Conocida como “Tierra de Asturcones” es un paraíso sostenible

Piloña, el tesoro oculto de Asturias

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Hasta hace poco este era un secreto bien guardado que solo conocían unos pocos afortunados. Piloña, en el Oriente de Asturias, atesora montañas y bosques repletos de vida, recónditos valles y majadas, atravesados por ríos y arroyos llenos de color, conjuntos etnográficos únicos y especies autóctonas míticas, como los asturcones, herederos de los caballos ancestrales de las cuevas rupestres que quedaron pintados en sus paredes como se pueden ver en Tito Bustillo.

Piloña, Tierra de Asturcones, trabaja para cumplir durante este 2017 con los objetivos claves de Turismo Sostenible para el Desarrollo, declarado por la Organización de Naciones Unidas, impulsando el crecimiento económico inclusivo y sostenible, inclusión social, empleo y reducción de la pobreza, potenciando el uso eficiente de los recursos, protección ambiental y cambio climático, transmitiendo los valores culturales, diversidad y patrimonio. En Piloña Tierra de Asturcones se puede practicar el ecoturismo, un turismo de naturaleza realizado de manera respetuosa con el medioambiente y sostenible, que contribuye al desarrollo local y con claro enfoque principal en la observación de los recursos naturales ayudando además a preservar la geología, la flora y la fauna locales. 

Cuenta con un extenso y conservado entorno natural, envuelto en montañas, sierras y picos, que lo convierte en destino preferente para la práctica de actividades de montaña. Tiene una de las mayores ofertas en alojamiento rural de Asturias. En Piloña también se puede realizar actividades experienciales únicas en Asturias como es ver al caballo asturcón, especie autóctona, en libertad, actividad que se lleva a cabo con la unión de diferentes sectores económicos, la ganadería y el turismo, los cuales han creado una simbiosis perfecta para ofrecerle al turista una visión real del destino, haciéndole partícipe de las actividades tradicionales de Asturias.

La historia de Piloña se remonta a más de 49.000 años, gracias a la Cueva del Sidrón, de gran importancia arqueológica y paleoantropológica, la riqueza natural de la zona hizo que fuera declarada Reserva Natural Parcial. Es un referente nacional e internacional en la interpretación del mundo neandertal siendo uno de los mayores hallazgos de restos neandertales de Europa.

El tiempo se para en la Comarca del Sueve. Piloña cuenta con un extenso y conservado entorno natural, envuelto en montañas, sierras y picos, que lo convierte en destino preferente para la práctica de actividades de montaña. Cuenta con tres núcleos de población importantes, Infiesto, su capital, Villamayor y Sebares.

En la villa de Infiesto, el viajero encontrará el Santurario de la Virgen de la Cueva, situado a la vera del río del mismo nombre, cuyos primeros testimonios escritos datan del siglo XVI, aunque existen leyendas que se remontan varios siglos atrás. Rehabilitado recientemente, el recinto dispone de una amplia área recreativa. En Infiesto también encontramos la Casa del Tiempo, que ofrece a sus visitantes un recorrido por la historia de la relojería, con más de 100 relojes y 500 piezas de relojería de diversas épocas y procedencias. De obligada visita es el ábside de Santa María de Villamayor, parte de la antigua abadía datada en el año 1003 y declarado Monumento Nacional en 1931.

En Sebares encontramos la iglesia de San Pedro y en la parroquia de Sorribes, la iglesia de San Pablo y el Palacio de Sorribes de los siglos XVI y XVII respectivamente e históricamente ligados a los condes de Peñalva. En Espinareu nos espera un conjunto etnográfico único, una de las mayores concentraciones de hórreos de España, y punto de partida de numerosas rutas de montaña, como la que lleva al Pico Vízcares, techo del concejo con 1420 metros de altura.

Y si después de tantas visitas entra el apetito, no hay que preocuparse, se encuentra en el lugar ideal. La gastronomía piloñesa es muy rica y variada. Aquí se podrán degustar toda suerte de cocidos y fabadas, así como los más tradicionales guisos y postres, todo ello acompañado de unos «culines» de sidra. El hecho de que Piloña sea un municipio eminentemente agrícola y ganadero se ve reflejado en su cocina. La utilización de los productos de la huerta es una de las razones del éxito de sus platos. La caza y la pesca ocupan un lugar relevante en todas las mesas piloñesas; los guisos de corzo, venado y jabalí, o las truchas fritas con jamón y el salmón a la ribereña son, entre otras, algunas de las delicias al alcance en restaurantes y mesones. La avellana es un elemento básico en la repostería y una de las señas de identidad del municipio.

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