jueves. 25.04.2024
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Pont du Gard es una obra maestra de la ingeniería romana y fue construida con una precisión notable

Francia es uno de los países donde mejor se conservan los restos romanos. Hoy vamos a ver uno de los puente/acueducto romano más espectacular que jamás podremos ver.

Es un acueducto situado en el sur de Francia construido por los romanos. Se encuentra junto al pueblo de Remoulins en el Departamento de Gard. El puente se construyó durante el siglo I D. C. y formaba parte del acueducto de Nimes, una conducción hidráulica por gravedad de 50 kilómetros de longitud que llevaba el agua de un manantial en Uzés a la colonia romana de Nemausus, la actual Nimes. Atraviesa el río Gardon.

Durante mucho tiempo se pensó que el puente del Gard fue construido alrededor del año 19 a. C., sin embargo, las excavaciones recientes sugieren que se realizó en el siglo I d. C., entre los años 40-60 d. C, bajo el gobierno de los emperadores Claudio y de Nerón. Su construcción se atribuye al yerno de Augusto, Marco Vipsanio Agripa y duró cinco años. La finalidad del mismo era llevar el agua del río del Eures a Nímes a través del acueducto.

El diseño del trazado del acueducto se hizo en función de las condiciones del terreno. Había un desnivel de doce metros entre el inicio y el final, esto hizo que los constructores tuvieran que realizar un gran trabajo técnico, calculando una pendiente que permitiera la caída del agua por gravedad.

Para la construcción de Pont du Gard se contrató a un equipo de obreros calificados. Se utilizó el chorobates para lograr la nivelación de las piedras a demás de un conjunto de postes de medición que tenían cinco o diez pies romanos de largo.

Los planos fueron dibujados en tabletas de cera, para después ponerse por escrito en los pergaminos. Los constructores usaron plantillas para guiarlos en una construcción que requiere una gran precisión, tales como la talla de los bloques estandarizados con los cuales se construyó el conducto de agua.

Pont du Gard es una obra maestra de la ingeniería romana y fue construida con una precisión notable. El acueducto completo tenía una pendiente de 34 cm/km (1/3000), descendía sólo 17 m en todo su trayecto y llevaba 20. 000. 000 de litros de agua diariamente. Sobre el tercer nivel discurre un camino y un conducto de agua de 1,8 m de altura y 1,2 m de grosor y una pendiente de 0,4 % de grado.

Fue construido a tres niveles. Tiene 49 metros de alto y el nivel más largo tiene 275 metros de longitud. De los cincuenta kilómetros del trazado del acueducto, un 90% es construcción subterránea. Sus muros fueron realizados con bloques de piedra de la zona, que suele ser una piedra calcárea de color amarillo, que son fáciles de tallar y fueron recubiertas con una capa de cal que reduce las filtraciones e impide que las raíces penetren.

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Interior del conducto del Puente del Gard, en la actualidad cerrado al público

El gran problema de esta obra era como salvar el río Gardon, Este acueducto/puente presenta tres niveles

Nivel bajo: 6 arcos, 142 metros de longitud, 6 m de grosor, 22 m de altura.

Nivel medio: 11 arcos, 242 metros de longitud, 4 m de grosor, 20 m de altura.

Nivel superior: 35 arcos, 275 metros de longitud, 3 m de grosor, 7 m de altura.

Fue construido por completo sin emplear argamasa ni materiales de albañilería. Las piedras del acueducto, algunas de las cuales pesan hasta seis toneladas fueron izadas a cuarenta metros de altura y mantenidos por juntas cinceladas in situ. Sólo en la parte más alta se utilizó mortero. Se mantienen unidas por grapas de hierro. La mampostería fue elevada hasta su sitio mediante poleas accionadas por muchos hombres. Se construyó un complejo andamio para aguantar el acueducto mientras se construía.

Los constructores emplearon grúas y poleas de aparejo para levantar las piedras a su lugar. Gran parte del trabajo se realizó empleando tijeras simples operadas por un molinete. Para los bloques más grandes se usó un enorme tapiz rodante con tracción humana. Este tipo de maquinaría se siguió utilizando en las canteras de la Provenza hasta el inicio del siglo XX.

Un andamio complejo se construyó para que así pudiera soportar el puente cuando se estaba realizando la obra. Este gran andamio de madera era de por sí una obra compleja y tenía que ser capaz de sostener el peso de la obra a medida que está fue ganando altura. Grandes bloques de piedra quedaron sobresaliendo desde el puente para apoyar los marcos y los andamios utilizados.

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Reproducción de la construcción de Pont du Gard.

La mayoría del recorrido de los acueductos romanos se construyeron bajo tierra. Se hace excavando una zanja en la que se construye un canal de piedra, rodeado de un techo abovedado de losas de piedra que posteriormente es cubierto de tierra. Algunos trozos son túneles excavados en roca sólida.

El peso estimado del Pont du Gard es de 50.400 toneladas de piedra con un volumen de unos 21.000m3. Estos bloques de piedras fueron cortado con gran precisión para que encajaran perfectamente entre sí solo por fricción, lo que está en el origen de que no se utilice el mortero.

Los constructores dejaron inscripciones en las piedras en los que se mandaban mensajes o se daban instrucciones. Los bloques de piedras está numerados y nos indican a donde son destinados, tales como fronte dextra o sinistra fronte, para así que los obreros supieran donde colocarlas.

La magnífica belleza de Pont du Gard se debe principalmente a sus formas elegantes y a su entorno natural, no habiendo sufrido los estragos del paso de tiempo durante sus veinte siglos de existencia.

La fachada todavía tiene las marcas de su construcción en forma de protuberancias por las que se unía al andamio y caballetes en los pilares que sostenían los marcos semicirculares o cimbras sobre los que se construyeron los arcos. Se cree que se tardó unos cinco años en construirlo, y participaron en las obras entre 800 a 1.000 trabajadores.

El agua que transportaba el acueducto es agua pura y rica en carbonato de calcio disuelto lixiviado fuera de la piedra caliza. Los carbonatos han causado problemas importantes para el mantenimiento del acueducto, ya que precipita fuera del agua durante su recorrido a través del conducto. Esto conllevo que la corriente de agua que transportaba el acueducto se fuera reduciendo progresivamente por los carbonatos depositados.

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Otra amenaza que tenía el acueducto era la vegetación que penetra por la tapa de la piedra del canal, obstruyendo el flujo del agua, conjuntamente con las raíces colgando, las algas y las bacterias que se descomponen en un proceso llamado biolithogenesis, que se produce dentro del conducto.

Este acueducto tenía que ser mantenido constantemente por los circitores, que eran trabajadores de mantenimiento, que se introducían a lo largo del conducto, eliminando y lavando las paredes para deshacer cualquier tipo de vegetación.

El conducto de agua o specus que va por la parte superior del acueducto tiene una altura de 1,8 m y 1,2 de ancho. Los niveles superiores del puente están ligeramente curvados en dirección de las aguas de arriba, un hecho atribuido siempre a los ingenieros que desean para su fortalecimiento contra el flujo del agua.

El acueducto de Pont du Gard tiene 35 km construidos bajo tierra, el resto iba en la superficie, ya sea en una pared o sobre puentes arqueados. Todavía se conservan restos de las obras sobre el suelo como se puede comprobar en el llamado “rue pont” que se pueden ver cerca de Vers.

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La realización de esta obra tuvo un gran coste a las arcas romanas, siguiendo los cálculos realizados por Émile Espérandieu, lo valora en más de treinta millones de sextercios, que es una auténtica fortuna.

El exterior del acueducto presenta un aspecto áspero, sin embargo, en el interior del canal por donde fluye el agua es muy suave para que así el flujo de agua no se obstruyera. Sus paredes interiores se construyeron a partir de mampostería vestida. Están recubiertos con un estuco con la incorporación de fragmentos de cerámica y azulejos.

La obra fue pintada con aceite de oliva y se cubre con Maltha, una mezcla de cal apagada, grasa de cerdo y el jugo viscoso de higos. Esto consigue que sea una superficie muy suave y duradera haciendo que el agua discurra sin dificultad.

Pont du Gard representa el inicio del desarrollo de los acueductos romanos pues su técnica con el diseño del apilamiento de los arcos en la parte superior de cada uno, es torpe y costosa, pues hace que se requiera gran cantidad de piedra. Posteriormente, se consiguen diseños más complejos usando el hormigón y de esta forma se reduce el volumen. Con esta nueva técnica se consigue también reducir costes.

Veremos que posteriormente estas nuevas técnicas constructivas se usan en el acueducto de Segovia y el de Ferreres en Tarragona que tienen una longitud similar, pero emplean un menor número de arcos.

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Los arquitectos romanos acabaron con la técnica de acumulación. Esta nueva técnica constructiva ya lo vemos en el acueducto de los Milagros de Mérida en España y en el Cherchell en Argelia que utilizan muelle salta delgada, construida de arriba hacia abajo con el hormigón.

El Pont du Gard es un símbolo del poder de la civilización romana y se ha conservado a lo largo del tiempo sobreviviendo a guerras y problemas climáticos. Conserva la huella de una organización donde aparece la numeración de las piedras, los puntos de apoyo de los andamios y las grúas.

Nimés era una de las ciudades más importantes de la provincia romana de la Galia. La expansión de la ciudad fue muy rápida y llegó a tener 20.000 habitantes. Para poder desarrollarse necesitaba agua de ahí la construcción del acueducto, lo que le va a dar mayores posibilidades de expansión. Se crean numerosas fuentes así como termas, redes de alcantarillado, monumentos, lo que le da un gran prestigio como ciudad.

A partir del siglo IV, con la llegada de los pueblos bárbaros a la Galia se descuidó su mantenimiento y los sedimentos no eran limpiados, la vegetación crece en el canal y en consecuencia comenzaron a obstruir el conducto, por lo que el caudal de agua que transporta se reduce. Hacia principios del siglo VI, se abandona definitivamente, en el momento en que los visigodos y los francos comparten la región que recorría el acueducto.

A pesar de esto parece ser que siguió suministrando agua a Nimes hasta el siglo XI, pero ya en menor medida.

Quedó inutilizado ya en el siglo IX y la gente empezó a usar sus piedras para sus propias construcciones, ya que eran piedras trabajadas. Sin embargo, la mayor parte del puente del Gard permanece intacta. En el siglo XVI llamó muchísimo la atención a las autoridades por la grandeza de este monumento.

El que hoy se mantenga tan intacto se debe a su uso como puente de peaje sobre el valle. En el siglo XIII, el rey de Francia concedió a los señores de Uzés el derecho a cobrar peajes a los que utilizaran el puente. El derecho pasó más tarde a la iglesia por medio del obispo de Uzés, a cambio de ser responsables del mantenimiento del puente en buen estado.

Sin embargo, este acueducto sufrió graves daños cuando en el año de 1620, Enrique duque de Rohan lo empleo para hacer pasar a su artillería por el puente en la guerra que enfrentaba a los realistas franceses y a los hugonotes. Se transformó el puente para que pudiera ser usado también como puente, para que facilitara el tráfico a pie atravesando el río. Los pilares del segundo nivel vieron reducido su grosor para hacer más espacio para el tráfico, pero esto hacía peligrar la estabilidad de la estructura.

Para que pudiera pasar la artillería el puente, el duque ordeno cortar por un lado la segunda fila de arcos a una profundidad de alrededor de un tercio de su grosor original. Esto creó un hueco en el piso inferior lo suficientemente amplio para que pudieran pasar los carros y los cañones, pero a cambio debilitó las estructuras del puente poniéndolo en grave riesgo.

pont-du-gard-2En el año 1702, las autoridades locales intentaron reforzar el puente/acueducto reparando las grietas, rellenando surcos y volviendo a colocar las piedras perdidas en el siglo anterior. (En la imagen: Sección transversal del Puente del Gard).

Los pilares fueron restaurados a su grosor inicial en el año 1702, para así salvaguardar el acueducto, se reparo sus grietas, rellenando los surcos y volviendo a colocar las piedras perdidas el año anterior.

Fue contratado el ingeniero Henri Pitot en el siglo XVIII entre los años 1743 y 1747 para que restaurara la imponente obra, siendo objeto de distintas restauraciones destinadas a conservarlo y se construyó un nuevo puente junto a los arcos del nivel inferior en el año 1743, de tal forma que el tráfico rodado pudiese cruzar por allí. Se colocó dicho puente junto a los arcos del nivel inferior.

El escritor Alejandro Dumas fue muy crítico con la construcción del puente nuevo, al comentar que estaba reservado para el siglo XVIII, deshonrando un monumento que los bárbaros no se habían atrevido a destruir.

A pesar de todos estos arreglos, el Pont du Gard continuó deteriorándose y el famoso escritor Prosper Merimée ya en el año 1835 denunció el grave riesgo de colapso debido a la erosión y la pérdida de las piedras. Fue en el año 1840, cuando el Pont du Gard fue inscrito en la lista de grandes monumentos.

El acueducto fue restaurado en el siglo XVIII, pues para entonces era un reclamo turístico y fue restaurado de nuevo durante el reinado de Napoleón III a mediados del siglo XIX. Napoleón III tenía gran admiración por todas los monumentos romanos del país y visitó Pont du Gard en el año 1850, y encargó el arreglo del mismo al arquitecto Charles Laisné. Dicho arreglo se produjo entre los años 1855-1859. Podemos ver en el extremo este del acueducto las escaleras instaladas por Charles Laisné para permitir poder visitar el conducto. Además, se limpiaron y arreglaron las paredes del conducto, lo que permitió que se pudiera caminar con seguridad a lo largo del conducto.

Esta reparación produjo reformas sustanciales, que incluyó el reemplazo de las piedras erosionadas, el llenado de algunos de los pilares para que ayudaran en su estabilidad y la mejora del drenaje mediante la separación del puente del acueducto.

La calidad extraordinaria de la albañilería del puente lo convirtió en una parada obligatoria para los viajeros mamposteros, que en su gira tradicional alrededor del país, lo conocieran en profundidad y muchos de los cuales dejaron sus nombres inscritos en la piedra.

El Pont du Gard se vio afectado por una inundación en el año 1998, que causó graves daños en la región. La carretera que lleva al puente y las instalaciones cercanas sufrieron importantes desperfectos, aunque el acueducto en sí no se deterioró seriamente.

El Gobierno francés patrocinó un proyecto de rediseño en cooperación con las autoridades locales, la UNESCO y la Unión Europea, que concluyó en 2000. Se hizo peatonal el área alrededor del acueducto y se mejoraron las instalaciones destinadas a los visitantes, lo que incluyó la construcción de un museo. El proyecto fue criticado por su coste y por la pérdida de belleza del paisaje circundante.

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Otra consecuencia fue que ya no se permite caminar a través del conducto. Sin embargo, el nuevo plan asegura que el área cercana al Puente sea ahora mucho más silenciosa, debido a la prohibición del tráfico motorizado, y el nuevo museo proporciona al visitante un contexto histórico más rico.

El Pont du Gard es muy espectacular, pero el canal continua tanto antes como después de este acueducto y sus alrededores también merecen la pena ser vistos. A un kilómetro en dirección a Uzés, entre la garriga se encuentran los restos del viaducto de Pont Rou, es decir, el tramo precedente del canal. Al estar bastante oculto entre la garriga es menos visitado pero merece la pena adentrarse en el bosque para descubrirlo

En la orilla donde la roca está más presente se encuentra un auténtico paisaje de garriga y de auténticas tierras agrícolas rehabilitadas, donde se cultivan los productos típicos del clima mediterráneo: viñas, cereales y olivo. En la orilla más húmeda hay una avenida arbolada por donde se puede pasear y acercarnos al agua, con la posibilidad de podernos bañar si hace buena temperatura.

A ambos lados del río Gardon hay unos senderos al lado del acueducto, por lo que se puede subir y llegar a una altura interesante desde donde se puede admirar mejor y sacar unas fotos magnificas del Pont du Gard

El puente del Gard es una de las cinco atracciones turísticas más visitadas de Francia, con 1,4 millones de visitantes en el año 2001.

Pont du Gard