jueves. 28.03.2024

Distinguir entre Sueño y Visión permite darse cuenta de la propia capacidad para intervenir en el asunto del que se trate

En los últimos tiempos se han producido acontecimientos políticos de envergadura que apartan de la esfera pública a personas que llevan en ella varias décadas y, al mismo tiempo, determinarán en muchos aspectos nuestra vida social y la forma de organizar las instituciones en los próximos años.

Y, a pesar de su importancia, la ciudadanía e, incluso, los decisores políticos los afrontan con una postura pasiva y/o sentimental ya que, la mayor parte de las veces, se vinculan a estos acontecimientos mediante el sueño, la ilusión.

Hablo de hechos como las últimas elecciones europeas que adelantan –en forma de nuevo mapa electoral y de cambios profundos en las instituciones-  una nueva etapa política. Pero también de la entronización del nuevo Rey, de la dimisión del líder del PSOE y el nuevo proceso para su sustitución mediante la votación directa de los militantes. Aunque también cabe referirse a otros cambios –aún no producidos- en otros partidos y en la mayoría, sino la totalidad, de nuestras instituciones públicas.

El término sueño hace referencia a algo que está en mis sentimientos, en mi imaginación, algo que desearía, algo que me aporta la satisfacción inmediata  pero no me exige acciones ni compromiso y, por lo tanto, tiene pocos visos de llevarse a cabo.

¿Es esta, por tanto, una forma adecuada de enfrentarse a los problemas o desafíos políticos y sociales? La respuesta que pueden dar la mayoría de las personas es no.

¿Qué otro término podemos contraponer a sueño? El término Visión. Este es contrario al anterior, la definición más fácil es la de sueño puesto en acción. Ello implica que no produce satisfacción inmediata porque tener una visión no lleva a perfeccionarla de inmediato, se necesita acción. Por lo mismo no pertenece solo al ámbito de la imaginación, la fantasía, sino al ámbito de la realidad en el que ha de situarse la acción que conduce al objetivo deseado.

Y, sin embargo, son términos que a veces se confunden. Es frecuente preguntar a alguien, ¿cuál es tu visión?, y responda contando cuál es su sueño. En cambio otras veces ocurre lo contrario. Distinguir entre Sueño y Visión permite darse cuenta de la propia capacidad para intervenir en el asunto del que se trate.

Vemos que son diferentes, por su contenido, las acciones que implican, el lugar a donde nos llevan. Al poner ejemplos ceñidos a los procesos señalados en el primer párrafo –Europa, Monarquía, PSOE, Partidos Políticos- notaremos la diferencia entre ambos al constatar qué se hace al Soñar y qué al tener una Visión.

Si digo que para alguien Europa es un sueño del que no quiere bajarse, o que España es su sueño (o que le quita el sueño), o que tiene el sueño de que el PSOE salga del atolladero, o que sueña que España siga siendo una monarquía o que sea una república, ¿qué está diciendo?

Pues casi nada. Solo que es una cosa que le gustaría, le produce una emoción, le consuela de los malos ratos, pero….no puede hacer nada porque no es responsable de ello, no entre dentro de su ámbito de acción tanto obligada como elegida. No hay objetivo a alcanzar ni acciones implicadas, la responsabilidad quedaría en manos de otros cualesquiera que sean, los políticos en el ámbito del que estamos hablando.

Pero si digo que Europa, España, el PSOE, Partidos políticos o la Monarquía son su Visión o bien tiene una Visión sobre cualquiera de ellos, justamente, hago todo lo contrario. Enuncio que su proyecto de futuro y la vida que quiere tener está vinculada a esas instituciones por tanto llevará a cabo acciones para alcanzar esa Visión, realizar sus contenidos. Acciones como decidir qué quiere hacer al respecto, juntarse con otros que puedan acompañarle en la tarea, preparar estrategias e instrumentos que permitan alcanzar objetivos, abandonar hábitos que no sirvan para obtener logros y establecer pequeñas metas o pasos que, al superarlos, le indiquen que va por el buen camino.

De las cuatro instituciones mencionadas arriba, ¿sobre cuál de ellas tiene la ciudadanía un sueño?, y ¿sobre cuál tiene una visión? Esta pregunta puede explicar la causa del escaso eco de la campaña europea que los ciudadanos han soportado con estoicismo pero sin implicarse (solo tienen un sueño del cual no son responsables) y los políticos, pasado ya el umbral de sueño –puesto que Europa forma parte ya de su actividad diaria- no llegan a tener una Visión. En caso contrario hubiera sido una campaña mucho más explicativa y comprometida con la realidad de lo que hoy es Europa y los retos a los que se enfrenta. Recuerden los pasos mencionados arriba. ¿Les suena que alguno de los grandes partidos hayan trazado una campaña europea en términos de tener una Visión a largo plazo para dicho espacio político?

Lo mismo cabría decir de España. Por supuesto caben algunos matices pero, en el momento tan duro y convulso que estamos pasando, ¿cuál de los grandes partidos, e incluso de los pequeños, ha presentado un proyecto para España con una Visión nítida y elaborado para el largo plazo? Muy pocos.

Algo parecido ocurre con el binomio Monarquía o República donde, aún los partidos más republicanistas, han pasado por el trance de oponerse a la monarquía pero sin explicar qué tipo de república proponen, en qué beneficiaría al país y como ayudaría a salir del actual atolladero. Obvio, claro está, las explicaciones sobre el concepto de república que sí han sido dadas, pero que no llegan a conformar una Visión de lo que sería una república ajustada a la España de hoy.

Si seguimos y nos ocupamos del PSOE ¿qué vemos al colocarle el molde de Sueño o Visión? Los hasta ahora directivos no han transmitido la existencia de una Visión clara de qué hacer con su organización a largo plazo ni de cómo incardinar esta con la Visión que tengan para el país. En estos momentos se está realizando un proceso de elección interna del Secretario General, Congreso, Primarias y son los momentos en que deberían exponer su Visión y no conformarse con relatar su Sueño, su ilusión.

Pero de modo intencionado he dejado de lado a los ciudadanos, a los militantes. Cabe preguntarse, ¿también ellos pueden tener una Visión o han de conformarse con un Sueño? Obviamente, pueden tener una Visión sobre cualquier organización o institución de la sociedad en la que viven. Yo diría que, además, deben tenerla en la medida que les sea posible. A ellos les toca dejar de soñar y pasar a la acción, movilizarse por aquello que desean o necesitan, adelantarse a sus representantes, asegurarse de que éstos acojan sus aspiraciones.

La forma de hacerlo es la expuesta para cualquier Visión y permite no solo enfocar la actividad hacia un objetivo sino ejercer derechos fundamentales como el de participación, el de reunión, expresión, etc. Solo ejerciendo estos derechos se realizarán las acciones necesarias para transformar la sociedad y estas son básicas para llevar a cabo la Visión.

Y esto es lo que creo que está en la base del gran éxito de partidos pequeños y nuevos en las elecciones europeas. Estos partidos han sido los instrumentos mediante los cuales el ciudadano dejó de soñar (porque comprendió que no le conducía hacia lo que quería y necesitaba) y pasó a la acción, a definir su Visión. Al mismo tiempo, estos partidos han surgido porque los más tradicionales dejaron de ser portadores de una Visión del futuro del país y de sus instituciones, se conformaron con mantener el viejo sueño desgastado y sin color ni relieve por falta de adaptación a los tiempos modernos.

Y esta, desde luego, es una de las funciones fundamentales de la política y de las instituciones: la construcción de una Visión colectiva, amplia, incluyente, que se extienda en el tiempo hasta llegar al futuro.

Esa que tuvieron tanto los padres de Europa como los llamados padres de la Constitución y los hacedores de la transición, Luther King, Kennedy y todos aquellos líderes que lograron transformar la realidad social que les tocó vivir.

¿Soñar o tener visión?