viernes. 29.03.2024

“El derecho a la ciudad no es simplemente un derecho de acceso a lo que ya existe, sino un derecho a cambiarlo. Tenemos que estar seguros de que podemos vivir con nuestras propias creaciones. Pero el derecho a cambiar nosotros mismos, creando un tipo cualitativamente diferente de sociabilidad urbana es uno de los más preciosos de todos los derechos humanos. (David Harvey, 2003, The right to the city, International Journal of Urban and Regional Research 27).


Madrid, está en proceso de revisar su modelo. Desde la instauración de la democracia en el último cuarto del siglo XX, tras la dictadura de Franco, los madrileños hemos tenido dos oportunidades de decidir cómo queremos nuestra ciudad. En 1985, con un Plan General que trataba de ordenar el futuro de la ciudad, basando sus decisiones en una plataforma de participación, colgada de un activo movimiento ciudadano, organizado por barrios y apoyado por innumerables técnicos que daban coherencia a las propuestas vecinales. Nadie renunciaba a su posibilidad de opinar de cómo quería que fuera su ciudad en el futuro inmediato. Utilizando para ello no sólo los mimbres asociativos, sino también las decadentes estructuras institucionales de la dictadura (la Comisaría de Planeamiento y Cooperación muy especialmente, con la elaboración de los Programas de Acción Inmediata), que tenían una activa presencia de profesionales comprometidos con realizar un proyecto de ciudad en el que todos sus habitantes pudiéramos decir cómo queríamos desde el semáforo hasta las nuevas necesidades de infraestructuras, cada uno conocíamos nuestro entorno de una manera muy directa y por eso, seguramente, fue fácil conciliar tantas demandas arrinconadas durante décadas, sin cauce para su reclamación.

Indudablemente no se consiguió el objetivo inicialmente perseguido, la realidad de los procesos urbanos, que no se modifican en poco tiempo, pues tienen un proceso inercial muy fuerte (nadie para una locomotora de ferrocarril a 200 km/h en pocos segundos, necesita para su paralización un largo recorrido), un proceso de maduración muy complejo, y además en el caso del Plan General de 1985, había una base legal, en gran parte, heredada de la dictadura.

La otra oportunidad de revisar nuestro proyecto ciudadano, fue el denominado en la propaganda de la Oficina Municipal del Plan General: Nuevo Plan General. Conocido en los ámbitos del urbanismo como NPG 97, año en que entró en funcionamiento.

Esta fue, desde un punto de vista de alguien que se opuso a su aprobación, en representación de muchos madrileños, una ocasión realmente desperdiciada. No solamente, no se corrigieron muchos de los problemas del PG 85, sino que se acentuaron otros muchos, entre los que son evidentes dos elementos, perfectamente encadenados. Estos elementos, a la vista está su fracaso, fueron, la ingente reclasificación de suelo para uso residencial, los conocidos Planes de Actuación Urbana (PAU), que además de no resolver el problema de la vivienda, ahí están la cantidad de viviendas vacías existentes en Monte Carmelo, Las Tablas, Sanchinarro, Vallecas, Carabanchel, Arroyo del Fresno, Los Ahijones, etc., el segundo elemento, liquidó espacio público históricamente consolidado en la ciudad de Madrid con una transformación radical del Anillo verde madrileño.

El anillo verde de Madrid, que ni la dictadura, con su caos urbanístico, fue capaz de liquidar, cayó ante una estrategia de ocupación al límite del territorio.

Consiguió una gran victoria la máquina inmobiliaria, pero una amarga derrota para el resto de los ciudadanos. En el fondo, y afortunadamente, lo que manifiesta es una diferente cultura de la ciudad y un diferente entendimiento del papel que las políticas de suelo pueden desempeñar.

Seguramente todo este fracaso tiene que ver con una ausencia de participación tan activa como en el proceso de 1985, o lo que puede que fuera peor, con una “ilusión” propagandística de que había una amplia participación, seguramente en la Memoria del NPG 97 (el documento que recoge las intenciones del conjunto de un Plan General, así como los elementos más destacable de su desarrollo). No obstante la insistencia de algunos “resistentes”, muy especialmente el Grupo Socialista del Ayuntamiento de Madrid, con Juan Barranco a la cabeza, han conseguido transcurrido mucho tiempo que el recurso formulado ante los tribunales en 1997, haya dado sus frutos al cabo de muchos años, y al menos una parte de las decisiones equivocadas, estemos a tiempo de subsanarlas.

Pero no toda la responsabilidad fue de los redactores del documento, en otros ámbitos donde se tenía la obligación de promover la participación, no se fue lo suficientemente insistente, o había un proceso de agotamiento generacional, sin un relevo para el futuro de Madrid.

En el mandato municipal nacido de los comicios del mes de mayo del pasado año 2011, el partido del gobierno en el Ayuntamiento de Madrid, lleva en su programa electoral, la revisión del vigente Plan general de 1997, compromiso que el anterior regidor, Sr. Ruiz Gallardón, puso en marcha con la Dirección General de Revisión del Plan General.

Este compromiso se ha visto reforzado, si cabe, por el anuncio de la nueva alcaldesa, Sra. Botella: «trabajamos en el Plan General de Ordenación Urbana que tiene que ser un gran instrumento para crear las bases del Madrid del siglo XXI».

Siendo conscientes que el urbanismo no es una disciplina aséptica, que su armazón básico tiene ideología, pero esto no debe impedir que se haga un esfuerzo por abordar, posiblemente por primera vez, un documento de máximo acuerdo. No debemos olvidar que un Plan General, podría equivaler, a una carta constitucional para un ayuntamiento. Por eso se nos antoja que si hay voluntad de que este plan General recupere la ilusión de la participación de los madrileños, sería interesante pensar que además de tiempo, la participación necesita de espacios de contraste, de debate, de diálogo, no sólo de los grupos políticos municipales, también de otros colectivos, como los sindicatos, los empresarios, los vecinos asociados, la universidad…etc. No podemos precipitar un debate en el que nos jugamos como queremos ser en el comienzo del siglo XXI.

Es un momento importante para saber qué vamos a hacer con tantas viviendas vacías ocupando espacios que corresponden al anillo verde, ¿las vamos a demoler? ¿las podemos transformar en un gran parque público de viviendas en alquiler para personas que necesiten ayuda, pero que tras ese apoyo no se queden con la plusvalía de todos?, con tantas infraestructuras poco utilizadas, como los espacios urbanizados sin utilizar de Monte Carmelo en las inmediaciones del Monte de El Pardo, con equipamientos mal concebidos, que no dan respuesta a las necesidades actuales de la población. Como recuperar, realmente, el centro de nuestra ciudad, ¿cómo activo económico para Madrid o como contribución a la región, seremos capaces en esta propuesta de integrar lo territorial y lo sectorial?, como alcanzar las propuestas de una ciudad policéntrica.

¿Creemos en la sostenibilidad, o es una palabra manoseada que utilizamos como recurso para dar sensación de actualidad en nuestro discurso?

¿Son propuestas que merece la pena debatir, acordar, o son simplemente argumentos que rellenen de la mejor forma posible documentos que luego no se cumplen? Debemos huir de un Plan hecho a base de anexiones de propuestas al margen de la visión global, como lo fue el Plan de 1997 con los PAU’s, entre otros elementos.

Participación en la fase de Avance del Plan General de Ordenación Urbana. El Ayuntamiento de Madrid somete el documento de Avance de la Revisión del Plan General de Urbanismo, a la consideración de la ciudadanía a través de trámites de información pública, mecanismo previsto en la Ley del Suelo de la Comunidad de Madrid (Ley 9/2001, de 17 de julio) para la participación en el proceso de revisión del Plan General.

El pasado mes de noviembre de 2013, la Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Madrid, aprobó el documento de Avance del PGOUM, y por tanto el inicio del proceso de INFORMACIÓN PÚBLICA, que inicialmente pretendía finalizar el día 31 de enero de 2014, aunque se ha prolongado, la posibilidad de incorporar sugerencias, hasta el 28 de febrero de 2014, por acuerdo de la Junta de Gobierno de 16 de enero de este año.

En la fase de Avance, en que nos encontramos, los ciudadanos podrán enviar SUGERENCIAS al documento propuesto, las cuales deberán ser analizadas por la Administración, quien si procede, deberá introducir en el Plan los ajustes y cambios derivados de este proceso de participación.

Hasta aquí la información parece positiva y especialmente afortunada la decisión de ampliación del plazo, aunque una tarea de esta envergadura necesitaría de un mayor plazo, si se tiene en cuenta que el documento de Avance es muy extenso, y aunque hay un documento denominado “resumen ejecutivo” que supuestamente intenta resumir los cambios más significativos sobre el Plan General de 1997, en el fondo es un compendio de referencias legales desde el que los ciudadanos no vinculados profesionalmente al ámbito urbanístico, tienen difícil hacerse una idea del conjunto de propuestas del documento analizado.

Por tanto los ciudadanos interesados, podemos presentar sugerencias al documento propuesto, que obligatoriamente deberán ser analizadas por la Ayuntamiento, “quien si procede, deberá introducir en el Plan los ajustes y cambios derivados de este proceso de participación”, tal como indica la página web del Ayuntamiento de Madrid.

El documento se puede consultar en aquí, donde está expuesto al público en la oficina de información urbanística del Área de Gobierno de Urbanismo y Vivienda (C/ Ribera del Sena, 21), y las Oficinas de Atención al Ciudadano de los 21 distritos de Madrid.

Las sugerencias pueden ser presentadas de forma personal o en línea a través de la página web antes mencionada.

El afán de impulso y colaboración en la participación, no impide que tengamos una visión crítica de las últimas decisiones tomadas por el gobierno del Ayuntamiento de Madrid.

Todo el proceso de revisión del PGOUM, nos ha parecido que pretendía corregir muchos errores cometidos, a nuestro juicio, en el PG 97, y que muy explícitamente se ponen de manifiesto en el documento: Evaluación del Plan General de 1997, elaborado por la Dirección General del Plan General, y publicado el 16 de julio de 2012. Este documento, sorprendentemente, no se localiza ya en la web del Ayuntamiento de Madrid. Aunque no es un documento estrictamente legal, es de gran valor, pues revisaba muy críticamente, unos antecedentes y criterios del anterior PG 97, con los que los responsables de dicho análisis no coincidían.

Por todo ello se hace muy necesaria una activa participación, y abordar el debate sobre quiénes y por qué se toman las decisiones, con gran repercusión sobre el futuro de la ciudad.

La fuerza del proceso de participación, puede condicionar muchas decisiones a favor del conjunto de los habitamos en esta ciudad.

Finalmente, parece importante que este proceso que está en su fase de Avance, sea capaz de valorar una propuesta de ciudad donde se revise la posibilidad de articular una ciudad que está cambiando su población joven de 1985, por otra más madura y, por tanto, con otras necesidades. Eso significa que desde la estructura residencial, hasta los equipamientos, debemos verlos con otra mirada.

Posiblemente nos olvidamos con frecuencia que la ciudad nace para hacer más fácil la vida a las personas, y eso es los que nos debe mover en este proceso de participación: Madrid una ciudad para las personas. El compromiso de la participación.


José María de la Riva Ámez es profesor honorario de Geografía en la Universidad Autónoma de Madrid. Fue concejal del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid (1981-1999).

La participación en el Plan General de Ordenación Urbana de Madrid