jueves. 28.03.2024
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Querido lector o lectora… bueno, quien esté ahí detrás, leyendo, seguro que han sido muchas veces las que me habéis escuchado esta historia. La descubrí hace muchos, muchos años y mis alumnos “han sufrido” esta historia una y otra vez, pero, para los que empezamos a mediar hace años, es el más recurrente de todos los cuentos clásicos. Es más, yo, con las gafas de mediador, le hubiera titulado: Peter Pan: Adolescentes en conflicto.

¿Recuerdan ustedes la película Peter Pan?; creo que nunca una película infantil ha tenido mas relación con el papel de la mediación con menores o adolescentes que la mencionada película.

¿Recuerdan como de forma imaginaria unos hermanos viajaban al País de nunca jamás? Tras irse a dormir, tres hermanos de una misma familia sueñan como por la ventana de su dormitorio, pueden volar, atraídos por el malvado Capitán Hook. En su imaginación, desean huir de su casa, su familia, sus padres, en plena post-guerra mundial, en la batalla, en el conflicto, en el que se ven afectados unos niños, la única forma de huir de ello es mediante la imaginación.

El argumento que estuvo en la mente del escritor escocés James Matthew Barrie, parte de ese primer momento: Los Darling eran una familia compuesta por el siempre preocupado por las apariencias señor Darling, la dulce señora Darling y sus tres hijos Wendy, John y Michael, y también de Nana, un perro niñera que no tenía nada que envidiar a ninguna otra niñera.

Wendy era la hermana mayor y en sus sueños vivía historias de aventuras en las que aparecía un personaje llamado Peter Pan, un niño volador, que vivía en la isla de Nunca Jamás. No era casual esa situación, ya que la madre era una gran contadora de cuentos, ya que cada noche antes de dormir leía día tras día, diversas historias a los niños.

En esta situación, mi pregunta siempre fue la misma: ¿Cuántos niños conoces querido lector que les gustaría viajar al País de Nunca Jamás? Yo pienso en esos niños de familias desestructuradas, crisis familiares, situaciones de abandono, desgraciadamente en algunos casos incluso de maltrato, muchos ¿verdad? Están junto a nosotros, en nuestros barrios, en las puertas de los vecinos, de amigos, de familias conocidas y desconocidas.

Pero continuo. ¿Recuerdan como sentían la atracción de lo prohibido… de los piratas… su referente era Garfio? Los menores y sobre todo los adolescentes que se revelan ante cualquier situación, desean enfrentarse a aquello que no pueden alcanzar, y la mejor forma de hacerlo es mediante todo aquello que para los adultos no está permitido. ¡Mamá déjame un poco más ver la tele! ¡no quiero comer eso! ¡porqué nunca me tenéis en cuenta!... cualquier dia ¡me voy de casa!. Estas y muchas frases oímos una y otra vez, sobre todo en esos adolescentes rebeldes que están intentando encontrar su identidad. Por eso, en mis clases siempre hablo de los piratas y de su capitán, el temible y admirado Garfio, como el ejemplo a seguir de la rebeldía, ya que los piratas duermen cuando quieren, en cualquier lugar y juegan contra lo prohibido. ¿Quién no soñó, alguna vez, en convertirse en pirata en esta vida?

Peter Pan, es madurez dentro de poder mantener nuestro niño que llevamos dentro; es familia, colectivo, lo más importante que tenemos; es imaginación, algo que sobra en los menores y falta en los adultos

Pues, coincidiendo con un enfado del señor Darling, y con una salida nocturna del matrimonio, Peter (que cada noche se quedaba junto a la ventana escuchando los cuentos), volvió a por su sombra (la habían escondido cuando descubrieron que alguien más escuchaba los cuentos nocturnos) con el hada Campanilla (la conciencia, nuestra conciencia) para recuperar su sombra. Sin embargo, una vez que la consiguió no pudo volver a “ponérsela” (que importante es querido amigo, lo que somos y lo que realmente reflejamos de nosotros al exterior, por eso digo tantas veces que seáis auténticos), y se echó a llorar. El llanto de Peter despertó a Wendy, quien tras oír su problema, cosió la sombra de Peter a sus pies.

Peter Pan quedó encantado de las habilidades de Wendy y le pidió que viajara con él y Campanilla al país de Nunca Jamás, donde podría vivir aventuras y ser la mamá de los Niños Perdidos. Y así, enseñó a volar a los tres niños con la ayuda del polvo de hadas de Campanilla, y todos viajaron a Nunca Jamás.

¿Recuerdan ustedes quienes se encontraban allí en comunidad?: Los niños y niñas perdidas. Cuantos de estos “niños perdidos” se encuentran a nuestro alrededor como antes os mencionaba. Cuantos son objetos de abusos, de utilización como “armas” arrojadizas en supuestos de crisis matrimonial en nuestros dias; o peor, si conocemos las cifras estadísticas que nos hablan de abandono, acogimientos temporales o retiradas de la patria potestad por no procurarles la formación integral necesaria. Pero quiero referirme, en este caso no a las situaciones, que ya las mencioné, sino a los lugares: “la comunidad de los niños perdidos” son las “viviendas tuteladas”, “las casas-cuna”, los centros de acogida de menores no acompañados”… Hay muchas comunidades de niños perdidos ¿verdad?

En nuestra historia, tras llegar al País de Nunca Jamás, aunque Peter Pan no quería saber nada de madres ni de adultos, los Niños Perdidos pensaban a menudo en sus madres y estaban encantados de tener una.

Wendy aceptó de buen grado su papel de madre, cuidando a los niños, dando medicinas, poniendo tareas, fijando normas, cosiendo, cocinando y contando cuentos. Y así pasaron felices, bastante tiempo, viviendo las aventuras que siempre habían soñado, propias de una isla tan fantástica, y comenzando a olvidar a sus padres y a su pasado, especialmente John y Michael, los más pequeños. Wendy se acordaba más de ellos, sobre todo de lo que estarían sufriendo, pero estaba tan segura de que sus padres tendrían siempre abierta la ventana para recibirles con alegría el día que decidieran regresar, que no se preocupaba demasiado.

Una historia, tras otra, de indios y vaqueros…así fue pasando el tiempo hasta que una noche Wendy, temerosa por llegar a olvidar a sus padres y por lo que estarían sufriendo, decidió que debían volver a casa con sus hermanos… y lo que es más, después de probar lo que era una madre, los niños no querían perder a Wendy, y deseaban seguir con ella, así que esta se ofreció a que sus propios padres adoptaran a todos. Los Niños Perdidos aceptaron ilusionados, pero Peter no quería saber nada de ninguna madre, ni hacer nada de lo que obligan a hacer los mayores, ni crecer, y se negó a volver y ser adoptado. Así, se despidieron y se marcharon. Todos, absolutamente todos, queridos amigos, tenemos ese niño o niña dentro de nosotros.

Pero un nuevo imprevisto, ya que precisamente Garfio, había preparado un ataque pirata ese día a la comunidad de los niños perdidos, y preparó una emboscada para capturar a Wendy y a los niños, a quienes no protegía Peter porque entonces actuaba como si no le importara su marcha. Garfio tenía todo tan planeado que pudo incluso llegar al escondite de Peter mientras dormía, y envenenar su medicina.

Campanilla descubrió lo que había ocurrido y corrió a despertar a Peter. Este, antes de ir a salvarlos quiso tomar su medicina para agradar a Wendy, pero la pequeña hada lo salvó de morir envenenado en el último momento, bebiendo ella el contenido del frasco. Campanilla estuvo a punto de morir entonces, pero un hada puede salvarse cuando los niños creen en las hadas, y cuando se lee este cuento, siempre hay un niño que cree en las hadas y salva la vida de Campanilla.

En el barco pirata Garfio ya había decidido acabar con los niños haciéndoles caminar por el tablón. Pero entonces se escuchó el “tic-tac” del cocodrilo y el capitán pirata se aterrorizó. Sin embargo, solo era un engaño de Peter, que acudía a salvar a Wendy y a los niños. Peter fue acabando con los piratas de uno en uno hasta conseguir la llave de los grilletes y liberar a los niños, y entonces comenzó una feroz lucha en el barco, marcada por el enfrentamiento entre Peter y Garfio. Pero esta vez el niño venció sin dificultad, y de una patada en el trasero envió al pirata a las fauces del cocodrilo, que había estado siguiendo el “tic-tac” de Peter. Gracias a la gran victoria los niños se hicieron con el barco de los piratas, y tras las celebraciones, al día siguiente pusieron rumbo de vuelta a casa.

Por eso, cuando pienso en este pasaje, siempre me vendrá a mi mente ¿Recuerdan cómo recuperaba Peter Pan a sus “hijos”?: pensando como ellos, viviendo como ellos, sintiendo como ellos, como Wendy. Solo es posible entrar en su mundo, si cerramos los ojos e imaginamos como ellos.

Pues eso supone la mediación familiar con menores o adolescentes.

Y termino mi post. Tras la vuelta, en casa de los Darling las cosas habían cambiado. El señor Darling, arrepentido por sus errores del pasado; la madre se aseguraba de que la ventana estuviera siempre abierta, para el regreso de los niños.

Querido amigo o amiga, conseguir cada vez que tengáis encima de vuestra mesa de negociación un conflicto en los que se encuentren involucrado menores, “viajar al país de nunca jamás”, sacar el niño que tiene el adulto dentro, para que comprendan lo ocurrido desde los ojos de un niño y podamos conseguir que exista un acuerdo, con la “ventana abierta” de nuestro trabajo.

Peter Pan, es madurez dentro de poder mantener nuestro niño que llevamos dentro; es familia, colectivo, lo más importante que tenemos; es imaginación, algo que sobra en los menores y falta en los adultos.

Peter Pan, eres tú

Peter Pan o la historia de una verdadera mediación familiar