viernes. 19.04.2024
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Ganar una partida al póker está al alcance de cualquiera. Probablemente, muchos de los que ahora jugamos habitualmente tuvimos, en alguna de nuestras primeras partidas, la famosa fortuna del que no conoce muy bien como es el procedimiento básico de éste u otro juego y, sin embargo, gracias al azar acaba ganando. Sí, la famosa suerte del principiante. Porque, al fin y al cabo, el póker es en cierta parte eso, suerte.

Sin embargo, para todos aquellos que no gocen de una alianza sempiterna con la diosa fortuna, el mundo del póker ha creado una especie de canon, de normas del “buen juego”, con el que las probabilidades siempre son más altas. Muchas de estas normas son puro sentido común y otras son mucho más complejas y basadas en ciertos conceptos matemáticos y estadísticos, y el mejor lugar donde puedes ampliar información es en las propias páginas webs de las plataformas de póker online, una especie de compendios fundamentales de la ciencia y las reglas del póker.

Lo que aquí vamos a tratar, sin embargo, es la diferencia entre jugar una partida de póker online a formar parte de una en la vida real. Y es que la obvia diferencia entre las dos formas de jugar al póker hace que cada especialidad tenga su estilo, sus ventajas y, obviamente, también sus puntos en contra.

Póker en la vida real

  • Los sentimientos. Las partidas en las que todo el mundo está presente físicamente se diferencian, principalmente, por un arma de doble filo: es mucho más difícil, tanto para ti como para tus rivales, esconder los sentimientos. La adrenalina cuando vas de farol, ansiedad con una gran mano, las dudas... todo ello es muy difícil de esconder, sobre todo cuando una mesa entera se está fijando en tus gestos, miradas y forma de hablar. Sé inteligente e intenta esconder cualquier gesto delator, pero, a la vez, intenta descifrar cada mínimo movimiento de tus rivales.
  • La información. En parte debido a esto, la información que se da en las partidas reales es muchísima en comparación con la de las que se juegan online y el tipo jugador que saca partido de ellas es, así mismo, diferente. Muchas veces, en la vida real cuenta más saber interpretar toda esa información y jugar en base a ella que seguir el manual del jugador de póker basado en estadísticas.

En definitiva, una partida de póker en la vida real se adapta mejor al jugador intuitivo que al que se rige por las estrategias académicas.

Póker online

  • Centrarse en el juego de uno mismo. El póker online tiene la gran diferencia con su juego hermano de que uno está completamente sólo. Lo mejor siempre es, por lo tanto, centrarse en el juego de uno mismo. Descifrar el juego de los demás es mucho más difícil y es mejor seguir los mandamientos del póker. Así, tarde o temprano, se acabará ganando dinero.
  • Mantener la concentración y la paciencia. Quizás, el póker online es peor aún para la paciencia de sus jugadores que el que se juega en persona. Por eso, otra de las mayores cláusulas del póker online, aun cuándo otro gana con una mano imposible, aun cuando parece que todo esté amañado, es mantener la calma y la paciencia, la tranquilidad. Seguir con el juego que uno tiene que hacer y no caer en la desesperación es la receta para el éxito.
  • Partidas simultáneas. En relación con lo anterior viene este punto. Si no mantienes la concentración en sólo una partida, no juegues dos, pero si puedes y quieres, ¿por qué no hacerlo? Así como es algo imposible en la vida real, el póker online te permite jugar varias partidas a la vez, pero tendrás que estar concentrado y avispado, sino, estarás perdido.

Resumiendo, el póker online está hecho para que los jugadores cerebrales, pacientes y metódicos hagan su agosto, frente a los jugadores más intuitivos del póker real. ¿Tú, qué tipo de jugador eres?

Póker online vs Póker en la vida real