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NUEVATRIBUNA.ES - 11.2.2010

El ejemplo más reciente lo tenemos en el responsable de pastoral obrera de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y obispo de Ciudad Real, Antonio Algora, que califica de "indecente" e "injustificado" que los diputados tengan determinados privilegios, como puede ser su sistema de pensiones. En una entrevista en el semanario Vida Nueva, el prelado afirma que "la existencia de privilegios injustificados hace que haya personas en situación de privilegio vital frente a otras, y que esas personas, además, pertenezcan a instituciones cuyo fin primario debe ser servir a las personas, humilla, sin duda, a las otras en situaciones más precarias".

El obispo hace un repaso de la situación política y económica y constata que "los bancos ya tienen beneficios y las grandes empresas han recuperado sus cotizaciones en Bolsa, pero los trabajadores, especialmente los más pobres, siguen atenazados por la angustia". "La banca ha ganado 6.000 millones de euros y muchas pequeñas empresas y familias se han hundido por falta de crédito". A los sindicatos les pide que "pongan a la persona en el centro de la economía y del trabajo" y a los trabajadores, "capacidad y esfuerzo para recobrar valores básicos para humanizar la existencia". "La honradez y la austeridad son dos de ellos" -asegura- y sobre la postura de la Iglesia ante esta situación, dice que debe «denunciar la negación de la vida humana".

Las declaraciones de monseñor, para quien el estado del bienestar "puede tener los días contados en su concepción económica" y la crisis es la "del sistema y los valores", han provocado reacciones que le recomiendan que sea un poco más comedido y evite soliviantar a la ciudadanía contra la clase política, sobre todo porque pertenece a una institución que se beneficia de un trato preferente del Estado a través del Concordato.

Pero no es la primera vez que el obispo Antonio Algora salta a las páginas de los medios por alguna declaración polémica. En febrero de 2006, por ejemplo, llegó a comparar al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, con el sanguinario emperador romano Calígula por permitir los matrimonios homosexuales. En una entrevista publicada por el periódico El Día de Ciudad Real, decía: "Si Zapatero vuelve a ser el Calígula de la época del siglo II, allá él. Sin duda alguna, la gente tendrá que aprender quién era Calígula y las costumbres que impuso en Roma, así de sencillo". Monseñor Algora, por otra parte, aseguraba que en la Iglesia siempre ha habido homosexuales. Unos fieles a los que -decía- "seguimos queriendo".

Más recientemente, en enero pasado, el obispo utilizó en una carta pastoral el tema de una canción de David Civera para denunciar que la televisión manipula a los niños. "Que la detengan", decía que le venía a la mente al ver la trayectoria anterior y los derroteros que sigue la televisión en España. En la carta, titulada "¡Que la detengan, es una mentirosa, malvada y peligrosa!", afirmaba que "no hay derecho a la manipulación que se está haciendo de los niños y niñas con series y fotonovelas que, por lo que sé, enganchan a padres e hijos educándolos en los peores sentimientos: en el rencor, en la venganza, o en la temprana aventura amorosa".

Y, por cierto, también se mostraba molesto por la repercusión mediática de los casos sobre abusos a menores protagonizados por miembros de la Iglesia que se han ido conociendo en los últimos años. Concretamente, criticaba a "la presión mediática y la cultura bufa" que, en su opinión, insiste en que la Iglesia "le come el coco a los niños o, cuando no, se abren telediarios, como si fueran noticia de hoy, con abusos cometidos por eclesiásticos en el pasado en América o Irlanda".

Un obispo sermonea contra los "privilegios" de los políticos