jueves. 25.04.2024
El aprendizaje automático es una herramienta poderosa para estudiar los hábitos humanos
El aprendizaje automático es una herramienta poderosa para estudiar los hábitos humanos

La psicología y la neurociencia definen el hábito como un tipo de proceso de decisión en el que el mismo comportamiento se ejecuta en el mismo contexto, independientemente del resultado. Crear un hábito supone un esfuerzo. Supone hacer que nuestro cuerpo o nuestro ritmo de vida se adapte a nuevas rutinas que antes eran desconocidas. Por ello, la clave para ello será la constancia y la perseverancia. Ellas serán las que se enfrenten a la tentación de abandonar.

Cuando logramos que la conducta esté incorporada en nuestro repertorio habitual, resulta más fácil llevarla a cabo y la realizamos de forma más natural. El primer paso entonces será definir bien qué quiero conseguir. Si es algo que deseo y me siento motivado, el primer paso será mucho más sencillo para comenzar.

Mecanismo cerebral de la creación de hábitos

Un hábito se entiende como tal, precisamente por su naturaleza repetitiva y natural, conductualmente hablando. Esto, necesariamente, conlleva un correlato cerebral que permite que caminemos a lo largo de nuestro día a día sin tener que tomar decisiones cada minuto.

Crear un hábito supone un esfuerzo. Supone hacer que nuestro cuerpo o nuestro ritmo de vida se adapte a nuevas rutinas que antes eran desconocidas

La creación de hábitos se produce en los ganglios basales, un área cerebral que se activa con la repetición de conductas. Al estar también implicados en seleccionar respuestas motoras apropiadas y en la adquisición de comportamientos, están conectados directamente con el circuito de recompensa del cerebro.

Es decir, que las neuronas de los ganglios basales son sensibles a la dopamina, por lo que afianzarán las conexiones neuronales de aquellas acciones que produzcan placer. Es por ello que los hábitos y las compulsiones se sitúan en un mismo espectro de intensidad y es más fácil aprender a través de refuerzos positivos.

¿Cuánto tiempo cuesta crear un hábito?

En 1960, el cirujano plástico Maxwell Maltz, definió la duración de 21 días para crear un hábito. Posteriormente, se ha visto que las neuronas no son capaces de asimilar de forma completa un nuevo comportamiento en este tiempo y corremos el riesgo de abandonar de forma prematura solo con 21 días de entrenamiento.

En estudios posteriores realizados por la University College de Londres descubrieron que, como media, en realidad son necesarios 66 días para incorporar una nueva conducta en nuestra rutina y hacer que se mantenga. También descubrieron que dejar un día de seguir la conducta no es perjudicial para el objetivo a largo plazo. Crear un hábito hace necesario la práctica rutinaria al principio (constante/frecuente) para hacer que algunos procesos del hábito se automaticen y necesitemos menos esfuerzo para llevarlo a cabo. El tiempo de práctica variará según la conducta que queramos adquirir y lo familiar que resulte para nosotros.

Algunos estudios consideran que son necesarios 66 días para incorporar una nueva conducta en nuestra rutina y hacer que se mantenga.

Un nuevo estudio de científicos sociales de Caltech muestra cuánto tiempo lleva el formar el hábito del gimnasio: un promedio de aproximadamente seis meses. El mismo estudio también analizó cuánto tiempo tardan los trabajadores de la salud en adquirir el hábito de lavarse las manos: un promedio de unas pocas semanas.

"No hay un número mágico para la formación de hábitos", dice Anastasia Buyalskaya, profesora asistente de marketing en HEC Paris. Otros autores del estudio, que aparece en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, incluyen a Colin Camerer de Caltech, profesor Robert Kirby de Economía del Comportamiento y director y presidente de liderazgo del Centro T&C Chen para Neurociencia Social y de Decisión, e investigadores de la Universidad de Chicago y la Universidad de Pensilvania y a Xiaomin Li, becario postdoctoral en Caltech.

"Es posible que se haya escuchado que se necesitan unos 21 días para formar un hábito, pero esa estimación no se basa en ninguna ciencia", dice Camerer. "Nuestros trabajos apoyan la idea de que la velocidad de formación de hábitos difiere según el comportamiento en cuestión y una variedad de factores añadidos".

Este estudio es el primero en utilizar herramientas de aprendizaje automático para estudiar la formación de hábitos. Los investigadores emplearon el aprendizaje automático para analizar grandes conjuntos de datos de decenas de miles de personas que marcaban el código para ingresar a su gimnasio y otro grupo, el que se lavaban las manos durante los turnos del hospital.

Para la investigación del gimnasio, los investigadores se asociaron con el gym “24 Hour Fitness”, y para la investigación del lavado de manos, se asociaron con una compañía que utilizó tecnología de identificación por radiofrecuencia (RFID) para monitorear el lavado de manos en los hospitales. La RFID es un sistema de identificación de productos que puede parecer similar al código de barras tradicional, pero cuenta con grandes ventajas. A diferencia del código de barras, que utiliza la imagen para identificar una etiqueta colocada en un producto, la RFID utiliza las ondas de radio para comunicarse con un microchip, que puede estar montado sobre gran cantidad de soportes, como por ejemplo un tag o etiqueta RFID, una tarjeta o un transpondedor. Los conjuntos de datos rastrearon a más de 30.000 asistentes al gimnasio durante cuatro años y a más de 3.000 trabajadores del hospital durante casi 100 turnos.

Los investigadores emplearon el aprendizaje automático para analizar grandes conjuntos de datos de decenas de miles de personas

"Con el aprendizaje automático, podemos observar cientos de variables de contexto que pueden ser predictivas de la ejecución del comportamiento", explica Buyalskaya. "No necesariamente tiene que comenzar con una hipótesis sobre una variable específica, ya que el aprendizaje automático hace el trabajo para que encontremos las variables relevantes".

El estudio encontró que ciertas variables no tenían ningún efecto sobre la formación de hábitos en el gimnasio, como la hora del día. Otros factores, como el comportamiento pasado, entraron en juego. Por ejemplo, para el 76% de los asistentes al gimnasio, la cantidad de tiempo que había pasado desde una visita anterior al gimnasio fue un predictor importante de si la persona volvería a ir. En otras palabras, cuanto más tiempo había pasado desde la última vez que un asistente al gimnasio fue al gimnasio, menos probable era que lo convirtiera en un hábito. El 79% de los asistentes al gimnasio tenían más probabilidades de ir al gimnasio los mismos días de la semana, siendo el lunes y el martes los más concurridos.

Para la parte del estudio sobre el lavado de manos, los investigadores analizaron los datos de los trabajadores de la salud a quienes se les dieron nuevos requisitos para usar insignias RFID, que registraban su actividad de lavado de manos. "Es posible que algunos trabajadores de la salud ya tuvieran el hábito antes de que los observáramos, sin embargo, vimos que la introducción de la tecnología RFID como un 'shock' y asumimos que pueden necesitar reconstruir su hábito desde el momento en que usan la tecnología", dice Buyalskaya. "En general, estamos viendo que el aprendizaje automático es una herramienta poderosa para estudiar los hábitos humanos fuera del laboratorio", dice Buyalskaya.

Por último, compartir esta reflexión del historiador romano Tito Livio: “Cualquier esfuerzo resulta ligero con el hábito”.

¿Hay un número mágico para generar hábitos?