La fuerte impresión de ver hileras interminables de máquinas tragabolas, con hombres y mujeres sentados delante en actitud de firme concentración, se ve amplificada por el tremendo ruido que provocan las monedas de acero al caer en los recipientes metálicos.
Ni siquiera la proliferación de juegos on-line a través de los teléfonos móviles, tablets o internet han disminuido la afición de decenas de millones de jóvenes y mayores nipones por acudir a esos lugares donde el ruido y el humo forman parte consustancial con el juego.
Es difícil concebir cualquiera de los sistemas de juego de azar habituales en bares, cafeterías o casinos de España si no va asociado a un ruido determinado.
Las pinball o máquinas del millón, los juegos de marcianitos o comecocos, las tragaperras y otras modalidades están vinculados a sonidos que sin duda ejercen como un potente imán para las personas aficionadas a estas atracciones.
Muchos de estos juegos van asociados a las apuestas de dinero. Otros no, son simplemente actividades para pasar el rato, matar el tiempo o entretenerse en una gris y fría tarde de invierno.
Con la multiplicación de dispositivos móviles y la aparición de empresas especializadas a nivel mundial en todo tipo de juegos, forma parte de la cotidianeidad urbana ir en el autobús o en el metro y escuchar algunos de los sonidos que habitualmente sólo se oían en los lugares de juego.
Los sonidos tradicionales han sido sustituidos por otros, normalmente más alegres y que vinculan y diferencian cada uno de los múltiples juegos que se ofertan como pueden ser el Golden Lotus, Texan Tycoon, Enchanted Garden o T-Rex entre otros.
Al igual que muchas empresas de apuestas tradicionales, las páginas web especializadas en juegos de entretenimiento, ofrecen la posibilidad de probar de forma gratuita las diferentes aplicaciones, familiarizándote con el juego. Posteriormente casi todas ellas multiplican las cantidades iniciales depositadas como gancho para iniciarte en el juego “de verdad” como lo denominan.
Sin embargo todo hace pensar que la proliferación de estos juegos en los dispositivos móviles no va a anular la existencia de lugares especialmente dedicados al juego como los casinos tradicionales. En Madrid, como serpientes de verano, que suelen coincidir con los procesos electorales, se anuncia la creación de grandes complejos de juego, unas veces de la mano de grandes inversores estadounidenses, otras veces Chinos, que garanticen la pervivencia de lugares llenos de tragaperras, ruido e incluso… humo.
