viernes. 29.03.2024
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El sociólogo alemán Ulrich Beck ilustró todo ese silencioso paso de una primera a una segunda modernidad y a la nueva sociedad globalizada resultante de todo ese cambio la llamó "sociedad del riesgo"

La modernidad para la que fue pensado era una modernidad muy distinta de la actual ya en demasiadas cosas, una de ellas, precisamente, en los riesgos de referencia para la población civil hoy.

El sociólogo alemán Ulrich Beck ilustró todo ese silencioso paso de una primera a una segunda modernidad - de una "modernización reflexiva", o "modernización de lo moderno" -, y a la nueva sociedad globalizada resultante de todo ese cambio la llamó "sociedad del riesgo". Difícilmente podría haber encontrado un término mejor.

Para Beck no se trataba, además, de una resignada constatación de algo "irresoluble", sino, todo lo contrario, de la necesidad de tomar conciencia de ese cambio de modernidad, de los nuevos paradigmas, de los nuevos procesos globalizados y de reflexividad, y de los nuevos roles de ciudadanos e instituciones precisamente para permitirnos actualizarnos al nuevo desafío de nuestra propia modernidad, para poder avanzar en la formulación de nuevas estructuras de gobierno "glocal", global - local, de esa nueva sociedad del riesgo, de esa nueva, segunda, modernidad.

Y ese mismo desfase entre modernidades, entre paradigma actual (real) y paradigma pasado para el que estaba inicialmente pensada nuestra estructura de gobernanza del riesgo A o B, es el que enfrentan distintos institutos de modo general y, muy en particular, nuestros sistemas nacionales de protección civil. 

Y si no se había llevado todavía la rica reflexión teórica de fondo de Beck a nuestro campo poco importa, pues ya se han encargado de situarnos ante la "dura realidad" la definitiva constatación de la existencia de los desafiantes riesgos HILF (riesgos de impacto supranacional extraordinario y baja probabilidad), también conocidos como "cisnes negros" o "black swan"; ejemplo concreto, por si mismos, de la clara "radicalización reflexiva" de todo cuanto se pudo pensar el Siglo pasado, en cuanto a escalas, implicaciones glocales, impacto, etc, en materia de riesgos.

Y así fue la propia constatación de la existencia de los nuevos "riesgos HILF" la que llevó a iniciar el camino de la actualización a la primera institución en tomar conciencia de ello mismo - sin grandes teorizaciones, por puro y simple pragmatismo pero igualmente efectivo-, la administración Obama, cuyo sistema de gestión de emergencias lleva ya 5 años reformándose a fondo desde la "Directiva Presidencial 8" mediante la que ha cambiado su entero sistema, y cuyas últimas manifestaciones (tras muchas otras cosas previas de fondo), ha sido la Orden de 13 de Octubre de 2016 relativa al HILF de las tormentas solares, y seguido de la nueva estrategia en materia del HILF de otros riesgos de nuestro entorno espacial en Diciembre de 1016, entre otros.

Y un paso por detrás vino, como suele ser habitual, su aliado británico con la puesta en marcha de instrumentos pioneros como el "Registro de Riesgos Nacionales". Un registro y reconocimiento de riesgos concretos, específicamente dirigido a su ciudadanía y con fines de su autoprotección, no lo olvidemos. Un instrumento de política nacional de protección civil articulado desde el Gobierno de la nación para buscar el ya inaplazable envolvimiento de la ciudadanía en una gestión distinta y más participativa y "auto responsable" de si mismos, ante tales grandes riesgos.

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En cambio, en la Europa continental - y no digamos ya en España -, seguimos anclados en políticas y planteamientos de gestión del riesgo de la Primera modernidad... ante todo un catálogo de riesgos emergentes propios de la Segunda. (En la imagen: Palabras en alemán de la obra de Ulrich Beck)

Es decir, vamos con toda "una modernidad de retraso" en la gestión de una nueva sociedad de riesgo, para la que no estamos ni remotamente preparados a ningún nivel en este momento desde los sistemas tradicionales de protección civil.

Y ello cuando la realidad es que el Estado de bienestar continental no podrá ya venir a asistir a ese ciudadano cuyo rol es concebido como de mero "sujeto pasivo receptor" de asistencia pública. Eso acaso pudo servir con riesgos esencialmente de escala local en la primera modernidad, sobre los que se articulo tal diseño, pero ya no puede ser suficiente ante los nuevos riesgos emergentes, glocales, de la segunda.

Por eso ninguno de los Estados continentales del bienestar podrá gestionar todo esto por si solo, sin repensar el entero sistema de protección civil y el propio rol de los ciudadanos dentro de éste, que ya no puede quedar limitado al de ser "sujetos pasivos receptores de asistencia". Y nos podemos dar cuenta de todo ello, de ese imparable cambio de rol, ahora - antes y a tiempo -, o de forma mucho más difícil, después. Por eso conceptos como los "derechos de información" ante las amenazas, políticas de resiliencia, o autoprotección, están llamados a ser imparables valores en alza en la nueva protección civil de esta nueva modernidad en la que el Estado "e pur si muove" y ha dejado de ser el centro del universo, para ser un satélite más, nos guste o no.

Ni siquiera algunos Estados de bienestar paradigmáticos como el alemán que llevando el notable esfuerzo de dar respuesta por si mismo a su máxima expresión, ha llegado a preparar más de 150 depósitos con 800.000 toneladas de alimentos no perecederos para dar asistencia a la población; pero las cifras (de la logística) son tozudas y ello tampoco puede ser bastante, ni con ello Alemania podría darles la solución servida y la asistencia a sus ciudadanos-receptores-pasivos ante alguno de estos grandes riesgos, y no le ha restado otro remedio que recomendar, también, contundentes medidas de autoprotección a todas sus familias (14 días de alimentos/agua/botiquín), en una suerte de planteamiento mixto respecto el puramente liberal y de "total autoresponsabilidad ciudadana" anglosajón.

Y posiblemente sea esta alemana la mejor óptica en el plano de lo realizable desde una política de protección civil nacional en la que el Estado de bienestar continental no renuncie de primeras a su rol central. Pero mucho más allá del planteamiento alemán parece altamente improbable que se pueda avanzar desde ningún Estado continental: la ciudadanía europea, también en esto, se encuentra ante nuevos cambios y encrucijadas.

Asociación Española de Protección Civil para el Clima Espacial, el EMP y los eventos black swan (AEPCCE)

Riesgos HILF: Hacia una protección civil de la Segunda Modernidad