martes. 23.04.2024
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Uno de los lugares del mundo que no se debe dejar de visitar es la abadía de Saint Michel. Les aconsejaría que la visitaran cuando amanece o cuando se produce la puesta del sol.

La visite cuando amanecía y resultó fantástica la vista. Amanece envuelta en un mar de brumas y produce un efecto tan especial, surgiendo ahí en el fondo, con una apariencia fantasmal y surgiendo en el horizonte el sol. Esto es un espectáculo único.

¿Me acompaña a conocer la abadía de Saint Michel?

Es una pequeña isla rocosa en el estuario del río Couesnon, situada en la región de Normandía. La abadía fue consagrada al culto del arcángel San Miguel y cuyo nombre en latín era “Mons Sancti Michaeli in Periculo Mari”.

La arquitectura espectacular del monte Saint-Michel lo hace un sitio único en el mundo. Una estatua de San Miguel Arcángel colocada en la cumbre de la iglesia abacial se erige a 170 metros por encima de la orilla. Los numerosos edificios de la abadía están individualmente clasificados como monumentos históricos y el conjunto está declarado como un gran sitio de Francia.

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Declarado monumento histórico en el año 1862, el monte Saint-Michel figura desde el año 1979 en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y están incluidos también la bahía y el antiguo molino de Moidrey , situado a unos cuatro km tierra adentro.

Hay una ciudad dentro de la abadía, que además servía de vía de comunicación entre sus distintas plantas y salas. La organización de los espacios era muy clara: la última planta estaba reservada a los monjes, la segunda a los huéspedes de alta alcurnia, incluso reyes que han pasado por ellas y la más baja para los peregrinos sin recursos y trabajadores. 

Los orígenes de la abadía actual deben situarse en torno a los siglos VIII o IX. Según los textos antiguos a petición del arcángel Miguel, el obispo de Avranches, San Aubert, construyó y consagró una primera iglesia, el dieciséis de octubre del año 709. A petición del duque de Normandía en el año 966, una comunidad de benedictinos se establece en el monte. No pararon de construir durante ocho siglos, agrandando el lugar con nuevas edificaciones.

Mont Saint-Michel es el símbolo normando por excelencia, siendo bretona durante poco menos de 60 años. El rey Salomón de Bretaña ayudó a Carlos el Calvo a defenderse de los vikingos en el siglo IX, a cambio, se quedó con esta parte de Normandía entre el año 867 y el año 933. Todavía hoy, a pesar de que la “historia bretona” de Mont Saint-Michel haya sido muy breve, muchos bretones la sienten como suya y en los mapas de Bretaña verás casi siempre incluida la isla normanda.

Bastión inexpugnable durante la guerra de los Cien Años, sus murallas y fortificaciones, añadidas a los edificios religiosos, la convirtieron en un ejemplo de arquitectura militar. En los siglos XVII y XVIII se construyó la abadía gótica con arbotantes que vemos hoy en día.

La abadía es una obra maestra de la arquitectura, que permite al hombre del siglo XX contemplar la cripta prerromana, admirar el arte románico y dejarse llevar por la belleza de las partes góticas.

El reinado del emperador Carlomagno aportó una etapa de gran estabilidad. Se terminó con la muerte del emperador, dando lugar a un período de anarquía y de grandes desórdenes, particularmente con las invasiones de los normando, que devastó la región en el año 875.

Se han encontrado restos megalíticos de los celtas en los subterráneos de la abadía. Sólo había unos cincuenta de monjes en el siglo XI, que son los encargados de construir albergues para los peregrinos.

Los guerreros bretones dirigidos por Guido de Thouars incendiaron el Monte Saint-Michel en el año 1204. El rey Felipe II el Augusto dio una buena cantidad de dinero para la reconstrucción del monasterio. El nuevo monasterio de la Maravilla (Les Mervelles) fue terminado en 1228 en estilo normando.

Las luchas entre bretones, normandos e ingleses provocaron la destrucción de los albergues en el siglo XIII, lo que da lugar a que se fortifique el enclave, para que no vuelva a ocurrir su destrucción. Se mantuvo inexpugnable, ya que los ingleses no pudieron conquistarla a pesar de sus continuos ataques. El estilo gótico flamígero empieza a aparecer en las construcciones de esta época. Hay una crisis económica y la abadía entra en ruina.

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Los miembros de la heterodoxa congregación de San Mauro hacen renacer Saint Michel en el año 1622, gracias a sus reconstrucciones, se produce el regreso de las peregrinaciones. Los miembros de grupos esotéricos dedicados a la alquimia y a la ciencia se reúnen en la abadía como lugar de estudio y desarrollo.

La casa real francesa vuelve a abandonar el lugar a causa de la recomendación de los más conservadores de la iglesia francesa. Sólo se encontraban en el siglo XVII una docena de monjes y muchos edificios amenazaban ruina.

Los últimos benedictinos dejan la abadía en el año 1791 a consecuencia de la revolución francesa. Se convierte en una prisión. Son encarcelados más de trescientos sacerdotes, que niegan la nueva constitución civil del clero.

Durante el reinado de Luis Xi, Saint Michel se convirtió en cárcel. Durante la revolución francesa se encerraron a los refractarios en los talleres de la abadía Cuando se cerró la prisión en ella había 650 prisioneros.

Como prisión de Mont Saint-Michel tenía una enorme rueda. La rueda hacía las veces de “motor” de ascensor: los presos caminaban en su interior y la cuerda subía los alimentos y otros artículos necesarios para el funcionamiento de la cárcel.

Debido a las numerosas modificaciones efectuadas por la administración penitenciaria, se procede en el año 1817, a la demolición de la hostería edificada por Robert de Torigni. Varios artistas e intelectuales franceses, entre ellos el escritor Víctor Hugo, denuncian la abadía-prisión pidiendo su cierre inmediato. La prisión fue cerrada en el año 1863, por un decreto imperial de Napoleón III.

La abadía

La construcción se inició en el siglo X. La abadía benedictina alberga construcciones arquitectónicas en diversos estilos: carolingios, románico y gótico. Se le considera como una gran estructura en la que se superponen diferentes edificaciones necesarias para las actividades de un monasterio benedictino, en un espacio reducido.

La iglesia abacial fue fundada en el año 966. Fue cubierta completamente por las múltiples ampliaciones de la abadía y cayó en el olvido durante muchos siglos, hasta ser redescubierta durante unas excavaciones a finales del siglo XIX y principios del XX. Desde entonces, ha sido restaurada y ofrece un magnífico ejemplo de la arquitectura prerrománica.

Como cada vez llegaban más peregrinos al Monte Saint Michel, se decidió ampliar la abadía con la construcción de una nueva iglesia, emplazada en el lugar que ocupaban las habitaciones de los monjes, y éstas se trasladaron al norte de Notre-Dame Sous-Terre.

La nueva iglesia tenía tres criptas:

a) la capilla de Trente-Cierges, en la zona norte del brazo del transepto.

b) La cripta del coro, en la zona este.

c) La capilla de Saint-Martin, en la zona sur del brazo del transepto. Se construyó en el año 1000 con muros de 3 metros de grosor. Así son todas: superlativas. De los 3 metros de espesor de los muros de la cripta de San Martín a los 5,2 metros de los pilares de la, ojo a la imaginación, cripta de los gruesos pilares.

Se inició la construcción de la nave en el año 1060. En el año 1080, se alzaron los edificios monásticos de tres pisos, que se construyeron al norte de Notre-Dame Sous-Terre, incluyendo la “salle de l’Aquilon”, que hacía las funciones de casa peregrinos, lugar de encuentro de los monjes y dormitorio comunitario. Se inició en esta época la construcción de la bodega de vino.

Se derrumbaron tres tramos​ del lado oeste de la nave en el año 1103, por defectos de construcción y consolidación. Estos fueron reconstruidos nuevamente entre los años 1115 y 1125.

Se derrumbó el coro románico en el año 1421. Fue reconstruido en estilo gótico entre los años 1446 y 1523. Tras un incendio en el año 1776, se decidió demoler los tres tramos occidentales de la nave. Se construyó la fachada clásica actual en el año 1780

La abadía de Mont Saint-Michel se divide en dos partes: la iglesia abacial y la “Marvelle”, es decir, la zona donde vivían los monjes. La abadía vista desde el exterior, en su lado norte, se observa la fachada, que corresponde a la parte gótica. Tiene tres plantas y su construcción se prolongó durante veinticinco años.

La “Marvelle” se encuentra subdividida en dos partes: la oriental y la occidental:

a) La parte del lado este fue la primera en ser edificada, entre 1211 y 1218, e incluye tres salas: la capellanía, la Sala des Hôtes y el refectorio.

b) La zona occidental fue construida siete años más tarde y también alberga tres salas: la bodega, la Sala de los Caballeros y el claustro.

El abad Robert de Torigni mandó construir, en las zonas oeste y suroeste, formando un complejo de edificios. Una nueva casa para los abades, una sala para jueces eclesiásticos, un nuevo albergue, una enfermería y la capilla de Saint-Étienne. Hizo mejorar los caminos de acceso a Notre-Dame Sous-Terre, para así evitar demasiados contactos entre los peregrinos y los monjes de la abadía.

El edificio de la Mervelle, situado al norte de la iglesia de la abadía, integra el claustro, refectorio, sala de trabajo y sala del capellán, comunicados en un ejemplo perfecto de funcionalidad. El conjunto, apoyado en la pendiente de la roca, está formado por dos conjuntos de tres edificios de una planta.

En la planta baja, la bodega refuerza la estructura haciendo de contrafuerte. Tal como se sube de planta, cada piso es más pequeño y ligero hasta llegar a la parte superior, con contrafuertes en el exterior para mantener la estructura. Esta forma de construcción vino dada por las características topográficas del terreno.

El claustro no se encuentra, como suele ser habitual, en el centro del monasterio ni se comunica con el resto de los edificios. Es uno de los más curiosos y más completo de los existentes en el país y nos recuerda a la arquitectura normanda del siglo XII.

Su función es puramente espiritual cuya finalidad es para la meditación de los monjes. Tres arcos dan al mar y al vacío, concebidos originalmente como la entrada de la sala capitular, que nunca fue construida. Las columnas se construyeron con piedra caliza importada de Inglaterra. Posteriormente, fueron restauradas utilizando piedra con un conglomerado de Lucerna.

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El claustro tiene una forma cuadrilátera irregular compuesta por cuatro galerías que rodean el patio descubierto. Destacan los hermosos rosetones en las galerías y las figuras esculpidas. Encima de los arcos hay un friso de pequeños rosetones muy elegantes.

En la galería sur del claustro, está el lavatorium donde los monjes podían hacer sus abluciones y las ceremonias de lavado de los pies, según las reglas benedictinas, que debían cumplirse todos los jueves.

En el centro del claustro hay un jardín medieval. Tiene una serie de bojs en la zona central formando un recuadro rodeado por trece rosas de. Además tiene plantas medicinales, hierbas aromáticas y flores, en parterres encuadrados por cinerarias marítimas que simbolizan las necesidades cotidianas de los monjes en la Edad Media.

COMO RECORRER LA ABADÍA

La abadía tiene su propia fortificación más allá de la del pueblo, de ahí que lo primero que te encontrarás en la visita será la sala de los Guardias. Una vez atravesada la sala, se sube por la escalera del Grand Degré hasta la terraza oeste.

Estás frente a la iglesia abacial, de hecho, encima del espacio que ocupaba la primitiva iglesia de Mont Saint-Michel, hasta que esa parte desapareció en un incendio en el siglo XVIII. Se decidió no reconstruir el atrio y los tres primeros tramos de la nave dejando un espacio abierto. A nivel de la iglesia parroquial comienza en el Grand Degré una escalera con unos 350 escalones, que conduce a la abadía.

Se divide en dos partes: la zona abacial y la Maravilla (La Mervelle)

NOTRE DAME SOUS TERRE

Tras las excavaciones realizadas en el año 1898 bajo el suelo de la iglesia abacial actual se descubre Notre Dame Sous Terre, que era la iglesia original.

Las ampliaciones sucesivas que tiene la abadía, como ya hemos visto, habían terminado de tapar la iglesia original, hasta que se olvidó durante siglos su existencia. Es restaurada a partir de ese momento y nos muestra un magnífico ejemplo de la arquitectura prerrománica.

LA IGLESIA ABACIAL ACTUAL

La abadía fue construida para acoger a los peregrinos que venían al Mont Saint Michel, pues la iglesia origina Notre Dam Sous Terre se había quedado pequeña.

La nueva iglesia constaba de tres criptas: la capilla de los treinta cirios, la cripta del coro y la capilla de Saint Martin, construidas entre los años 1032 y 1047. Se comienza la edificación de una nave en el año 1060, y en el año 1080 hay ya tres pisos conventuales en el norte que comprenden la salde Aquilón, el pasillo de los monjes y el dormitorio.

Se comienza la construcción de la bodega y la capellanía de la futura Maravilla. Estas nuevas construcciones hacen que la antigua Notre Dame Sous Terre quede totalmente oculta.

Se cayeron en el año 1103 los tres tramos occidentales de la nave y tendrán que ser reconstruidos posteriormente. Ya en el año 1421, se hunde el coro románico, que posteriormente será reconstruido en estilo gótico flamígero entre los años 1446 y 1523.

Hubo un gran incendio en el año 1776 que provocará la demolición de los tres tramos más occidentales de la nave. Se construirá en el año 1870 la fachada clásica actual.

LA MARAVILLA (LA MERVEILLE)

Se sitúa al norte de la iglesia abacial e integra el claustro, el refectorio, la sala de trabajo y la capellanía en un claro ejemplo de integración funcional. Está formado por dos edificios con tres pisos cada uno.

LA CAPELLANÍA

Está compuesta por dos naves. Las bóvedas de aristas, de forma ojival, reposan sobre fuertes columnas de base y capitel cuadrados. Tiene ocho ventanas horadadas entre los contrafuertes que dan claridad a la sala.

LA BODEGA

Está formada por tres naves con bóvedas de aristas, ojivales que reposan sobre dos pilares cuadrados, que sostienen las columnas de la Sala de los Caballeros, que está justo encima. Hacia la zona oeste, se abre una gran puerta que da a las terrazas y jardines, que están justo debajo. A la derecha de la puerta nos encontramos una escalera realizada en el muro que nos lleva a la Sala de los Caballeros.

LA SALA DE LOS CABALLEROS

Fue construida entre los años 1215 y 1220. Su nombre procede de la Institución de la Orden de Saint Michel, que fue fundada por el rey Luis XI en el año de 1469. Se piensa que esta sala estaba destinada a dormitorio de la guarnición en el siglo XIII.

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La sala está distribuida en cuatro naves, cada una con anchura diferente. Las dos primeras están llenas de columnas que reposan sobre los pilares de la bodega, la tercera se apoya sobre la roca. Las bóvedas se sujetan sobre columnas, que tiene base octogonal y están muy bien talladas.

EL REFECTORIO

Fue terminado en el año 1215, es la sala más bonita de la Maravilla. Está compuesta de una nave doble cuyas bóvedas están formadas por arcos perpiaños, arcos ojivales decorados en su unión por una roseta esculpida que se apoyan en columnas que se sustentan, a su vez, en las de la Capellanía.

El refectorio está iluminado por nueve ventanales, que tienen en su base bancos de piedra.

EL DORMITORIO COMUNITARIO

Es una gran sala que se eleva por encima del Refectorio. Unas pequeñas ventanas alargadas y estrechas lo iluminan al norte y al sur. Se ensanchan en el exterior y dan la sensación de colmenas.

LOS EDIFICIOS MONÁSTICOS

El abad de Saint Michel, Robert de Torigno, en el año 1154, mandó construir un conjunto de edificios al oeste y suroeste y fueron: una vivienda, un tribunal diocesano, la capilla de Saint Etienne y la de Saint Aubert

Se remodelaron los caminos, para así evitar el contacto entre los monjes de la comunidad y los peregrinos. Posteriormente, se instaló una rueda que servía de torno cuando la abadía se convirtió en cárcel y su finalidad era de proveer al monte de alimentos.

LA SALA DE BELLE CHAISE

Estos edificios y las viviendas de los monjes integran las funciones administrativas de la abadía junto a sus funciones culturales. Se edificó la sala de los guardias en la zona este, así como otra para el tribunal diocesano.

TORRE Y VIVIENDA

Las dos torres del Chatelet se construyeron en el año 1393, después lo fue la torre Perrine. El conjunto fue completado con una vivienda personal que completaba las fortificaciones de la abadía.

LAS MAREAS VIVAS

Las mareas de Saint Michel son únicas. Está situada en la zona de las grandes mareas de la Europa Occidental. El mar convierte la abadía y la ciudadela que la rodea en un lugar inexpugnable. El fenómeno de las mareas se produce dos veces al día, transformando completamente el paisaje y el entorno, aislando todo de modo que solo es posible acceder al monte a través de un puente pasarela situada a sus pies.

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Presenta una diferencia en la marea de nada menos que quince metros entre la pleamar y la bajamar. El mar arrastra arena y sedimentos en cada marea y cuando se retira, se lleva mar dentro una parte de éstos, mientras que la otra parte se deposita en la bahía. Los ríos ayudan al mar adoptando el papel de desagüe de la bahía.

La construcción de diques para contener el mar y presas en los ríos para obtener tierras agrícolas fértiles, los polders, no hizo más que agravar el fenómeno perturbando el papel de los ríos, contribuyendo a la progresiva elevación del nivel de la bahía y a la aceleración de su atasco caracterizado por el avance de los pastizales salados sobre los arenales. Se depositan en la bahía más de un millón de metros cúbicos de sedimentos cada año.

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La magia de Saint Michel