miércoles. 24.04.2024
sultana
Sultana Jaya. (Foto: Rebelión)

En los días del inicio de la invasión rusa a Ucrania, en estos días de demostraciones de solidaridad, hasta en los países más xenófobos se ocupan de las personas que huyen de la guerra. De inmediato en mi cabeza resuenan los rechazos a las personas que cruzan el mediterráneo, mueren, pasan hambre y frío en las fronteras de los que ahora parecen tan solidarios. Además, para abundar en las asociaciones geopolíticas, viajo a los campamentos saharauis de Tinduf para cooperar con uno de los pueblos olvidados, que tiene ocupado su territorio donde Marruecos reprime a seres humanos y esquilma sus recursos naturales. Y llevan más de 40 años en la hamada argelina, engañados en 1991, con unas Naciones Unidas incapaces de concretar el prometido referéndum por el cual se firmó la paz; una Europa que en los Tribunales niega a Marruecos capacidad para firmar tratados de pesca sobre las aguas del Sáhara Occidental pero calla ante las opciones de autodeterminación del pueblo saharaui. Y una España irresponsable que no asume su carácter de potencia administradora, con una descolonización fallida y una traición de algunos que vociferaron libertad para el pueblo saharaui igual que dijeron No a la OTAN.

campamento saharaui
Campamento Saharaui

Cuando quienes mueren son europeos todo se conmociona, cuando la infancia que pasa hambre es europea es diferente, asume proporciones apocalípticas, cuando el conflicto y la guerra se desarrollan en la centralidad de Occidente es la hecatombe, un holocausto. En cambio pueden morir en África día a día miles de pequeños africanos, o huir de la guerra en Siria miles de árabes o sufrir represión permanente en Palestina. Cuando se diseña una viñeta aparecen colombianos y venezolanos emigrando pero no existen los saharauis perseguidos, encarcelados por el estado alauita y malviviendo en el desierto argelino, con combates a través del muro de la vergüenza que construyó Mohamed VI con la complicidad de muchos y la inacción de la MINURSO.

Mis principios son antibelicistas y he compartido el no a la guerra de Irak, contra la de Afganistán, me manifiesto por la paz y la solidaridad con el pueblo ucraniano, jamás aceptaría una estrategia militar donde pueda llegar la solución dialogada. Es imprescindible seguir insistiendo en la necesidad de paz, democracia y combate contra los nacionalismo excluyentes. Pero me ha tocado reconocer que al Frente Polisario no le dan ninguna garantía de avances en una negociación pacífica.

Ahora no parece que Putin tenga intenciones de sentarse a dialogar. ¿Qué tiene que hacer Europa y España? ¿Apoyar con armas o con sanciones más duras o con ambas cosas? La complejidad es máxima como para responder con consignas simples, como diría Innerarity sospechemos de quienes proponen soluciones fáciles a realidades tan complejas.

Declararse antibelicista y decir no a la guerra es fácil cuando no se tiene la mínima responsabilidad sobre lo que suceda en Ucrania. Pero los gobiernos europeos juntos o separados ven una amenaza real, no es tan fácil quedarse de brazos cruzados pero el referéndum sobre la OTAN lo perdimos en 1986 y resulta altamente improbable salirse porque significaría salir de Europa. La amenaza hacia la democracia y los valores europeos es demasiado real.

En el caso del pueblo saharaui se enfrenta a los drones israelíes y a la sofisticación de las armas y el apoyo tecnológico con el que cuenta Marruecos. Su concepción de guerra de guerrillas con la justicia y el derecho internacional de su parte no es suficiente para que el poderoso reino se siente a negociar: el Sáhara Occidental es territorio marroquí y ya no se discute nada. 

En los campamentos de refugiados he podido vivenciar una sociedad organizada, un estado insipiente, con educación y formación profesional, sanidad, centros de promoción de la mujer, distribución de agua, recogida de basuras, ahora con electricidad. Un pueblo y un gobierno que podría dirigir y desarrollar un país. Con una ayuda humanitaria de supervivencia, que racanea recursos alimentarios, con multitud de proyectos que reproducen el modelo de la caridad, no obstante cada día mejoran su vida. Pero les han abandonado, obligados a recurrir a la vía armada porque no hay otra salida y la sensación de impotencia se apodera de toda la gente lúcida y solidaria que les visita.

¿Por qué? ¿Tanto poder tiene Marruecos? ¿Tal vez, por el apoyo de Francia a sus empresas que operan en el Sáhara Occidental? ¿España no asume su responsabilidad, gobierne quien gobierne? Con una de estas preguntas sobre los recursos naturales Google nos cuenta: “El territorio del Sahara Occidental es muy rico en recursos naturales, con grandes yacimientos en fosfatos, petróleo, gas, pesca y circonita, a lo que habría que sumar la arena que llega por miles de toneladas a Canarias”.

libertad sultana jaya

En el día de la mujer la Delegación del Polisario de Madrid convocó a participar en la manifestación de Atocha a Colón, por los derechos fundamentales de las mujeres saharauis, pidiendo el cese de la represión, por la libertad para Sultana Jaya en los territorios ocupados. Me consta que ellas están muy movilizadas por la igualdad, sin olvidar jamás la lucha de su pueblo.

Toda la solidaridad para el pueblo ucraniano y todos los esfuerzos son pocos para parar la aberración de una guerra, esperemos que la defensa de la democracia, la paz y los derechos humanos siga inundando Europa y pronto sea una realidad el cese de las acciones armadas. Pero no olvidemos a los pueblos que siguen sufriendo ocupaciones y represiones como Palestina o el Sáhara Occidental.

Otro pueblo ocupado, refugiado y olvidado