Parafilias poco comunes: asfixiofilia

La asfixiofilia o asfixia erótica es la atracción por estrangular, asfixiar o ahogar a la pareja durante el acto sexual, con su consentimiento y sin llegar al extremo de su fallecimiento. Se considera esta parafilia un subtipo del trastorno de masoquismo sexual.

Normalmente se utiliza como soga una prenda de vestir (bufanda, ropa interior), persiguiéndose una disminución temporal de aporte de oxígeno al cerebro en el momento del orgasmo, como medio de intensificar el placer sexual, con el riesgo de conducir a una lesión cerebral, o lo que es peor a la muerte. Se sabe que la asfixia, en sí misma provoca excitación primero y posteriormente euforia a causa de la adrenalina liberada, cuando el organismo capta una señal de amenaza vital.

Esta práctica se comenzó a practicar en la antigüedad, en principio fue practicada por los esquimales. Fue introducida en Europa por los soldados de la Legión Extranjera a su regreso de la guerra de Indochina, aprendido de las prostitutas que allí lo practicaban para aumentar la sensación de placer durante la eyaculación.

Dos de los principales investigadores de este tema, Blanchard y Hucker, del Institute of Psychiatry Clark de Toronto, han reunido una amplia base de datos compuesta por informes forenses y otros materiales con el fin de llegar a comprender este fenómeno. En una investigación acerca de 117 hombres que murieron por asfixia autoerótica han encontrado una relación entre esta práctica y otras parafilias. Estudiaban las relaciones entre: las edades de los asfixiadores; dos parafilias que habitualmente acompañan la asfixia autoerótica, el bondage (placer por trabar los movimientos de alguien) y el travestismo, y varios otros tipos de comportamiento sexual. De los archivos forenses se extrajeron datos acerca de la parafernalia sexual en la escena de la muerte o entre los objetos del difunto empleando protocolos estándar. La autoestimulación anal con consoladores, etc. y la observación de sí mismo por medio de espejos o cámaras se relacionaron con el travestismo. Resulta más probable que los asfixiadores de más edad se dedicasen simultáneamente al bondage o travestismo, lo que sugiere una elaboración del ritual masturbatorio a lo largo del tiempo. El mayor grado de travestismo estaba asociado más bien a niveles intermedios de bondage que a grados elevados de éste, lo que sugiere que la competición en cuanto a la respuesta frente al bondage podría limitar el grado en el cual los asfixiadores se involucraban en una tercera parafilia, como el travestismo.

Las personas tienen diferentes motivos para dedicarse a esta actividad, pero sólo se pueden intuir, ya que únicamente se tiene conocimiento de los casos después de la muerte de la víctima. De todos modos, se sabe que la asfixia en sí misma provoca excitación y finalmente euforia a causa de la adrenalina liberada cuando el cuerpo percibe una condición de amenaza vital. La asfixia también provoca mareos. Los pañuelos o las cuerdas también pueden formar parte de un juego de auto bondage que provoca simultáneamente temor a la muerte, control y sumisión.

La persona tiene una sensación de poder o control al llegar hasta el límite y después soltar el dispositivo. El temor es uno de los efectos suscitados más intensos, y en general se incrementa ya sea usando bondage más asfixia o haciendo que otro controle la escena. Esto es similar al bondage, como en el caso de una mujer que llevaba a extraños a su casa con el fin de que la atasen. No tenía interés en someterse a personas conocidas porque eso carecía del elemento de riesgo o temor.

Esta práctica fue llevada al cine en 1976, en la película franco-japonesa, el Imperio de los Sentidos, basado en una historia real de una pareja de los años treinta del siglo pasado. Su argumento es que Sada Abe entra a trabajar de camarera en un hotel propiedad de Kichizo Ishida. Con su nuevo trabajo Sada espera dejar su mundo anterior de prostitución; pero Kichizo es un hombre casado y mujeriego que no tarda en invitar a Sada a sus continuas sesiones de placeres gastronómicos y sexuales, y la convierte en su amante. Los dos entran ciegamente en una relación de amor/sexo/posesión, donde aparece la escena de asfixia, para terminar la película con la muerte de Kichizo, al que Sada le corta el pene de raíz, vagando  con él pene durante días por la ciudad, en un afán de posesión total de su amante. Película recomendable, con gran éxito de crítica en su momento, aunque no de audiencia, y censurada en sus escenas más vívidas en numerosos países, no apta para todos los públicos ni para todas las mentalidades.

Algunos casos conocidos de esta parafilia (tomado de EcuRed):

  • El compositor Frantisek Kotzwara murió a causa de asfixia erótica en 1791.Posiblemente sea el primer caso registrado.
  • El príncipe Luis Enrique José de Borbón-Condé fue encontrado ahorcado, con los pies tocando el suelo. Posiblemente estuvo implicada su amante, la Baronesa de Feuchères. Actualmente se considera que fue un caso de asfixia erótica.
  • En 1968, el actor Albert Dekker fue encontrado sin vida con un lazo alrededor de su cuello en su cuarto de baño.
  • El artista Vaughn Bodé murió por esta causa en 1975.
  • El músico de rock Kevin Gilbert murió a causa de esta práctica en 1996 al igual que el baterista Robin Hanssen.
  • La muerte en 1994 de Stephen Milligan, diputado conservador británico, fue un caso de auto asfixia erótica combinado con auto bondage.
  • Michael Hutchence, cantante de INXS, habría muerto a causa de asfixia autoerótica en 1997, aunque la causa oficial de su muerte es el suicidio.
  • En el año 2004, el fallecimiento del miembro de la extrema derecha británica Frente Nacional, Kristian Etchells.
  • El actor David Carradine, quien fue hallado muerto en su habitación de hotel en Bangkok en Tailandia, con signos de haber practicado la asfixiofilia.

Por último, compartir esta reflexión de Franz Kafka:” el poseer no existe, existe solamente el ser: ese ser que aspira hasta el ultimo aliento, hasta la asfixia”.