jueves. 18.04.2024
LOLA

Hace unos días falleció  Dolores González Ruiz, abogada, a la que un comando fascista intentó asesinar en un despacho de la Calle Atocha, en Enero de 1977. Allí murieron cinco de sus compañeros. Resulta sorprendente, triste, decepcionante el escaso, casi nulo tratamiento dado por los medios de comunicación convencionales a esta noticia. Similar al tratamiento dado a otras noticias parecidas... Así se va escribiendo la historia y deseducando a los ciudadanos, que no conocen hechos trascendentes de su pasado reciente.

Las instituciones democráticas tampoco hacen nada o casi nada para que los que se jugaron la vida en la lucha por la libertad sean reconocidos por todos como los verdaderos impulsores del cambio político que nos condujo desde la dictadura franquista a la democracia, a la libertad.

Tras ser detenido y procesado en 1972, como tantos otros militantes de organizaciones de izquierdas, especialmente del PCE y de CCOO, acudía asiduamente a la Calle Españoleto-13, en Madrid, para ver a mis abogados y preparar  mi defensa. Abogados ejemplares, que dedicaban su vida a defender a los trabajadores y a otros detenidos por razones políticas. Valientes. Arriesgados, como desgraciadamente pudimos comprobar más tarde cuando algunos pagaron con sus vidas su compromiso democrático. En la izquierda, desde la izquierda. Nunca olvidaré la entrada al portal custodiada por la policía. Con ellos, con mis abogados, tengo una deuda histórica de gratitud.

Pasado el tiempo algunos se atreven a asegurar que la Transición fue un pacto de élites, cosa que como recientemente escribió Jorge M. Reverte en un artículo maravilloso, no debiera poder decir ningún bien nacido. Otros -o los mismos- certifican el fin de la dialéctica izquierda-derecha, superando filosóficamente, dialécticamente, es un decir, la historia del movimiento obrero y otros movimientos sociales, de la lucha de clases y de lo que haga falta. O saben poco sobre nuestra historia reciente o no les interesa conocerla. No estaría mal que la estudiasen detenidamente para que pudieran comprobar que ellos mismos son producto del sacrificio de tanta gente comprometida. Gente como Lola y sus compañeros, a los que los españoles debieran conocer para poder valorar su ejemplo.

En recuerdo de Dolores González Ruiz, Lola