que dan acceso a la vivienda de los estudiantes a través de pantallas de celosías que tiene forma de cuadrículas finamente talladas en madera.

Esta suntuosa ornamentación contrasta con la austeridad espartana de los alojamientos de los estudiantes, algo que es común a todas las madrasas merínidas. La riqueza ornamental del patio se explica por ser el espacio más público en el interior del edificio y donde sería más visible para todos, la generosidad de su fundador y mecenas.

Como la generalidad de las madrasas de Fez, a lo largo del tiempo la Bou Inania sirvió para otras funciones, además de su papel principal de institución de enseñanza, especialmente como local donde se realizaban ceremonias oficiales y de mezquita del barrio donde se sitúa.

Tenían actividades de apoyo social y mantenía albergues, función que a veces era cumplida por la propia madrasa y por waqf mediante donaciones de propiedades y cuyos ingresos se utilizaron para financiar y mantener la madrasa y las lonjas.


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La Madrasa Al Attarine

Los murales de azulejos tienen espectaculares decoraciones caligráficas, que forman la palabra Alá

Se encuentra justo al lado del mercado de especias y perfumes y fue construida en 1325 por el Abu Yaqub Osman II. Las madrasas eran escuelas religiosas que se encontraban junto a las mezquitas y se utilizaron para difundir las enseñanzas sunnitas durante el imperio de los meriníes, entre los años 1244 a 1465. La Medersa de Attarine se destaca especialmente y es considerada, después de la Inania Bou, la más impresionante de las universidades medievales musulmanas.

Destaca su patio rectangular. La fuente central es alimentada directamente con el agua de un arroyo subterráneo. Los murales de azulejos tienen espectaculares decoraciones caligráficas, que forman la palabra Alá, a partir de un cuadrado verde de 2 cm de lado rodeado de azulejos blancos.

Las curvas de la caligrafía se van mezclando hasta formar una obra de arte en sí misma; la técnica utilizada es la conocida como “taqshir” que consiste en pulir parte del esmalte brillante del azulejo para crear letras u otros motivos decorativos.

La Medersa de Attarine fue el primer lugar en el que se utilizó esta técnica fuera del azulejo vidriado negro, y junto con el Azulejo Alá hay otras piezas de este magnífico arte. Otro motivo de admiración son las tallas en estuco y madera. Muchos vienen a ver esta madrasa buscando inspiración en estas tallas decorativas.

Se encuentra justo enfrente de la Mezquita Kairouine y una de las mejores vistas de ésta es precisamente desde el techo de la madrasa Attarine,

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Actualmente, la madrasa se encuentra totalmente restaurada después de un trabajo de cuatro años y se puede disfrutar de todo su interior: las inusuales columnas de base cuadrada en las galerías del primer piso, las columnas de ónix negro que flanquean el mihrab delicadamente tallado, la araña de bronce que cuelga del techo abovedado a su vez recubierto de madera de cedro tallada, las ventas con vidrios de Iraq verdes y oro.

Para completar la restauración algunos elementos originales debieron ser sustituidos ya que las maderas originales tienen más de 700 años de antigüedad, pero los resultados son sorprendentes.


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La Mezquita Al Karaquine

Esta mezquita servía para hacer discusiones religiosas y políticas y a través de las décadas, la educación fue creciendo

La mezquita fue fundada en el año de 859 por Fátima Al-Fihri, que era la hija de Mohammed Al-Fihri, un mercader muy rico de esa época. Alberga la universidad más antigua del mundo. Sus estudios principales son los religiosos. Cuenta con una biblioteca que conserva más de treinta mil obras, siendo la mayoría libros únicos.

La familia de este hombre era parte de un grupo de inmigrantes que decidieron trasladarse de la población de Kairouan en Túnez hasta Fez en Marruecos a principios del siglo IX. Después de la muerte de su padre, Fátima y su hermana recibieron una gran cantidad de dinero, y la mujer decidió crear una mezquita para la comunidad que tanto amaba.

Esta mezquita servía para hacer discusiones religiosas y políticas y a través de las décadas, la educación fue creciendo. El rey Mohammed V introdujo otras materias como física, química, matemáticas e idiomas extranjeros en el año 1957. En la actualidad, casi todas las materias imaginables se enseñan allí, manteniendo su fama de la cuna de la educación.

La mezquita como la ves hoy difiere mucho de cómo fue construida, porque a través de las diferentes dinastías ha sido remodelada y ampliada, hasta que consiguió el reconocimiento de ser el templo de este tipo más grande del Norte de África. En su interior puedes ver varias cantidades de arcos que recuerdan las construcciones de la nobleza, así como tallados en madera, mosaicos, pinturas y patios que añaden un toque extra de belleza a esta edificación.


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Museo Nejarine

El edificio donde se alberga el museo fue calificado patrimonio de la humanidad de la UNESCO en el año 1916

Está en el barrio Nejjarine ocupado durante siglos por los carpinteros de Fez. Se abre en la parte inferior de la plaza del mismo nombre, a través de una puerta en una fachada excepcional por su tamaño.

La planta baja está decorada con moucharabiehs y las galerías divididas en células para poder alojar a los animales. Arriba, los huéspedes se alojan en habitaciones.

El edificio se remonta, según los historiadores al siglo XVIII y ha sido completamente restaurado por la Fundación Karim Lamrani. Ahora alberga el Museo de Artes y Oficios de madera. La instalación del museo en este hermoso monumento histórico, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO en el año 1916, se hizo con respecto al tipo de edificio y a sus características arquitectónicas.

El museo expone las herramientas de la madera y colecciones de carpintería y mueble, antigua y contemporánea. La exposición, temática, se extiende más de tres pisos del edificio. Sucesivamente analiza los tres temas principales conocidos en la mano de obra y el uso de la madera en Marruecos: la madera doméstica, madera arquitectónica y litúrgica madera.

La terraza, con su sala de té ofrece a los visitantes, el tiempo para un descanso, la oportunidad de beber mientras admira una vista panorámica de la medina de Fez.


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Mausoleo de Mulay Idris II

Es un lugar de peregrinación y lugar donde se celebran numerosas ceremonias civiles

Cinco siglos después de la muerte de Mulay Idriss II en el año 1308, se encontró un cuerpo en perfecto estado que se atribuyó al santo patrón, por lo que la zona se transformó en un lugar sagrado, llamado Zauia.

Mulay Idriss II fue el hijo del fundador de la dinastía Idrisida que reinó en Marruecos a principios del siglo IX y fundó por segunda vez la ciudad de Fez. El mausoleo está localizado en la Place de Marche Verte. Comenzó su construcción en el año 1717 y finalizó la misma en el año 1824, convirtiéndose en el lugar más sagrado de la medina.

La puerta principal está formada por tres arcos por los cuales se accede a la sal de la oración, cubierta de alfombras multicolores: en el centro existe una fuente para realizar las abluciones.

El mausoleo forma parte de un conjunto arquitectónico compuesto por la casa que se supone fue la residencia de Mulay Idriss, la mezquita al Asraf, la fuente y la casa del wudú que era el lugar para hacer las abluciones. El conjunto es conocido como ah-haram que constituía un lugar donde los musulmanes donde podían encontrar refugio y asilo.

Se encuentra abierto las veinticuatro horas y siempre está disponible para los musulmanes que se acercan para así obtener su bendición.

Las calles que rodean el mausoleo constituyen el conocido distrito sagrado, que se encuentra delimitado por barras de madera situadas en las calles que servían para evitar que los cristianos y los judíos y los burros entraran en este lugar.

Es un lugar de peregrinación y lugar donde se celebran numerosas ceremonias civiles. Se considera que visitar su mausoleo es beneficioso especialmente para los niños antes de ser circuncidados y para las mujeres para facilitar el parto. Algunos también peregrinan para pedir la fecundidad y otros con la esperanza de que les resuelva sus problemas.


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Los Zocos

Uno de los lugares imprescindibles de esta parte de la ciudad es Talaa Kebira, una antigua escuela coránica del siglo XIV que es toda una clase de arte islámico

Fes-el-Bali (Fez la vieja) es una ciudad especial para Marruecos: por su historia es una de las tres medinas imperiales del país. Pasear por sus zocos es algo tan especial que tardará tiempo en olvidarlo pues en ellos podrá entender el mundo musulmán.

La mayoría de los viajeros se internan en la maraña a través de Bab Boujelud (La Puerta Azul). Detrás de la muralla, una plaza abierta, en la que se puede ver el minarete de la cercana Madrassa de Bou Inania causa la falsa sensación de trama ordenada y despejada. Basta con dar unos pasos para darse cuenta de la realidad del urbanismo medieval islámico en el que encontrar alguna calle que no gire en un ángulo inverosímil es una quimera.

Del lado izquierdo de la plazoleta arranca Taala Kebira (la gran cuesta) que comunica Bab Boujelud con la zona baja pasando por los principales zocos de la ciudad. Es la arteria más transitada y está cuajada de restaurantes, riads y baños públicos. Escapadas a derecha e izquierda permiten recorrer el corazón de la medina sin temor a perderse o a encuentros indeseables.

Uno de los lugares imprescindibles de esta parte de la ciudad es Talaa Kebira, una antigua escuela coránica del siglo XIV que es toda una clase de arte islámico. Azulejos, yeserías y madera forman un conjunto de enorme belleza que nos traslada, de inmediato, a los antiguos palacios andalusíes. Este edificio es uno de los pocos lugares religiosos que pueden ser visitados por no musulmanes.

Los zocos de Fez forman parte del misterioso encanto que nos encontramos por sus enrevesadas callejuelas agrupas en diferentes gremios, convirtiéndose en un auténtico laberinto.

A lo largo de toda la ciudad se pueden encontrar infinidad de zocos especializados en la venta de diferentes productos. Veamos algunos:

El zoco de la Henna. Desde hace varios siglos este zoco se establece como el mercado de artículos cosméticos y productos farmacéuticos tradicionales. El producto estrella de los puestos es el que da nombre al zoco, la henna, muy apreciada por las mujeres marroquíes para colorear manos y pelo.

Zoco Attarine. Antiguamente especializado en tiendas de ultramarinos y productos farmacéuticos, sin embargo, ya ha perdido parte de sus tiendas. A pesar de esto, continúa siendo uno de los más populares gracias a la variedad de productos y especias que se pueden encontrar en sus tiendas.

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Zoco Nejjarine. Está situado junto al museo de arte y artesanía de la madera. Está compuesto por artesanos carpinteros que se esmeran en rematar sus últimas obras.

Zoco Sekkatine. El nombre le proviene de su especialización en la producción y venta de equipamientos para caballos y mulas.

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Zoco Bellagine. Estaba ocupado por los artesanos que fabrican cerraduras de madera y los zapatos de madera que llevaban los fesíes durante la ´época de lluvias.

Zoco Chemainne. Se trataba de un centro de producción y venta de velas, pero hoy en día está centrado en la venta de frutas secas.

Fotos: Fez.net

Fez, el sabor musulmán