martes. 23.04.2024

tinder2Elsa Soro | Las fotos de las vacaciones de verano constituyen, sin duda, un evergreen que en los últimos años ha ido proliferando, aún más si cabe, en las diferentes redes sociales existentes. Los iconos turísticos siguen, así, circulando y transitando desde los ya casi desusados Albums de fotos de Facebook, hasta las Historias de Instagram, pasando por las fotos de perfiles de las dating apps, donde comparten protagonismo con mascotas y todo tipo de objetos y escenarios relacionados con el

ocio y la aventura.

Los iconos turísticos son aquellos indicadores –markers– tal como los define Dean MacCannel en The Tourist, de obligada visita según las guías turísticas. Hoy en día, sin embargo, son cuestionados por los internautas en comunidades de viajes. Así, a modo de ejemplo, es posible encontrar comentarios del tipo: “Il nulla a pagamento” (la nada de pago), en la web Trip Advisor, tal como relata Marco D’Eramo en su libro Il Selfie del Mondo sobre el Coliseo romano.

Guste o no guste el monumento, fotografiarse delante de ellos sigue siendo una práctica que no sólo testifica la presencia del turista en el destino, sino que, además, marca la existencia misma de un usuario en redes sociales y comunidades virtuales.

Esto parece especialmente significativo en el caso de las dating app, donde el retrato (o el autorretrato) de perfil se encuentra necesariamente expuesto a la mirada atenta del otro y donde, por lo tanto, se busca exhibir la mejor versión de uno mismo. No es casual que el icono turístico, como ya se ha adelantado, sea un elemento crucial de esta puesta en escena de la deseabilidad.

Auschwitz aparece como fondo de una foto de perfil de un usuario que posa delante del célebre rail que lleva a la puerta de ingreso al Campo

Durante el visionado de más de 500 perfiles de usuarios y usuarias de Tinder en el marco de una investigación etnográfica en curso, llevada a cabo por quien escribe junto a dos otros investigadores del Grupo de Investigación IDITUR, Ostelea, se ha observado el peso cuantitativo de importantes y reconocibles iconos turísticos en las fotos de perfiles de Tinder; elementos como la Torre Eiffel, el Machu Picchu, las playas de Phuket, Time Square y… Auschwitz.

Sorprendentemente, el lugar símbolo de la Shoah aparece como fondo de una foto de perfil de un usuario que posa delante del célebre rail que lleva a la puerta de ingreso al Campo. Por otra parte, más 1,5 millones de personas visitan cada año Auschwitz-Birkenau y la magnitud del fenómeno turístico ligado a las trágicas memorias del exterminio nazi ha llevado, entre otros, al historiador inglés Tim Cole, a denunciar en Selling the Holocaust. From Auschwitz to Schinder, la domesticación del trauma a consecuencia del business turístico que puede suponer el Holocausto.

No se trata aquí de discutir las razones, de diferente naturaleza, que pueden haber llevado a elegir Auschwitz como fondo de una foto de perfil para conocer a alguien o ligar, ni de comentar las implicaciones éticas lo que podría ser una evidente trivialización de la memoria histórica.

Se podría, en cambio, partir del caso para realizar una aproximación a un análisis crítico de cómo, en la Era del Turismo, este fenómeno se ha convertido en un importante marco analítico de diferentes prácticas y representaciones sociales ancladas en territorios físicos y mediáticos tan dispares. A través de estas intersecciones, y en estos espacios intersticiales, se producen resemantizaciones tanto de las prácticas en cuestión, como de la identidad de los lugares.  El campo de la intimidad y de los afectos no está exento de continuas renegociaciones y entrelazamiento entres cuerpos, espacios, formas de vida y de consumo. Las imágenes -y los imaginarios- resultantes, siguen entrando y saliendo de un mercado a otro -de un campo a otro- y, al cruce entre ellos, conducen las huellas de dichas concatenaciones semánticas, tal vez traumáticas, algo que dice mucho al respecto a la perdida de sentido de dicotomías rígidas -turística/no-turística- como claves de lecturas de fenómenos sociales tan complejos.

He estado allí: espacios íntimos, recuerdos de verano, memorias y lugares turísticos se fusionan, así, con la espera de una mirada deseosa, de un swipe right y del próximo viaje.


Elsa Soro | Semióloga especializada en turismo e investigadora IDITUR-Ostelea

“He estado allí”: la foto turística en Tinder