Esta entrevista se publicó el 13 de julio de 2009. En ese momento, Marcos Ana era aspirante a recibir el Premio Príncipe de Asturias a la Concordia.
Marcos nos recibe en su casa, con los nervios propios de sentirse protagonista del éxito que ha tenido su libro, testimonio de una vida. Nos sentamos en la mesa de su ordenador, al que Marcos está enganchado buena parte de su tiempo, sobre todo por la gran cantidad de correos electrónicos que recibe a diario. Dice que, con esa “especie de Marcomanía” que ha surgido, no tiene tiempo para nada.
N.T. No tienes un respiro…
Marcos Ana. “Mi vida es un disparate, desde que apareció mi libro mi vida está patas arriba, es un fenómeno que no me explico; y en eso en España, en América latina es un delirio”, cuenta divertido.
Tiene unos espléndidos 89 años y lo que más sorprende es la fluidez de su palabra. Es un gran contador de historias, vivaz, jovial, poético y sencillo. En una de las paredes veo colgada una reproducción del universal dibujo de Picasso El prisionero y la paloma que sirvió de portada a su libro Poemas desde la Cárcel; también un cartel del genial pintor y otro con una dedicatoria de Rafael Alberti, al que tanto quiere Marcos Ana y con el que mantuvo una maravillosa relación. (Alberti le cita en la Arboleda perdida).
M.A. “Me decía -tú no eres Marcos Ana, tú eres Marco Polo, por lo mucho que viajaba”.
Una foto del Ché y libros componen la estancia en la que estamos. Nada de gran valor material –“si lo fuera iba yo a estar aquí, es broma”, precisa- y recuerda al humorista Gila y su inseparable teléfono: Oigan, ¿es el Partido Comunista?, pues denme de baja que me ha tocado la lotería. Nos reímos los dos.
”LA MEMORIA HISTÓRICA ESTÁ EN MANOS DE LA CIUDADANÍA”
Fernando Macarro (el pseudónimo de Marcos Ana responde al nombre de pila de sus padres) es aspirante a recibir el Premio Príncipe de Asturias a la Concordia 2009. El próximo 15 de julio se entregarán12.000 firmas apoyando su candidatura. Pero él no quiere hablar del premio, él no se postula a nada, e incluso afirma que, en caso de lograrlo, donaría el dinero para algún proyecto.
Antes de iniciar su periplo por todo el mundo en defensa de la libertad y la democracia en España, Marcos sufrió 23 años de prisión, fue torturado y condenado dos veces a muerte. Su libro recoge esas vivencias y el día a día con los hombres con los que compartió las penurias del cautiverio. ¿El recuerdo más amargo? Las noches de soledad en la celda tras despedirse de los compañeros llamados a capilla, los que iban a ser fusilados al amanecer. El mejor: la fraternidad y dignidad de esos mismos compañeros…
M.A… “Esos seres oscuros, gente sencilla, sin nombre y sin rostro, que han sufrido lo que yo y merecen lo que yo y no han tenido una recompensa popular y pública. A veces me da vergüenza, porque yo vivo entre los abrazos de la gente y me produce pudor. Esa es la clave de la memoria histórica, la falta de un reconocimiento popular e institucional”.
N.T. Pero, ahí está la Ley de la Memoria.
M.A. “Cuando apareció la ley fue interesante para nosotros porque nos daba una plataforma institucional para luchar por la memoria, pero era insuficiente, los problemas más importantes no se resolvían, como que se anulasen de manera inmediata todas las condenas y los procesos abiertos contra los demócratas españoles…
…Si algo justifica un poco al Gobierno (PSOE) por sus insuficiencias, fue la lucha cuerpo a cuerpo con el PP. El PP esgrimió las cosas más infamantes, como que las atrocidades se habían producido en los dos bandos. En fin, se lo pusieron muy difícil al Gobierno, aunque de todas maneras les faltó decisión para que esa ley fuese más completa de lo que ha sido. Y lo peor no es eso. Lo peor es que ahora se ha abandonado, se ha desactivado oficialmente, se ha metido la ley por vía muerta y los que tenemos que sacarla de esa vía somos los ciudadanos, porque la memoria está en manos de la ciudadanía…
…Una ley hay que imponerla y también la retirada de los símbolos franquistas. La derecha abunda en que hay que pasar página; sí, hay que pasar página, pero después de haberla leído. Solo los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla”.
LA VENGANZA NO ES UN IDEAL NI UN FIN REVOLUCIONARIO
A Marcos Ana le gusta hablar de la juventud y se enorgullece cuando cuenta que a raíz de su libro le escriben jóvenes que, “por su lenguaje –dice- se les nota que no están politizados”. Lamenta que muchos de ellos no conozcan lo que les pasó a sus abuelos, algunos fusilados durante la dictadura. Y también lamenta que ninguno de los gobiernos de la restaurada etapa democrática haya aclarado eso “para que la gente se sienta orgullosa de porqué murieron sus padres y sus abuelos”
M.A. “El mejor legado que podemos dejar a nuestros hijos es que conozcan lo que ha pasado en nuestro país. Esa es la vacuna más eficaz para proteger la libertad y el futuro de las nuevas generaciones. Frente a lo que dice la derecha de que es un afán de venganza, yo siempre digo que la venganza no es un ideal político ni un fin revolucionario…
…Yo me sentiría profundamente desgraciado si quisiera partir la cabeza del que me la partió a mí, porque eso no es un ideal y me sentiría muy empobrecido y empobrecería también mi lucha. La única venganza a la que aspiro es ver triunfantes los ideales por lo que he luchado. Es una venganza frente al sistema que crea esos monstruos”.
Pero Marcos no puede olvidar las “mentiras” que se han vertido. “Cuando dicen que en ambos bandos se cometieron las mismas atrocidades no es verdad”, afirma, y aunque reconoce que en la zona republicana se cometieron “excesos” durante la Guerra Civil, lo que ocurrió en el otro bando “fue un verdadero genocidio”
M.A.… “Y lo más inexpiable es que, una vez terminada la guerra, siguieron matando 40 años más. ¿Pero cómo se puede comparar una cosa con otra? No ha habido ni una sola reparación todavía…
…Angelita siempre termina llorando y diciéndome: Pero Marcos, si llevamos 30 años de democracia, ¿cuántos años más tenemos que esperar para restablecer la memoria de mi marido? (me cuenta, en recuerdo del político comunista Julián Grimau, fusilado por el régimen franquista).
N.T. ¿Tienes esperanza en que eso pase, eres optimista?
M.A. “Yo siempre he sido un profesor de optimismo y he estado siempre bien informado. Mario Benedetti decía que un optimista es un hombre mal informado. (Se ríe) Tengo confianza, si no la tuviera no merecería la pena luchar. Lo que pasa es que las medidas históricas y las humanas no siempre coinciden. Nos gustaría que en el espacio de una vida se produjeran grandes cambios pero un proceso revolucionario es muy difícil que se haga en el espacio de una vida”.
N.T ¿Sigues sintiéndote revolucionario?
M.A. “Claro. Y comunista. Siempre diferencio las ideas de los instrumentos, que son los hombres, son los partidos, y pueden fallar, pero las ideas están por encima de las equivocaciones de los hombres y de los partidos o de los países socialistas que adulteraron el comunismo y ensombrecieron la esperanza de la humanidad. La bondad de las ideas está por encima de esas cosas. Quienes quisieron llevar a la práctica las ideas comunistas las adulteraron y las prostituyeron”.
COMUNISTA HASTA EL ÚLTIMO SUSPIRO, PERO NO DE ‘CUARTEL’
Estas reflexiones le llevan a recordar al Ché Guevara al que conoció personalmente: “un hombre de una austeridad y una sencillez ejemplar”. Marcos mantiene en vilo la conversación e introduce el problema de la crisis económica global como “el fracaso del capitalismo”. Los jóvenes siguen siendo un referente para él:
M.A. “Me preocupa que las nuevas generaciones no conozcan bien lo que queremos los políticos, porque hemos perdido el lenguaje para acercarnos a la juventud. Pensamos que a los jóvenes hay que dirigirlos, pero la juventud quiere compartir, son rebeldes, no sumisos, quieren que se cuente con ellos y no que se les den consignas…
…La experiencia puede ser conservadora y a veces contrarrevolucionaria, porque si la tienes como un patrimonio personal, si la tienes encerrada la conviertes en un obstáculo. Hay gente que vive en el pasado y si no somos capaces de comprender a la juventud no podemos ver los signos del futuro”, dice.
A eso quizá responde su afirmación de que seguirá siendo comunista “hasta el último suspiro”, pero no “un comunista de cuartel”. “Lo importante es que digamos a la juventud que ésta no es nuestra sociedad, que otro mundo es posible, que luchamos por una sociedad distinta”. Marcos se muestra crítico con la clase política del momento, por su “falta de liderazgo” y recuerda su juventud cuando el objetivo de la lucha era la conquista de la libertad: “Contra Franco vivíamos mejor”, bromea, para significar la pérdida de ideales por parte de la sociedad actual.
M.A. “Los hombres no hacen la historia, el sujeto de la historia es el pueblo”
…”No podemos conquistar el futuro solos. No podemos encasillamos en nuestras fórmulas”…
LEJOS DE DIOS PERO CERCA DE JESUCRISTO
Poco antes de morir Rafael Alberti me dijo con la voz ya apagada: 'Marcos, qué corta es la vida'
El libro de Marcos Ana será llevado al cine por Pedro Almodóvar. Se conocieron en casa del poeta. El cineasta conoció la historia cuando la prensa publicó uno de los capítulos de la obra, el que habla de una joven prostituta, su “primer amor”. La productora El Deseo se puso inmediatamente en contacto con él para comprar los derechos del libro y Pedro y su hermano se presentaron en el piso de Marcos
M.A. “Almodóvar es un tipo con una gran densidad humana y con la sensibilidad a flor de piel. Un hombre con mucho talento”. Me relata que el cineasta le confesó que conocerle había supuesto para él uno de los momentos más importantes de su vida y, Marcos, con ese natural gracejo que tiene para romper el hielo le dijo, citando la última frase de Rick (Humphrey Bogart) en la película Casablanca, ”pues creo que esto puede ser el principio de una gran amistad”.
Quien dice sentirse “lejos de Dios pero cerca de Jesucristo” recuerda ahora más que nunca esos 23 años de juventud que le arrancaron, será porque siente que “la vida se va acabando”, aunque para él lo importante es que “no acaben los proyectos ni el amor”…
M.A. “Estoy viviendo con mucha intensidad, estoy desbordado por la felicidad”, afirma y recuerda con nostalgia cuando, poco antes de morir, Rafael Alberti le dijo con la voz ya apagada: Marcos, qué corta es la vida.
Nos despedimos, no sin antes pedirle que me firme su libro y que me recite un poema, La Vida, (escrito desde la cárcel), uno de cuyos versos da título a la obra autobiográfica, Decidme cómo es un árbol. Memoria de la prisión y la vida.
"Decidme cómo es un árbol.
Decidme el canto del río
cuando se cubre de pájaros.
Habladme del mar, habladme
del olor ancho del campo,
de las estrellas, del aire…”
(Prisión de Burgos, 1960)