jueves. 28.03.2024
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Acaba de inaugurarse por Felipe VI, en la Biblioteca Nacional, Madrid, una exposición en homenaje al que fue Presidente de la II Republica española, Manuel Azaña.

No se si el rey, estará al corriente, de la reforma de las Reales academias, que hizo don Manuel, la primera mediante un decreto en 1931, publicado en la Gaceta de Madrid, suprimiendo lo de Reales, en esas academias, y posteriormente, el 17 de septiembre, en la Gaceta de la Republica, con el Frente Popular, disolviéndolas, por ser instituciones anquilosadas, y creando un organismo de Cultura, alternativo, que nunca llego a funcionar.

La reacción, desde el franquismo, fue la creación en 1937, de una institución, el Instituto de España, que aglutinaba a las Reales academias. A dicho instituto fueron a parar el patrimonio de la Junta para la ampliación de estudios, que Franco había disuelto ilegalmente, por un decreto de 19 de mayo de 1938, desde Burgos.

Dicha JAE, había seguido funcionando hasta el final de la guerra, en los territorios republicanos, es decir, abril de 1939, con una delegación en Madrid, dirigida por el Dr Luis Calandre Ibáñez.

Posteriormente el 24 de noviembre de 1939, se creo el CSIC, por ley, traspasando los bienes y patrimonio del Instituto de España.

Actualmente, las Reales Academias, se encuentran bajo el alto patronazgo de la monarquía, articulo 62 de la Constitución de 1978.

Por el contrario, en la Constitución republicana de 1931, en su deseo de modernización, son abolidos los títulos nobiliarios, que fueron restituidos por el dictador Franco, en 1947.

Si como dicen los organizadores del centenario de Manuel Azaña, se pretende mostrar una conexión entre la Democracia republicana, y su Constitución, con la actual democracia monárquica, y su Constitución, tendrán que recordar lo anteriormente expuesto, y recordar que Azaña, no quería ni Reales Academias, ni títulos nobiliarios.

El Presidente Manuel Azaña y una de sus reformas más desconocidas