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La Organización Mundial de la Salud destaca que los trastornos mentales, como causa principal de discapacidad en todo el mundo, representan uno de cada seis (15,6%) años vividos con discapacidad, lo que subraya su importante carga para las personas, las familias y las sociedades en general. Las complicaciones de salud mental no solo influyen en las personas afectadas, sino que también repercuten a través de sus redes interpersonales, alterando las estructuras familiares y perturbando las relaciones sociales. Además, estas condiciones están vinculadas a costos económicos sustanciales de miles de millones, debido tanto a los gastos médicos directos como a los costos indirectos, como la pérdida de productividad. La carga económica no solo se siente a nivel personal, sino que también ejerce presión sobre los sistemas de salud y las economías en general. Por lo tanto, la prevención eficaz de las complicaciones de salud mental se ha convertido en un reto importante y en un área de suma importancia en el ámbito de la salud pública y la medicina clínica.
La prevención eficaz de las complicaciones de salud mental se ha convertido en un reto importante en el ámbito de la salud pública y la medicina clínica
La prevención de complicaciones de salud mental plantea complejidades y desafíos inherentes. Las complejidades de las complicaciones de salud mental tienen sus raíces en su naturaleza multifacética, con factores biológicos, psicológicos y ambientales que contribuyen a su aparición y progresión. La interacción entre la genética y el medio ambiente también complica nuestra comprensión de la salud mental, lo que subraya la complejidad de los factores que influyen en las afecciones psiquiátricas. Esta complejidad a menudo requiere un enfoque personalizado del tratamiento, teniendo en cuenta las circunstancias y necesidades únicas de las personas. El tratamiento a menudo requiere un enfoque múltiple, que puede abarcar intervenciones farmacológicas, psicoterapia y modificaciones en el estilo de vida. Cada uno de estos componentes presenta su propio conjunto de desafíos. Por ejemplo, las intervenciones farmacológicas pueden estar asociadas con posibles efectos secundarios, y la eficacia de la psicoterapia puede verse influenciada por la relación terapéutica y la participación del individuo en el proceso. No obstante, persisten los desafíos debido a las respuestas variables al tratamiento, las recaídas, el estigma y las barreras de acceso a la atención, lo que subraya la necesidad apremiante de intervenciones efectivas, accesibles y universalmente implementables para prevenir complicaciones de salud mental. Además, el estigma asociado con las complicaciones de salud mental puede disuadir a las personas de buscar ayuda y adherirse al tratamiento, mientras que las disparidades en el acceso a la atención pueden dejar a las poblaciones, por ejemplo, las de un nivel socioeconómico más bajo. Estos desafíos ponen de relieve la importancia de explorar e implementar estrategias innovadoras, como la promoción de la actividad física, que puedan complementar los tratamientos existentes y potencialmente mitigar algunas de estas barreras.
La investigación emergente ha propuesto la actividad física como una posible estrategia complementaria para prevenir complicaciones de salud mental. Esta proposición está respaldada por numerosos estudios que indican el papel potencial de la actividad física en el alivio de los síntomas asociados con la depresión, el trastorno de ansiedad y la psicosis. Por ejemplo, una metavisión panorámica demuestra que el ejercicio reduce constantemente la depresión en todas las edades y es más eficaz que las condiciones de control para mitigar la ansiedad, los síntomas de la esquizofrenia y mejorar la cognición en trastornos específicos. Del mismo modo, una visión general de las revisiones sistemáticas ilustró los considerables beneficios de la actividad física para aliviar los síntomas de depresión, ansiedad y angustia entre varias poblaciones adultas. Entre ellos se encuentran la población general, las personas diagnosticadas con trastornos de salud mental y las personas con enfermedades crónicas, lo que subraya su promesa terapéutica.
La investigación emergente ha propuesto la actividad física como una posible estrategia complementaria para prevenir complicaciones de salud mental
Los beneficios de la actividad física van más allá de la reducción de los síntomas. La evidencia sugiere que la actividad física regular puede conducir a mejoras en el estado de ánimo, reducción de los síntomas de ansiedad y mejora de la función cognitiva, por lo que desempeña un papel en la mitigación de los impactos de estas afecciones. Por ejemplo, un estudio encontró que los niveles más altos de actividad física se asociaron con mayores volúmenes de corteza prefrontal e hipocampo, lo que llevó a una mejor función cognitiva en adultos mayores.
La actividad física no solo alivia los síntomas y mejora la función cognitiva, sino que también sirve como medida preventiva contra los problemas de salud mental en la población general.
Una nueva investigación ha encontrado una asociación significativa entre la participación en ejercicios de intensidad baja a moderada y la reducción de las tasas de depresión. Investigadores de la Universidad Anglia Ruskin (ARU) en Inglaterra, llevaron a cabo una revisión general de estudios realizados en todo el mundo para examinar el potencial de la actividad física como intervención de salud mental.
El análisis, publicado en la revista Neuroscience and Biobehavioural Reviews, en mayo de 2024, encontró que la actividad física redujo el riesgo de depresión en un 23% y la ansiedad en un 26%.
Se encontró una asociación particularmente fuerte entre la actividad física baja y moderada, que incluía actividades como la jardinería, el golf y las caminatas, y un menor riesgo de depresión. Sin embargo, esto no se observó fuertemente para el ejercicio de alta intensidad.
La actividad física también se asoció significativamente con un menor riesgo de afecciones graves de salud mental, incluida una reducción de la psicosis/esquizofrenia en un 27%.
Los resultados fueron consistentes tanto en hombres como en mujeres, y en diferentes grupos de edad y en todo el mundo.
Los efectos beneficiosos de la actividad física en la salud mental fueron consistentes en varios grupos demográficos a nivel mundial, lo que enfatiza su aplicabilidad universal
El autor principal, Lee Smith, profesor de Salud Pública en la Universidad Anglia Ruskin (ARU), dijo: "Prevenir las complicaciones de salud mental de manera efectiva se ha convertido en un desafío importante y un área de suma importancia en el ámbito de la salud pública. Estas afecciones pueden ser complejas y requieren un enfoque múltiple para el tratamiento, que puede abarcar intervenciones farmacológicas, psicoterapia y cambios en el estilo de vida”.
Estos efectos de la intensidad de la actividad física sobre la depresión resaltan la necesidad de directrices precisas sobre el ejercicio. El ejercicio moderado puede mejorar la salud mental a través de reacciones bioquímicas, mientras que el ejercicio de alta intensidad puede empeorar las respuestas relacionadas con el estrés en algunos individuos.
Reconocer las diferencias en la respuesta de las personas al ejercicio es vital para que las estrategias de salud mental sean efectivas, lo que sugiere que cualquier recomendación de actividad debe adaptarse al individuo.
El hecho de que incluso los niveles bajos a moderados de actividad física puedan ser beneficiosos para la salud mental es particularmente importante, dado que estos niveles de actividad pueden ser más alcanzables para las personas que pueden hacer cambios más pequeños en el estilo de vida sin sentir que necesitan comprometerse con un programa de ejercicio de alta intensidad.
Datos clave del estudio:
1. Las actividades físicas de intensidad baja a moderada reducen el riesgo de depresión en un 23% y la ansiedad en un 26%.
2. A diferencia del ejercicio de alta intensidad, las actividades moderadas como caminar y la jardinería muestran un vínculo más fuerte con los beneficios para la salud mental sin aumentar las respuestas al estrés.
3. Los efectos beneficiosos de la actividad física en la salud mental fueron consistentes en varios grupos demográficos a nivel mundial, lo que enfatiza su aplicabilidad universal.
Por último, compartir esta reflexión de Robert Collier: "El éxito es la suma de pequeños esfuerzos repetidos día tras día".