miércoles. 24.04.2024

Un cementerio para resucitar a los pequeños pueblos olvidados

AGNESE MARRA
En una semana las candidaturas para albergar un cementerio nuclear han subido como la espuma. ¿Cuáles son estas localidades? Salvo Yebra y Ascó, el resto son poblaciones abandonadas, con apenas un centenar de habitantes y sin ninguna infraestructura. Forman parte de los 3.000 pueblos olvidados de España, que piden a gritos ayuda.
NUEVATRIBUNA.ES - 29.01.2010

Este viernes se cierra el plazo para presentar la candidatura a albergar un cementerio nuclear. Si en un primer momento parecía que la propuesta no iba a tener mucho éxito, en la última semana se ha demostrado todo lo contrario. A medida que se sucedían los días nuevos pueblos votaban en sus ayuntamientos animados por la posibilidad de tener una nueva ‘fábrica’ en sus paisajes.

Gran parte del entusiasmo se explica por las suculentas cifras que ofrece la empresa nuclear ENRESA: seis millones de euros anualmente al municipio que albergue el ATC y otros tantos a la comarca correspondiente.

Según el ministerio de Industria se han interesado alrededor de 100 municipios, pero hasta el momento sólo seis han presentado su candidatura de forma oficial. De ellos tres se ubican en la provincia de Castilla y León, dos de Castilla La Mancha y una en Cataluña.

La lucha por albergar un ATC (Almacén Temporal Centralizado) no sólo ha reabierto el debate sobre las consecuencias ecológicas y sanitarias de la energía nuclear, sino que ha sacado a la luz un problema que afecta a España desde hace más de medio siglo: la despoblación de los pequeños municipios.

CUESTIÓN DE “VIDA O MUERTE”

Cuatro de las candidaturas son municipios cuya población no supera los 500 habitantes. Parajes solitarios, abandonados, con una media de edad de 55 años, sin apenas infraestructuras, donde en algún momento la agricultura dio dinero, pero ahora viven ahogados entre deudas y dosis de soledad.

No es casualidad que tres de los municipios que se presentan estén ubicados en Castilla y León, uno de las regiones más despobladas de España. Torrubia de Soria fue el tercer pueblo en apuntarse a esta carrera nuclear. “La idea de solicitar esta instalación partió esta misma semana de un vecino del pueblo que ya tenía la documentación de Industria para solicitar estas instalaciones”, explicó su alcaldesa, María Ángeles Delso. La edil aseguró que “todo había empezado como una broma”, pero ante la alegría de los vecinos decidieron seguir adelante.

En Torrubia de Soria están censados 80 habitantes, pero en invierno sólo viven 10 personas, las mismas que asistieron al consejo en el que se aprobó la candidatura: 25 votos a favor y 11 en contra.

Este pequeño pueblo se ubica 37 kilómetros de la capital soriana, en la comarca de Somontano del Moncayo, y presumen de ser la localidad donde naciera Casta, la esposa del poeta Gustavo Adolfo Bécquer.

Tienen la esperanza de ser elegidos aunque no reúnen las características ideales, ya que en su término municipal se ubica un LIC (Lugar de Importancia Comunitaria) y es zona de especial protección de aves.

Sus competidores castellano-leoneses son dos pequeñas poblaciones que por su proximidad (municipios colindantes) han decidido presentar una candidatura conjunta. Son Melgar de Arriba y Santervás de Campos. Su objetivo es el mismo y lo expresan con auténtica desesperación: “Es la única salida para que nuestros pueblos sigan vivos” señalan ambos ediles.

Santervás de Campos fue el primero en tomar la decisión. Horas después Melgar de Arriba se unía a su candidatura. “Compartir las mismas características sísmicas, de terreno y de población hace que tengamos más posibilidades de tener un ATC en Tierra de Campos”, decía el alcalde de Melgar de Arriba, refiriéndose a una zona en la que se ubican ambas localidades.

Ambos municipios reúnen poco más de 200 habitantes. La despoblación y el abandono son los problemas con los que luchan desde hace más de tres décadas. En Melgar de Arriba están censados 137 habitantes, pero habitualmente viven 60 personas. “La razón principal de nuestra candidatura es la de resucitar la zona y no exclusivamente la repercusión del dinero”, decía su alcalde, Óscar Fernández. La posibilidad de nuevos puestos de trabajo (se calcula que el ATC podría necesitar a 300 trabajadores) supone algo de esperanza para conseguir un relevo generacional en la zona.

El Ayuntamiento de Santervás de Campo sólo cuenta con cinco concejales, todos ellos del PP. Su acalde, Santiago Baeza, lleva cuatro legislaturas al frente de la corporación y está convencido de que la ubicación de un ATC en la zona atraería recursos y población. En estos momentos tienen 140 vecinos censados, pero apenas habitan 80. La localidad cuenta con dos núcleos de población, Zorita, con media docena de vecinos, y Villacreces, abandonado hace años. Tan sólo viven cuatro niños, tres de ellos hijos del alcalde. Cuenta con consultorio médico, un bar, una fábrica de deshidratados de forraje que da trabajo a una docena de personas de la comarca, y el suministro de víveres lo proporcionan vendedores de municipios de los alrededores. Su edil se juega todas las cartas con el cementerio nuclear: “Para nuestras poblaciones es una cuestión de vida o muerte”.

Con poco más de 450 habitantes, Villar de Cañas (Cuenca) se perfila como otro de los candidatos. Sus expectativas son las mismas que las de sus competidores, volver a generar posibilidades en una comarca muy deprimida. El alcalde de este municipio, José María Saiz Lozano, gobernado por el PP, es más explícito que los otros ediles: “El dinero que ofrecen es muy goloso y podremos crear muchos puesto de trabajo”.

El pueblo tiene doce casas y sólo una habitada, que pertenece a la dueña de la tienda de ultramarinos. También disponen de una farmacia, dos tiendas de alimentación y una panadería. Villar de Cañas vive de la agricultura y, en menor medida, de la construcción. La falta de trabajo hace que de 463 habitantes censados apenas 300 vivan en el lugar.

Castilla –La Mancha no ampara la candidatura de esta localidad. Pero el alcalde dice que no quiere saber de política: “Yo no vivo de la política, yo soy herrero, mis concejales son albañiles, escayolistas o jubilados, y no vivimos de la política, vivimos de nuestro pueblo y no queremos que muera”, explicó el edil ante la decena de periodistas que por primera vez se fijaban en esta pequeña población.

Las candidaturas de Zarra (Valencia), Yebra (Guadalajara) y Ascó (Tarragona) son las que tienen más posibilidades para llevarse el ‘tesoro’ tan preciado. A pesar de que Zarra también tiene una escasa población (545 habitantes), cuenta con la ventaja de tener a escasos kilómetros la central nuclear de Cofrentes, en la que trabajan algunos de sus vecinos. Sin embargo su candidatura pilló por sorpresa a los habitantes de Zarra.

En un pleno ordinario, por sorpresa y mediante una moción de urgencia, el alcalde independiente Juan José Rubio (detenido en 2008 por delitos urbanísticos) aprobó la candidatura con sólo cuatro votos favorables: el del edil y sus tres concejales que, tras ser expulsados del PSPV en la pasada legislatura, pasaron al partido independiente que gobierna el municipio. Un edil del PP votó en contra y la otra se abstuvo.

Torrubia de Soria, Melgar de Arriba, Santervás de Campo, Villar de Cañas e incluso Zarra son el ejemplo de un problema sobre el que no se suele poner el foco. La desesperación por albergar un cementerio nuclear (y el dinero que supone) muestra las necesidades que tienen miles de municipios españoles, donde la crisis económica agudiza aún más sus carencias.

DESPOBLACIÓN: UN PROBLEMA SILENCIADO

En España hay un total de 3.000 pueblos completamente abandonados. Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), señalan que 6.300 municipios españoles tienen menos de 2.000 habitantes, lo que proporcionalmente supone que el 80% del territorio esté habitado por el 20% de la población.

La desproporcionada distribución se hace más patente en las dos comunidades castellanas, donde la densidad demográfica de muchas comarcas apenas supera los 20 habitantes/km2, frente a los 87 de la media nacional. En este sentido no es de extrañar que tres de los candidatos sean de Castilla y León y uno de Castilla- La Mancha.

El entusiasmo de estas localidades probablemente dure poco. A pesar de que el Ministerio de Industria deja la posibilidad de que cualquiera se presente, los que tienen más puntos son Yebra y Ascó. La empresa de residuos radiactivo, ENRESA, ya ha mostrado su interés por la localidad ubicada en Guadalajara. A su vez, Ascó y su central nuclear también se presenta como una perfecta candidata. Su alcalde, Rafael Vidal, no se ha cansado de repetir sus argumentos favoritos: “Nuestros vecinos están muy acostumbrados a la energía nuclear y nos han dado todo el apoyo”.

El Ministerio prevé anunciar el emplazamiento definitivo del cementerio nuclear a finales de primavera o principios del verano, es decir, finales de junio o principios de julio. En cualquier caso, según la orden ministerial y las intenciones del Ejecutivo, la lista provisional para acoger el ATC se publicará “antes de un mes” y el listado definitivo de admitidos y excluidos “podría estar en torno a finales de febrero o principios de marzo”.

Lo que se mantendrá pasado este periodo es la precaria situación de las pequeñas localidades españolas que han dado una voz de alarma mostrando su deseo de aferrarse a una subvención a cambio de cualquier cosa, pudiendo o no, poner sus vidas en peligro. Este cementerio nuclear debería servir al menos para que volvamos a mirar a estos municipios semiabandonados que piden a gritos una ayuda.

Un cementerio para resucitar a los pequeños pueblos olvidados