viernes. 29.03.2024
perseidas

Se las conoce como Perseidas, por proceder de la constelación de Perseo, y su origen se debe a que la Tierra atraviesa la estela dejada por el cometa Swift-Tuttle que orbita también alrededor del sol

La noche del 11 al 12 de este mes, el firmamento nos regala una danza luminosa que este año adquiere su mayor expresión y extensión. Son las “Perseidas”, lluvia de estrellas o “lágrimas de San Lorenzo”; pero no son las únicas, hay todo el año, aunque la contaminación lumínica nos impida verlas.

No hay cosa más hermosa, fascinante y gratuita en este mundo, donde hasta mirar y ver cuesta dinero, que el firmamento. No hay mayor espectáculo para unos pocos privilegiados que la contemplación de la aurora boreal, y para todos, la mayoría, el grandioso y multicolor espectáculo de un atardecer o el traslado lento y apenas perceptible del firmamento en una noche rasa poblada por innumerables estrellas que componen mil figuras a las que el hombre ha dado nombre a semejanza de lo que la mente humana creía que representaba: capricornio, leo, etc.

El hombre siempre ha mirado a las estrellas antes de caer en los defectos de la técnica y la mal entendida civilización. Las estrellas le han servido de guía, estrella del norte, del sur, “el carro”... Y  todos conocemos el consejo de “pedir un deseo” cuando vemos deslizarse por el cielo un haz de luz que identificamos con una estrella fugaz, o que acaba de morir -aunque  no sea así realmente-; un deseo que al sentir popular, sin duda, se cumplirá -otra cosa es que sea cierto-.

Entre estas estrellas fugaces, quizá las más conocidas sean las “Perseidas”, también llamadas “Lágrimas de San Lorenzo”, por ser vistas mayormente en la festividad de este santo, entre el 10 y el 13 de agosto, aunque vienen sucediéndose desde mediados de julio hasta casi finales de agosto. Se las conoce como Perseidas, por proceder de la constelación de Perseo, y su origen se debe a que la Tierra atraviesa la estela dejada por el cometa Swift-Tuttle que orbita también alrededor del sol. Un cometa descubierto por ese astrónomo, que le dio su nombre, en julio de 1862.

No solamente hay esta lluvia de las Perseidas (la tercera en tamaño), sino que hay otras, algunas mayores, y se dan durante todo el año. Así por ejemplo, en el pasado mes de julio a finales, hubo otras como las Piscis Austrínidas, el día 28, o las de Alfa Capricórnidas (el 30 de julio), o las Delta Acuárides del Sur, también durante la segunda quincena de julio. Es decir que desde enero, se pueden contemplar fenómenos parecidos, desde la Dracónidas, a primeros de año, a las Úrsidas del 22 de diciembre.

Claro que muchas veces la contaminación lumínica -de la que hablaremos en un próximo reportaje- o las condiciones meteorológicas nos impiden contemplarlas. Para ello es necesario preservar un cielo que los astrónomos denominan “cielo oscuro”, que hay que recuperar como estaba hace unos unos 80 años en la mayor parte de planeta.

LAS PERSEIDAS MEJOR QUE NUNCA

La mejor hora es entre la una y las tres de la madrugada para ver mejor y con mayor abundancia esta popular lluvia de estrellas que este año se darán en mayor cantidad que en muchos años

Esta semana las noches nos regalan una lluvia de estrellas más abundante y luminosa que otros años sobre todo entre las cero horas (doce de la noche) y las 4 de la madrugada del día 11, aunque se pueden contemplar desde ahora hasta el día 14.  La mejor hora es entre la una y las tres de la madrugada para ver mejor y con mayor abundancia esta popular lluvia de estrellas, las Perseidas, que este año se darán en mayor cantidad que en muchos años.

En contra de los que dice su nombre, esta “lluvia de estrellas” no es tal, aunque sean conocidas de esta manera, pues son partículas de polvo y rocas, la estela, que dejan los cometas en su órbita alrededor del sol, que cuando entran en contacto con la atmósfera de la Tierra se vuelven incandescentes por el choque.

Para su contemplación no es necesario, como en el caso de los eclipses de sol, cristales ahumados, ni ninguna protección ocular, ni prismáticos, ni tampoco son necesarios los telescopios. Se pueden divisar a simple vista si se busca un lugar en penumbra alejado de la contaminación lumínica. Sobre todo de las ciudades. En un par de minutos, partir de la una de la madrugada se pueden ver varias, incluso con cambios de colores que oscilan entre el rojo, el morado, y el amarillento.

Este año, por suerte, su intensidad será mayor que otros años, favorecida su visión por no haber luna llena, y podrán verse estrellas fugaces alrededor de 500 por hora, mientras que otros años la media oscila entre 100 a 150 por hora.

Sin ser la mayor lluvia del año, es la más popular debido al buen tiempo y a su familiaridad cada año, capaz de convocar a mucha gente que sale al campo, debido a noches de vacaciones y al fresco que ayuda a soportar el calor veraniego. Y además, porque es un espectáculo fascinante y gratuito.

No hay nada más hermoso que mirar a las alturas a las que siempre aspira el ser humano. Tal gesto le recuerda que es una parte más del inmenso mundo, y del infinito universo.

Observatorios, planetarios, agrupaciones astronómicas y asociaciones de amantes de la astronomía han organizado “excursiones” o visitas para contemplar este fenómeno, desde Navarra a Galicia pasando por Canarias, Andalucía, Extremadura, el Levante, Madrid... En todas las regiones y por supuesto en Madrid, hay agrupaciones de amantes de la astronomía y la naturaleza que para esta semana han organizado salidas a lugares donde se pueda contemplar sin impedimentos, buscando lo que se da en llamar “cielo negro” y zonas oscuras de provincias limítrofes, alejadas de la contaminación lumínica de la capital (una de las ciudades de más polución en este tipo de contaminante de España). Basta con echar un  vistazo a Internet y apuntarse, a veces gratuitamente, y otras, si se quiere disponer de un telescopio que alquilan o permiten utilizar, por una módica cantidad que nunca excede de los 30 ó 40 euros, con  charlas y orientación para los más negados en este tema de la astronomía.

Las Perseidas, el espectáculo del firmamento que regresa cada año a su cita con los humanos para celebrar la festividad de San Lorenzo, y por lo mismo llamadas también “Lágrimas de San Lorenzo”, un patrón de muchos pueblos de la cuenca del mediterráneo.

Las Perseidas, espectáculo del cielo