jueves. 28.03.2024

Robert Sternberg define la sabiduría como una inteligencia práctica que crea un equilibrio entre lo intrapersonal, lo interpersonal y lo extrapersonal, es decir entre el interés en uno mismo, en el otro y en los demás. Es el conjunto de las cinco fortalezas dentro de la virtud de Sabiduría y Conocimiento, lo que nos ayudará a conseguir este equilibrio.

La definición explicita sobre la sabiduría proviene de la “teoría del equilibrio de la sabiduría” de Sternberg. De acuerdo con esta teoría, las personas son sabias en la medida en que utilizan su inteligencia, conocimiento y creatividad para buscar un bien común. Lo hacen para equilibrar sus propios intereses con los de otras personas y las de entidades más grandes, por ejemplo, la familia, la comunidad o la naturaleza.

No es sabia la persona que tiene muchos conocimientos, sino aquella que los sabe utilizar de manera positiva

Sternberg en su teoría aporta además un dato revelador, la sabiduría es distinta a la inteligencia medida por los coeficientes intelectuales. En efecto, Sternberg va tan lejos como para sugerir porqué personas tan inteligentes y tan bien educadas son particularmente susceptibles a cuatro falacias que inhiben decisiones y acciones sabias:

– La falacia del Egocentrismo: pensar que el mundo gira, o por lo menos, debería centrarse a nuestro alrededor. Actuando de manera que pueda beneficiarte a ti mismo, independientemente de la forma en que el comportamiento afecte a los demás.

– La falacia de la Omnisciencia: creer que sabe todo lo que hay que saber y por lo tanto no tiene que escuchar el consejo y el consejo de otros.

– La falacia de la Omnipotencia: la creencia de que tu inteligencia y la educación te convierte de alguna manera en alguien poderoso e infalible

– La falacia de la Invulnerabilidad: creer que usted puede hacer lo que quieras y que los demás nunca serán capaces de hacerte daño.

La sabiduría o perspectiva consiste pues, en la capacidad de dar consejos sabios y adecuados, encontrando modos para comprender el mundo y para ayudar a comprenderlo a los demás. Seligman la considera la fortaleza más elevada, la más cercana a la sabiduría. Según dice, “sucede cuando otras personas recurren a una para aprovechar su experiencia, para que las ayude a solucionar problemas y obtener perspectiva para ellas mismas. La persona con perspectiva posee una visión del mundo que tiene sentido para otros y para ellas mismas”.

Sin la perspectiva y la sabiduría, nuestro conocimiento sigue siendo una mera serie de datos y hechos. Las personas que desarrollan esta fortaleza tienen la capacidad de adquirir información a partir de su vida y experiencias y usarla para mejorar su bienestar y el de los demás. Es decir, no es sabia la persona que tiene muchos conocimientos, sino aquella que los sabe utilizar de manera positiva.

A nivel social, la sabiduría permite a las personas escuchar a los demás, evaluar lo que dicen y ofrecer un buen consejo, aportando una forma de apoyo social.

Cuando las personas se sienten mal, confusas o con problemas, intentan recurrir a una persona a la que consideran sabia para recibir su ayuda, por lo que esta fortaleza tiene una función social importante. Los principales líderes religiosos de la historia, como Buda, Jesús, etc., mostraron un grado de sabiduría que conmovió a naciones enteras, aportando modos de mejorar como personas y en las relaciones entre nosotros y con el resto de los seres vivos. No obstante, a veces sus palabras pueden ser tergiversadas o usadas para hacer daño. Es decir, el conocimiento puede utilizarse de un modo erróneo.

Por ejemplo, la intolerancia, el odio hacia quienes son diferentes, las guerras por motivos religiosos, la imposición por la fuerza de determinadas ideas, etc., constituyen un mal uso del conocimiento y no pueden considerarse sabiduría.

Esta fortaleza suele ser el objetivo último de la Sabiduría y el Conocimiento. Muchas personas pueden encontrar en la búsqueda del conocimiento una inspiración, pero sin la perspectiva y la sabiduría, nuestro conocimiento sigue siendo una mera serie de datos y hechos. ¿Quién no conoce al menos una persona que es muy brillante e inteligente, pero toma decisiones terribles y dañinas para él durante toda su vida?.

La sabiduría nos vacuna contra las malas decisiones porque aumenta la capacidad de ver las cosas claramente fuera de nuestro sesgo personal, es decir nos ayuda a ver la vida de manera más amplia y completa. Por lo tanto, la perspectiva y la sabiduría son necesarias para que esos nuevos conocimientos sirvan para mejorar nuestra vida y las vidas de quienes le rodean.

Proponemos un decálogo de ejercicios para mejorar la fortaleza de la perspectiva:

1. Intenta realizar lo siguiente como un ejercicio semanal: Explica la perspectiva amplia de tu vida en una o dos oraciones. Esto te ayudará a tener claros cuáles son tus objetivos, sin perder nunca de vista la amplitud con que deben considerarse.

2. Encontrar el propósito de cinco de tus acciones / decisiones importantes en el pasado. Esto te ayudará a tener una perspectiva más amplia de cuáles son los valores que guían tus decisiones. Y podrás ser consciente de ellos y utilizarlos para la próxima vez que tengas que actuar o tomar una decisión. 

3. Elige a una persona a la que consideres sabia (puede ser alguien que está vivo o alguien que ha fallecido), intenta leer o ver una película sobre su vida e identifica cómo su vida puede guiar tus decisiones y acciones. Una persona que consideres sabia tendrá un significado para ti, de tal forma que estará en concordancia con tu visión del mundo. Si analizas cómo esta persona actuó en su vida, su forma de pensar, sus decisiones etc. , esto puede darte una forma de ver el mundo con otra perspectiva, que puede ayudarte o guiarte en un futuro.

4. Ofrece consejos, pero sólo cuando se te pregunte y después de escuchar empáticamente al buscador de consejo. Esto te ayudará a ponerte en el lugar del otro para poder analizar las cosas desde su perspectiva, y al ofrecer tu consejo tendrás que intentar que se adapte a su forma de ver las cosas, sus capacidades etc.

5. Reflexionar sobre las implicaciones morales de los avances científicos que afectan directamente a tu vida. Muchas veces no nos paramos a pensar en los debates que la ética y la moral plantean en los descubrimientos científicos.

6. Persigue objetivos que tienen un impacto significativo en el mundo. Puedes formar parte de alguna organización que intente cambiar las cosas, o incluso tomar este hábito para actuar en relación a las personas de tu entorno.

7. Ejercita el optimismo y la paciencia con las tareas que te resulten más desafiantes. Esto te supondrá un esfuerzo extra, pero te ayudará a cambiar tu forma de ver esas tareas de forma consciente.

8. Examina un acontecimiento mundial desde perspectivas históricas, culturales y económicas. Podrás darte cuenta cómo las cosas no tienen un sólo significado y es muy diferente el poder valorarlas en todos los ámbitos con los mismos adjetivos.

9. Márcate un periodo de tiempo en tu horario que sea cuando te puedas parar y puedas reflexionar de manera óptima, analizar, reflexionar y sintetizar acerca de  una cuestión determinada sobre la que tengas pensamientos ambivalentes. Así lo convertirás en un hábito a la vez que te asegurarás de tener el tiempo necesario, el espacio adecuado, etc. para pensar sin distracciones.

10. Construye una red de amigos y conocidos con diferentes perspectivas, de tal forma que puedas buscar su consejo cuando se necesite experiencia sobre cierta cuestión. Esto te será muy útil, ya que podrás tener al alcance de tus manos las diferentes perspectivas y formas de entender la realidad de cada uno de los diferentes miembros.

Por último, compartir esta reflexión de Alfred Tennyson:”El conocimiento viene, la sabiduría se queda”

La fortaleza de la perspectiva o sabiduría