viernes. 29.03.2024
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Cañón de Siq

Uno de los sitios que no debemos dejar ver en nuestra vida, es la ciudad de Petra considerada una de las siete maravillas del mundo en la actualidad. Para verla es necesario llevar un buen calzado, pues la visita puede durar más de doce horas, se suele entrar al amanecer y salir al anochecer y no la habremos visto toda, es un continuo subir y bajar, por lo que se debe tener una buena preparación física y no sufrir de las rodillas. Imprescindible abundante agua y un buen bocadillo porque dentro no podrá comprar.

¿Me acompaña?

Petra era la capital del antiguo reino nabateo, cuyos pobladores la llamaban Raqmu. El nombre de Petra proviene del griego que significa piedra, y su nombre es perfectamente idóneo. No se trata de una ciudad construida con piedra sino, literalmente, excavada y esculpida en la piedra.

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  1. El Siq. Discurre a lo largo de 1,5 km encajado entre paredes de más de 80 m de alto. Aún se distingue el canal de agua de la época nabatea.
  2. El Tesoro. Es el primer edificio que aparece tras recorrer el Siq.
  3. El Teatro. Los nabateos excavaron sus gradas y los romanos lo ampliaron. Llegó a tener capacidad para más de 3.000 espectadores.
  4. Vía Columnada. Era la arteria principal de Petra. Originalmente estaba porticada, pero las columnas que quedan son de época romana.
  5. Tumbas Reales. La de la Urna es la má sorprendente.
  6. El Monasterio. Es el edificio más grande de Petra. Se halla en una colina.

Los restos más célebres de Petra son sin duda sus construcciones labradas en la misma roca del valle, en particular, los edificios conocidos como el Khazneh (el Tesoro) y el Deir (el Monasterio).

Fue fundada en la antigüedad hacia el final de siglo VIII a. C. por los edomitas. Fue ocupada en el siglo VI a. C. por los nabateos que la hicieron prosperar gracias a su situación en la ruta de las caravanas que llevaban el incienso, las especias y otros productos de lujo entre Egipto, Siria y Arabia y el sur del mar Mediterráneo.

Hacia el siglo VI d. C., el cambio de las rutas comerciales y los terremotos sufridos, condujeron al abandono de la ciudad por sus habitantes. Cayó en el olvido hasta que en 1812 el lugar fue redescubierto para el mundo occidental por el explorador suizo Jean Louis Burckhrdt.

Numerosos edificios cuyas fachadas están directamente esculpidas en la roca, forman un conjunto monumental único, que a partir del 6 de diciembre de 1985 está inscrito en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco. Desde el 7 de julio de 2007, Petra forma parte de las nuevas siete maravillas del mundo moderno.

Petra, situada en una depresión y recupera las aguas de una cuenca pluvial de pequeña gracias a la relativa impermeabilidad de las rocas. Esta baja permeabilidad del suelo plantea muchos problemas, como las inundaciones muy destructivas que padece. De hecho, hasta que fue desviado en el siglo XX, el río Wadi Musa. También hay un pequeño Siq que se suma al Siq principal cerca de las tumbas reales.

En el siglo I, Estrabón dice que el pueblo de Petra tiene fuentes de agua en abundancia, ya sea para fines domésticos o para regar sus jardines. Las instalaciones de recogida y distribución de agua para almacenarla y transportarla a través de un terreno tan escarpado todavía son visibles, incluidos un dique o presa hidráulica y varios embalses. También hubo una amplia red de cisternas.

Las primeras huellas de las instalaciones sedentarias edomitas en el sitio de Petra se remontan al final del siglo VIII a. C. La llegada de los nabateos, pueblo nómada árabe, se remonta probablemente al siglo VI a. C., cuando entran en el país de Edom y toman el control de Petra. Los edomitas se desplazaron a la región de Hebrón, dejando el asentamiento.

Los nabateos eran un pueblo nómada en sus inicios y sus viviendas eran simples tiendas de piel de cabra. Posteriormente excavaron habitaciones muy sencillas en la roca: con fachadas lisas, con una puerta en la parte inferior y uno o dos cortes en forma de escalera. Se trata de una imitación de las tumbas sirias. Estuvieron en constante contacto con las civilizaciones de su entorno. Esto hizo que se inspiraran en sus estilos, especialmente en el de la egipcia Alejandría.

En el año 312 a. C., el general Antigono I Monoftalmos fracasa en su intento de capturar la ciudad. En el siglo IV a. C., la ciudad abarca más de diez kilómetros cuadrados. Los nabateos son conocidos por su técnica de cerámica de alta calidad.

Hacia el final de siglo IV antes de C. y principios del III, los nabateos parecen totalmente independientes, a pesar del dominio regional de la dinastía tolemaica. Al terminar el siglo III a. C., los nabateos apoyan a Antioco III que logra expulsar a los tolomeos hacia el sur.

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Vía columnada

El rey nabateo Obodas I derrotó a Alejandro Janneo en los altos del Golán entre el año 93 a. C. y el 90 a. C., poniendo fin a la expansión de los Hasmoneos en Petra y su reino. Conquistó los países de Moab y Gilead, al este de Jordania que volverá a perder después, a pesar de su nueva victoria sobre Jannée en el año 82.

Obodas I derrotó al seléucida Antioco XII en el año 85 que murió en combate. A su muerte, Obodas fue deificado por los nabateos que organizaron su culto y construyeron el Deir en su honor.

El rey Aretas III que era, hijo de Obodas I continúa la expansión del reino de los nabateos hasta la importante ciudad de Damasco. La ciudad se desarrolla gracias al comercio de la ruta del incienso. Esta ruta terrestre se inicia en Yemen y continua a lo largo de la costa oeste de Arabía en Petra se dividía en dos ramas: una hacia el noroeste que llevaba a Gaza, y otra al noreste en dirección a Damasco.

La abundancia de agua y la seguridad hicieron de Petra un oasis para las caravanas del sur de Arabia que llegaban cargadas sobre todo de productos de lujo especias y seda traídas desde la India, el marfil desde África, las perlas desde el mar Rojo y el incienso desde Arabia.

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Teatro

Los reyes nabateos Malichos I y Obodas III hicieron fracasar muchas expediciones romanas. Los romanos trataron de encontrar el origen de las especias y los perfumes con los que comerciaban los nabateos para no pagar su intermediación. La ciudad alcanzó su apogeo en el año 50. Contaba con 20. 000 habitantes, pero las fuentes difieren mucho de este número legando a calcularse en los 30 000 a 40 000 habitantes.

Durante el reinado del rey nabateo Obodas III el reino experimentó un importante desarrollo cultural. En esa época se construyen la mayoría de las tumbas y los templos.

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El Tesoro

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Tumba

Los nabateos adoraban a los dioses/as árabes de la época preislamica, así como a algunos de sus reyes deificados. El principal dios masculino es Dushara y su trinidad femenina está compuesta por Uzza, Allat y Manat. Muchas de las estatuas talladas en la roca nos enseñan a estos dioses y diosas.

Dos son los escritores conocidos que han dejado testimonio de la existencia de Petra, Estrabón y Diadoro de Sicilia. Sus textos dan cuenta de las riquezas de este pueblo árabe, provenientes del comercio de las caravanas entre Asia y Europa, pero no están de acuerdo en su forma de vida: eran sedentarios o nómadas, campesinos o urbanos.

Los territorios nabateos fueron conquistados por el general Pompeyo entre los años 64-53 a.C. y anexionados a Roma, en su campaña para reconquistar las ciudades tomadas por los hebreos. El imperio otorgó a Petra y a los nabateos una relativa autonomía, con la obligación principal de pagar impuestos y de proteger las fronteras de las tribus del desierto. Para esta época se comienzan a construir edificios al modo griego y se realizan las conocidas fachadas que evocan templos helénicos.

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Tumba de la urna

En el año 106, se produce la muerte del último rey nabateo, Rabbet II Soter. El reino fue anexionado por orden del emperador Trajano. La orden fue cumplida por Cornelio Palma, gobernador de Siria, una vez dominada fue base de una legión. Petra recibe el título honorario de metrópoli. Un poco más tarde, en el año 114, Petra se convertirá en la base para los ataques contra el Imperio de los partos en Irán.

La apertura de las rutas marítimas en la época romana dio un golpe fatal a Petra y a los nabateos al desviar las corrientes comerciales de la ciudad. Desde la ocupación romana, algunas caravanas siguen parando en Petra, pero se vuelven cada menos frecuente con el tiempo a pesar de la construcción de una vía romana de 400 Km, que conecta Petra y el golfo de Aqaba. El emperador Adriano estuvo en Petra en el año 131 y le dio su nombre: Petra Hadriana.

Durante la llama pax romana se produjo aumento en la construcción en la ciudad. Con la reorganización del imperio, iniciada por el emperador Diocleciano, se convirtió en la capital de la Palaestina taertia. Los romanos encauzaron un río, el uadi, por un túnel debajo de Petra, lo que les permitió reconstruir la calle mayor y levantaron el templo Qar el-Bint

Hacia el año 325 d. C, la cristiandad se convirtió en la religión oficial del imperio, lo que i tuvo también importancia en Petra. En el año 330, el emperador Constantino I el Grande dividió el Imperio romano en dos: el Occidental y el Oriental con capital en Constantinopla. Petra y su provincia pasaron a ser parte de dicho imperio.

Petra pasa a formar parte del Imperio bizantino, y el imperio extendió la difusión de la fe cristiana mediante la construcción de iglesias. Los habitantes de la ciudad siguieron siendo fieles a sus creencias, pero en el año 350 fue nombrado en Petra un obispo, y un siglo más tarde se construyeron en la ciudad grandes iglesias. 

Atanasio de Alejandría habla de la existencia de un obispo en Petra llamado Asterius. Por ejemplo el Deir fue utilizado como iglesia y durante las excavaciones se descubrió una cruz pintada en sus paredes, y otras tres iglesias. La gran Tumba de las urnas de la época nabatea, que corresponde a la tumba de Malichos II, Aretas II y Aretas IV, se convirtió en catedral en el año 446. Al norte de Petra hay varias tumbas con una cruz tallada, lo que indica que los cristianos enterraron allí a sus muertos.

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Tumba del soldado

Se produce un fuerte terremoto en el año 363 que originó graves en los monumentos, incluido el teatro, y los acueductos. Cirilo que era obispo de Jerusalén en su descripción del terremoto afirma que “casi la mitad de la ciudad fue destruida cuando sucedió el terremoto, a la tercera hora, y en particular a la novena hora de la noche”.

La ciudad se encontraba ya debilitada desde el comienzo de la dominación romana por el descenso de sus actividades comerciales. No se produjo su reconstrucción y se fue perdiendo habitantes poco a poco.

La región fue tomada por los musulmanes en los años 629 – 632 pero no se interesaron por Petra. La última mención de Petra se encuentra en un texto escrito por Anthenogenes, obispo de la ciudad, hacia el final del siglo V o comienzo del VI.

Petra fue gradualmente perdiendo a sus habitantes y se había convertido en una simple aldea en torno al año 700. Fue ocupada por los cruzados cristianos en su conquista de Palestina antes de ser completamente olvidada.

Durante la primera cruzada fue ocupada Petra por Balduino de Boulogne. Durante la dominación franca, se construyeron varias fortificaciones cruzadas en las fortalezas de Al-Wu'ayrah y Al-Habis. La ciudad sigue en manos de los cruzados hasta el año 1187, cuando Saladino los derrotó tomando posesión de la región.

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Las ruinas de Petra fueron objeto de curiosidad durante la Edad Media y fue visitada por grandes personajes como los sultanes de Egipto.

Petra fue descubierta para el mundo occidental en 1812 por Jean Louis Burckhart t que era un viajero suizo que se disfrazó de musulmán y se hacía llamar Sheikh Ibrahim. Escuchó decir que a las afueras del pueblo de Wadi Musa, existían en medio de una fortaleza natural, unas ruinas extraordinarias.

En esta región, que entonces pertenecía al Imperio Otomano, se desconfiaba de las personas que curioseaban en las antigüedades consideradas como "obras de los infieles"; porque en ese momento la situación política y religiosa era tensa. Burckhardt se presentó como un peregrino que deseaba sacrificar una cabra al profeta Aarón, cuya tumba, construida en el siglo XIII, se suponía que estaba más allá de las ruinas, en la parte superior de Jebel Haroun.

Acompañado de su guía, cruzó la ciudad antigua en agosto de 1812, sin poder por un momento pararse a tomar notas o dibujos, pero consciente de la importancia de tales restos y del hecho de que esas ruinas eran las de Petra. Entusiasmado, propagó la noticia entre los occidentales instalados en Oriente y en Egipto y expuso sus conclusiones en el libro “Travels in Syria and the Holy Land” que se publicó en el año 1823.

Se llevaron a cabo otros intentos de exploraciones de Petra, a pesar de la desconfianza de la gente. En mayo de 1818 (seis años después de la expedición de Burckhardt), una docena de personas de Jerusalén, entre ellos John William Bankes, Giovanni Finati y los oficiales navales C. L. Irby y J. Mangles, lograron mantenerse un par de días en la ciudad, pero las rivalidades entre los jefes de las tribus les obligaron a abandonar antes de lo previsto.

A partir de 1828 se iniciaron las verdaderas primeras misiones arqueológicas. Y desde 1830, el asentamiento se convierte en un lugar para visitar, complementadas por peregrinaciones religiosas.

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Es en el siglo I cuando se inicia la construcción de estructuras monumentales: las tumbas del Deir, del Palacio y de Corintio. Durante el siglo II los constructores de la ciudad adoptaron detalles arquitectónicos helenística (friso, el arquitrabe, la pilastra…) y crearon un estilo nuevo de capitel el nabateo.

Emplean cada vez más estructuras decorativas, algunas inspiradas en la cultura aborigen: rosetas, animales de la región o de otros lugares esculturas inspiradas en la antigua Grecia. Las familias más ricas de la ciudad contrataban arquitectos para crear tumbas que contienen fachadas muy decoradas. Decoraban el interior de sus casas con estuco, pintadas en colores brillantes.

El historiador griego Estrabón escribe lo siguiente: “en Petra las autoridades hacían pagar públicamente una multa a aquellos que reducían sus riquezas y daban honores a los que las aumentaban; muchas personas ostentaban sus riquezas mandando construir tumbas y monumentos imponentes”.

Los edificios públicos, monumentos y tumbas nos muestran una gran influencia helenística y de otras civilizaciones, debido a sus columnas, peristilos y otros detalles extranjeros. Sin embargo, las zonas privadas, de los nabateos, donde dormían, comían y trabajaban, siguen el estilo árabe.

Podemos contemplar como a menudo sus casas carecen de ventanas y gustan de pequeños patios interiores tranquilos, como ocurre en el Oriente Medio. Los techos de las casas bajas de una o dos plantas, son planos debido a la escasez de lluvias y carecen de azulejos con la excepción de las clases ricas, que prefieren los mosaicos y tienen el suelo de losas.

Es frecuente encontrarnos con bancos de piedra para sentarse durante las comidas, pero el resto del mobiliario parece haber sido de madera, no quedando vestigios de ellos. Las cocinas están ubicadas fuera de la casa principal para reducir al mínimo el riesgo de incendio, pero esto es una práctica que se da en toda la zona del Oriente Medio.

Sus habitantes construyeron muchos edificios con columnas tanto dentro como fuera de sus edificios. Fuera, las que servían para separar los patios interiores y otras estructuras y, en el interior, para decorar y poder así separar las diferentes habitaciones.

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En la ocupación romana, los romanos construyeron una calle recta, bordeada de pórticos con columnas, en dirección hacia el mercado de la ciudad; antes todas las calles seguían los contornos del valle, la calle principal seguía el curso del Siq.

La mayoría de los edificios de Petra no se construyeron siguiendo un plano preestablecido sino en las terrazas naturales a lo largo de las paredes del valle, o excavadas en la roca. Los asentamientos se sitúan cerca de donde es posible disponer de fuentes y se formaron como sencillos campamentos tribales. En la zona conocida como ez-Zantur, que es un área situada por encima de la calzada romana, nos encontramos con una casa de piedra del siglo I y también con una rica villa construida también en el mismo siglo.

Los lugares considerados sagrados para los nabateos, nos encontramos con piedras elevadas formando un conjunto llamado “baétryles”, que significa “casa de Dios”. Servían para indicar la presencia de un dios. La entrada al Siq fue coronada por un gran arco, del que sólo quedan las huellas a un lado del cañón, a causa de los estragos de la erosión por los terremotos y por las inundaciones que se producían frecuentemente.

A lo largo de las paredes hay pequeños nichos que contienen esculturas de dioses. Una muralla, de la que quedan muy pocos restos y su función era proteger a la ciudad de Petra y su valle de los ataques enemigos.

Lo que hoy podemos ver por su relativamente buena conservación de los monumentos se debe a que, por tradición, los habitantes de las aldeas vecinas han mantenido la ciudad hasta aproximadamente el siglo XIX.

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Petra, una de las maravillas del mundo