sábado. 20.04.2024

¿Qué te llevó a emigrar a España? ¿Por qué a España?

Las causas son la búsqueda de mejores perspectivas de vida y futuro, tanto desde el punto de vista económico como el social sin obviar el político.  

España era el destino por la cercanía geográfica, por la situación política (transición) y por los contactos personales y otros que tenía con las organizaciones políticas, sociales y sindicales del país.

Obviamente, esta elección habrá que situarla en los contextos políticos y sociales tanto de Marruecos como de España. Estamos hablando de mediados de los años 80 del siglo pasado.

¿Qué necesidades de apoyo y acogida hubieras necesitado a tu llegada? ¿Tuviste alguna experiencia negativa al principio relacionada con tu situación?

Las dificultades al que se enfrenta cualquier inmigrante en el país de destino son varias, particularmente los inmigrantes de primera generación como es mi caso. La situación de irregularidad administrativa quizás es la más ardua por su trascendencia a la hora de gozar de los escasos derechos que te consiente, sobre todo para encontrar  trabajo, y para eludir el acecho policial.

Relata brevemente el suceso que te ha resultado más desagradable de tu estancia aquí y el que te ha afectado más positivamente en relación con tu acogida/rechazo en este país.

En cuanto a lo más desagradable, quizás el rechazo subliminal que afecta a los inmigrantes en general y a los marroquíes en particular. También la instrumentalización demagógica del hecho migratorio por parte de ciertos grupos políticos y medios de comunicación.  El racismo institucional y legal es una asignatura que impide el acceso a la ciudadanía en igualdad de condiciones. La discriminación por el origen de procedencia entre colectivos de extranjeros es una medida contraproducente que aviva los conflictos entre los propios colectivos de por sí perjudicados.  

Lo más positivo, son la gente de a pié en general. Los  españoles  tienen un concepto de la solidaridad bastante avanzado y lo digo desde el convencimiento y la experiencia propia, sin embargo hay que estar atentos a la actitud de ciertos grupos políticos reaccionarios y medios de comunicación afines  que explotan el filón de la inmigración para conseguir réditos electorales a costa de la convivencia y el respeto mutuo.

¿Crees que ha sido una decisión acertada emigrar? ¿Y el hacerlo viniendo a España?

A pesar de que la inmigración es un derecho y un factor  ligado a la propia condición del ser humano, tampoco se puede considerar como un hecho corriente o baladí. Uno se ve obligado a salir y otros a huir para buscar mejores perspectivas de futuro. En todos los casos nunca deja de ser un acto de ruptura  y de desarraigo que te obliga a estar en una continua búsqueda de esa nueva reconstrucción identitaria  que nunca se alcanza sin gravámenes emocionales.

En mi caso, la elección de España fue premeditada viniendo de donde vengo.  Activista político de izquierdas, del Norte de Marruecos, fascinado en su momento por la transición política y tentado por la cercanía geográfica y, cómo no, por el modo de vida en España.

¿En qué aspectos crees que la vida en este país te ha permitido desarrollar más tus posibilidades y en qué otros aspectos las ha limitado?

A mi llegada a España los contextos políticos y sociales, tanto en Marruecos como en España, eran diametralmente distintos. He llegado de un país dónde los llamados años de plomo estaban en su plenitud de vigencia, a un país en plena transición, recién estrenado en la Unión Europea, y dónde el hecho migratorio casi se consideraba como un hecho exótico y deseado.  Obviamente, el acceso al mercado laboral tampoco era  difícil sobre todo en determinados sectores, sin embargo el acceso a la regularización administrativa era meterse en un laberinto de incierto resultado. Consecuencia de ello, cuatro años  me costó conseguir “los papeles”.  

¿Qué oportunidades te ha dado el emigrar a España y qué te ha quitado?  

Emigrar a España, en primer lugar me permitió conocerme a mí mismo. Aguantar cuatro años de indocumentado, saltando de un empleo a otro en condiciones de precariedad y de vulnerabilidad te sitúa ante la disyuntiva “luteana”: camina o revienta. En ella te vez sometido a un examen cotidiano que pone a prueba  tu capacidad de aguante y supervivencia. Muchos aprueban con según qué notas y según qué resultados, sin embargo hay unos cuantos que se quedan por el camino y otros tantos en fondo del mar.

No considero que la emigración me haya quitado nada. Cierto que por razones muy personales me hubiera gustado continuar mi proyecto vital en Marruecos, pero  los deseos son una cosa y las circunstancias son otra. Viendo el panorama con la suficiente distancia no me considero un frustrado.  

¿Un sueño que has conseguido al venir a España y otro al que has renunciado por venir a este país? 

No valoro la vida por los sueños conseguidos, la valoro por los aprendizajes. Encontrar a personas con muchísimos quilates de solidaridad, de bondad, de honradez y compromiso me ha compensado holgadamente,  me ha hecho sentirme un  afortunado, y me ha permitido ser mejor persona capaz de situarse en el lugar del otro, y sobre todo para estar  disponible a aportar mi granito de arena. Es más, ese aprendizaje me ha compensado sobre todos los sinsabores que tuve que “degustar” en mi estancia aquí.

No he renunciado a nada o por lo menos esa es mi convicción. Otra cosa, es que las circunstancias cambian tu orden de prioridades en la vida. En todos los casos ese cambio no afectó  los aspectos básicos sobre los cuales se fundamentan mis principios.

¿Cómo te sientes en España? ¿Qué parte importante de tu vida se ve negada estando aquí?

En España me siento bien, de hecho cuando viajo a Marruecos para estancias relativamente largas, me entra esa morriña hacía mi otra ciudad que es Madrid. Hacía sus barrios, hacía mis lugares preferidos y hacía mis costumbres ibéricas. Mi sueño siempre fue y sigue siendo  hacer lo que hacía Juan Goytisolo: repartir sus estancias entre Madrid, Marrakech y Tánger. En mi caso es Tetuán en vez de Tánger. Pero para eso hay que ser un gran escritor  con mucho talento y enjundia.

¿Cómo ves la sociedad española y la marroquí en estos momentos?

 Pienso que la sociedad española necesita una nueva transición social y política. En su momento dicha transición suscitó mucho interés y entusiasmo, sin embargo en la coyuntura política actual se han visto sus limitaciones y hasta sus carencias. Desde mi punto de vista personal, creo que la sociedad española está bastante más avanzada que ciertas estructuras de poder en el país, lo cual genera  desavenencias que afectan el normal desarrollo de las relaciones y los vínculos entre los diferentes estratos de la sociedad por un lado, y por otro, entre estos y esas estructuras de poder que hacen prevalecer supuestas razones en vez de velar por el bienestar  y la buena convivencia entre los  conciudadanos.  

En cuanto a la sociedad marroquí, pienso que Marruecos, a pesar de ciertos avances políticos  y sociales, todavía está pendiente de una reconversión política y social que le ubique de manera  decidida en la senda de los países que respetan las libertades, la democracia y los derechos humanos sin tapujos ni reservas. Cierto que hubo una apertura política que permitió un atisbo de avances, sin embargo, a la primera de turno, como es el caso durante la pandemia Covid-19, han vuelto a tintinear los sonidos de la censura, la imposición  y la inculpación.

¿Has tenido problemas como inmigrante? ¿Tuviste problemas para llegar?

 La trayectoria de un inmigrante es una carrera de obstáculos permanente que empieza desde el momento que decide emigrar, y que paradójicamente no termina cuando llega a su destino final. Es más, en  ese momento es cuando empieza a afrontar otro tipo de dificultades no menos tormentosos que los primeros.  

Siendo marroquí, por la cercanía geográfica con Europa no damos mucha importancia a la duración “in itineri” del proceso migratorio ni a todos sus costes, sin embargo hay procesos que duran años de recorrido llenos de obstáculos y travesías del desierto. ¡Nunca mejor dicho!    

¿Si pudieras cambiar dos cosas de la sociedad española ¿Qué cambiarías?

Salman Rushdi dijo que el verdadero problema del racismo y la discriminación no son las personas, sino las legislaciones y las instituciones públicas y/o privadas. Un racismo legal e institucional es el que nos sitúa en el flanco débil de la sociedad donde la posibilidad de gozar de tus derechos como persona y ejercer tu ciudadanía en igualdad de condiciones se hace difícil y hasta imposible a veces. Partiendo de esa disyuntiva yo diría que lo que se debe priorizar es la aplicación de una política que pone límites a la utilización demagógica y espuria del hecho migratorio. Eso quiere decir sobre todo, permitir el goce de los plenos derechos en tanto en cuanto como nuevos ciudadanos.

El acervo jurídico español en materia de extranjería es arcaico y obsoleto en relación a la realidad migratoria actual. De la misma manera está desfasado en relación a la legislación comunitaria dado que las transposiciones de directivas, particularmente las relativas a las discriminaciones nunca se han transpuesto con la suficiente diligencia y transparencia  para que se apliquen con meridiana normalidad y se conviertan en sentencias generadoras de derechos y jurisprudencias.   

Por otro lado, es necesario proclamar un reconocimiento público  y rotundo de la aportación de los inmigrantes a la sociedad española en general  desde todos los puntos de vista por parte de las instituciones públicas españolas. Ese reconocimiento debe ser meridianamente claro para contrarrestar los discursos de odio que se promueven desde los reaccionarios  y la extrema derecha.

Las instituciones públicas tienen la obligación de sacudir las actitudes defensivas en materia migratoria y pasar a la ofensiva  con un discurso constructivo sobre dichas aportaciones y los logros económicos y culturales conseguidos gracias a los nuevos ciudadanos, sin complejos ni remordimientos, porque es la verdad y porque es de justicia.   

¿Y de la marroquí?

En Marruecos sabemos cuáles son las lacras que impiden un normal desarrollo social y político del país. En primer lugar la corrupción extendida que lastra el normal avance hacía una sociedad igualitaria.  

En segundo lugar, la desigualdad extrema entre una minoría excesivamente rica y poderosa, y una inmensa mayoría con sus capacidades adquisitivas mermadas a niveles insoportables.

En tercer lugar, los derechos básicos en  la educación,  en la sanidad y en la cobertura social  no están garantizados para todos y todas.

En cuarto lugar, el ejercicio de las libertades individuales y colectivas sigue siendo una asignatura pendiente. Es más, las regresiones en la materia se han hecho más visibles con las sucesivas crisis económicas y víricas.  

¿Cuál ha sido la mayor dificultad a la hora de integrarte en la sociedad española?

Creo que tenemos que aclarar el concepto mismo de la integración.  Hay los que piensan que  es el sometimiento a una cultura hegemónica. Los valores culturales son relativos porque son diferentes y diferenciados. Si esas diferencias se gestionan dentro del respeto y los límites de la tolerancia mutua, los procesos de integración se deberían  hacer en doble sentido para que sean completos y eficaces. Si se hacen unidireccionalmente y por imposición se convierten en opa hostil que  genera desavenencias y  conflictos.

¿Te sientes respetado en tus costumbres o hay aspectos en los que te sientes violentado?

Quizás por mi procedencia geográfica y cultural no he notado un choque cultural propiamente dicho hasta el punto de sentirme violentado, sin embargo esa misma procedencia tiene sus peculiares connotaciones que a lo largo de la historia han ido dejando huellas en nuestra memoria colectiva. La realidad geográfica y los hechos históricos están ahí inamovibles, y lo que hay que hacer es buscar cómo convertirlos en oportunidad en beneficio de los dos pueblos.

¿Te gustaría que tus hijos volvieran a vivir a Marruecos?

No tengo hijos. Soy hijo de familia numerosa, diría numerosísima  si aplicamos los baremos actuales. Mis padres engendraron a 10 hijos, y si algo he aprendido durante mis años  vividos en el seno de mi familia es la solidaridad, el compartir y el apoyo mutuo. La mayoría viven en Marruecos y otros fuera de él. Muchas veces importa más cómo vives que dónde vives. Cada cual viva donde quiere y como puede, esto entra dentro del ejercicio básico de  un derecho fundamental.    

¿Qué le pedirías a la sociedad española en relación con tu cultura?

Lo que preocupa en la actualidad es la utilización demagógica y torticera del hecho migratorio. Más bien, a las fuerzas vivas del país les pediría mayor compromiso con los derechos inalienables de las personas más allá de sus procedencias y de su condición u orientación.  Digo esto porque muchas veces algunos representantes de dichas fuerzas ceden y se inclinan ante los cantos de sirena de los reaccionarios por miedo a perder votos, a perder  una silla o de una legislatura, cuando lo que se está en juego es bastante más valioso que todo eso.   

¿Os juntáis los marroquíes? ¿Sentís la necesidad de hacer bloque? ¿De hablar el idioma materno?

Los que somos de primera generación a menudo sentimos la necesidad de rememorar nuestra salida y nuestra llegada al país de destino, y sobre todo rememorar las distintas etapas por las que se han desarrollado nuestras vidas por esos lindes. No hay que olvidar que no todos hemos tenido la misma suerte, ni todos hemos podido  llegar a puerto sanos y salvos, sin olvidar a los que  han quedado por el camino. Cierto, nos sigue haciendo ilusión vernos, y sobre todo lucubrar sobre nuestro país y su futuro, así como sobre el futuro de las nuevas generaciones de origen inmigrante, dado que casi todos tienen descendencia. 

¿Qué sentimientos de pertenencia tienes entre los dos países (España- Marruecos)? ¿Te sientes español o marroquí?

Soy marroquí que vive y trabaja en España. No he solicitado la nacionalidad española porque soy de una estirpe que cree en el concepto de ciudadanía no ligado a la nacionalidad. Creo en la ciudadanía de las personas en tanto en cuanto como tal. En un momento dado en las sociedades avanzadas se estaba fraguando un dispositivo aglutinador que gira sobre una ciudadanía  que se inspira en los valores universales frente a los nacionalismos, cualquier tipo de nacionalismos, porque todo nacionalismo por regla lleva incorporado  alguna exclusión. 

Las asociaciones democráticas de la diáspora marroquí en Europa en los años ochenta y noventa del siglo pasado teníamos una reivindicación histórica: Ciudadanía de pleno derecho aquí y ahí. Por aquí, nos referíamos a esa falta de derechos como ciudadanos en Europa porque con regularizar la situación administrativa no te permite ejercer tu ciudadanía en igualdad de condiciones que los autóctonos.

Por ahí, nos referimos a esa condición de súbditos no aptos para el ejercicio de nuestros derechos como ciudadanos de pleno derecho en nuestro país de origen.

¿Formas parte de alguna red o asociación de acogida de inmigrantes?

Soy activo políticamente, tengo mis ideas y mis opiniones sobre las distintas cosas que afectan mi entorno social y político tanto aquí como en Marruecos. Trabajo en un sindicato en tareas de gran valor humano y social, y pienso humildemente que las organizaciones sindicales de clase son más necesarias que nunca para la mejora de las condiciones de trabajo y de vida de los y las trabajadoras. Sigo ligado a los movimientos asociativos de la diáspora desde una posición que me permite aportar mi granito de arena en pos de  una mayor igualdad y de una mejor convivencia.

¿Perspectivas de futuro?

Mi lema es creer en las personas más allá de cualquier consideración y circunstancia. Ciertamente,  a veces la frustración te empuja al desánimo pero nunca a tirar la toalla. En eso estamos.

Fuente: Atim

"Soy de una estirpe que cree en el concepto de ciudadanía no ligado a la nacionalidad"