jueves. 25.04.2024

Los escritores Homero y Hesiodo nos hablan de Atlas, un Titán de la mitología griega que era hijo de Jápeto y de la ninfa Climene, hermano de Prometeo, Epimeteo y Menecio. Este titán se atrevió a desafiar al mismo Zeus, aliándose con Cronos para apropiarse del cielo. Zeus le sentenció a llevar a sus espaldas la bóveda celeste, para que el cielo y la tierra no se juntasen, siendo a la vez desterrado del Olimpo.

En Psicología se habla de síndrome de Atlas, para referirse a aquellos sujetos que son incapaces de delegar funciones en sus subordinados, es decir, cargan con todo el peso al igual que Atlas con la bóveda celeste

Atlas reinó en Arcadia, reino del noroeste de África, allí había un árbol de manzanas doradas, que Gea dio como regalo de bodas a Zeus y a Hera. Atlas se casó con Hespérides y tuvo seis hijas, las seis hespérides cuidaban el árbol de las manzanas doradas.

Perseo, hijo de Zeus, tras matar a Medusa acudió al reino de Atlas, pidiéndole asilo. Atlas recordó una profecía en la que se anunciaba que un hijo de Zeus le robaría todas sus riquezas. Por ello le negó el asilo a Perseo. Este agarró la cabeza de Medusa y la convirtió en piedra, formando la cordillera del Atlas.

En Psicología se habla de síndrome de Atlas, para referirse a aquellos sujetos que son incapaces de delegar funciones en sus subordinados, es decir, cargan con todo el peso al igual que Atlas con la bóveda celeste.

Los rasgos de personalidad del sujeto que sufre este síndrome son: tienen un excesivo auto y hetero control, rigidez, tendencia a la rumiación, tendencia al perfeccionismo, son quisquillosos, con fuerte auto y hetero crítica. Tienden a planificar todo y solo hay una forma de hacer las cosas, la suya. De ahí su incapacidad para delegar

La conducta de estas personas con síndrome de Atlas sigue unos patrones rígidos: La crítica es una constante, tienden a aislar a la persona controlada buscándole incluso amigos o pareja. Utilizan la amenaza de forma activa o pasiva. El afecto que muestran al subordinado está en relación a que este responda a las expectativas de aquel. Son expertos en usar la culpa para obtener lo que quieren de los subordinados, por último, tienden a invadir el espacio y la intimidad de sus subordinados.

Este síndrome produce malestar en quien le padece porque le impide crear vínculos adecuados con los demás y en el controlado porque puede llegar a padecer tal grado de incomodidad que le lleva abandonar la organización.

Para finalizar, este pensamiento de René Descartes: “No hay nada repartido de forma más equitativa que la razón, todo el mundo está convencido de tener suficiente”.

El síndrome de Atlas