viernes. 29.03.2024

@FernandoOlmeda | El VII Congreso de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales le eligió como presidente para los próximos tres años. Jesús Generelo -activista de reconocida trayectoria y trabajador de RTVE- afronta el reto con la esperanza de un cambio político acabe con los recortes ideológicos, la paralización de proyectos y las trabas a las organizaciones sociales que los desarrollan.


Fernando Olmeda: Presidente de una entidad estatal como la FELGTB... ¿y sin cuenta en Twitter?

Jesús Generelo: Personalmente, las redes sociales no me interesaban demasiado hasta ahora, porque no disponía de tiempo para atenderlas, pero reconozco que es una carencia; mi nuevo puesto me obliga a estar presente, así que me he abierto una cuenta en Twitter. De hecho, uno de nuestros objetivos inmediatos es entrar a fondo en redes sociales. Los mensajes llegan mediante notas de prensa y acciones de calle, pero ahora mismo las redes son esenciales.

P: No es una cuestión menor, porque eres un activista con muchos años de trayectoria, has escrito libros, informes... pero tu nuevo cargo te obliga a una visibilidad mucho mayor...

R: Estoy más a gusto en las cocinas, en el trabajo cotidiano, pero la presidencia de la FELGTB tiene una proyección pública que requiere otro perfil. En todo caso, somos un equipo, quizá estoy algo por delante de mis compañeros por ser presidente, pero en esta nueva etapa queremos dar una imagen más plural, y por eso vamos a funcionar con cuatro portavocías identitarias.

P: Estuviste junto a la presidenta saliente, Boti García Rodrigo, parte de cuyo equipo renueva para los próximos tres años. El continuismo... ¿es conveniente o no?

R: Es un continuismo renovado. Éramos conscientes de que el trabajo que iniciamos hace tres años no iba a dar frutos a corto plazo, por la mayoría aplastante del PP. El objetivo era mantenernos en una situación adversa, caracterizada no solo por la ausencia de avances en derechos sino también por retrocesos flagrantes, una especie de parálisis programada. Han sido tres años de travesía del desierto, aguantando pero manteniendo el ritmo de trabajo, sembrando para recoger frutos en este nuevo periodo, si es que las cosas cambian. Y creo que es posible, probable y hasta deseable que haya cambios en las administraciones y en la forma de hacer política. Por eso arrancamos esta nueva etapa lejos de actitudes ensimismadas, en la posición de fuerza y estabilidad que la sociedad demanda. Es, por otro lado, un continuismo crítico, de renovación, para construir una estructura orgánica acorde a los nuevos tiempos. A partir de ahora habrá equipos de trabajo en lugar de áreas y daremos más importancia a las letras L-G-T-B-I que a la figura del presidente.

P: En el Congreso se pone estos días el termómetro al estado de la nación... ¿Cómo está el enfermo?

R: Los españoles somos una sociedad ejemplar, con problemas y debilidades, pero nuestros políticos van ahora mismo un paso por detrás. Somos modélicos en muchos aspectos -España es uno de los países con mayores cotas de aceptación de la diversidad sexual y de género- y por eso soy optimista. Otra cosa es el “estado del Gobierno”. Y ahí te digo que estamos descontentos, porque con la excusa de los recortes se han recortado derechos sociales, se ha perjudicado a los colectivos más vulnerables... En materia de derechos, ha sido un periodo baldío a nivel estatal. Al menos ha habido avances en el ámbito autonómico, como las leyes integrales de transexualidad en País Vasco, Andalucía y Canarias, una Ley anti-homofobia en Cataluña... La sociedad va por delante, y esto es una bola de nieve, porque ya hay generaciones que no han conocido el armario, y que no están dispuestas a renunciar a ningún aspecto de su identidad. Los jóvenes no piden por favor la visibilidad, directamente la exigen, y las organizaciones tenemos que responder a esa demanda. Desde luego, una de las herramientas principales va a ser de nuevo la manifestación del Orgullo. Será tan reivindicativo como siempre, pero más político, si cabe.

P: Este anuncio conecta con el lema del VII Congreso, “Leyes por la Igualdad Real ¡YA!”...

R: No hay ambigüedad en nuestros objetivos, fue el lema del Congreso y será el lema de todo el año, incluida la manifestación del Orgullo. Es el momento. Entre nuestros objetivos están una Ley Integral de Transexualidad a nivel estatal, un Pacto de Estado por el VIH/SIDA, la visibilidad de la diversidad como instrumento pedagógico o la protección legal de la diversidad familiar. Nuestras demandas son irrenunciables, y lo paradójico es que algunas sean una realidad en determinados territorios autonómicos y no lo sean en todo el Estado. Es el caso de Extremadura, donde el PP abandera una ley de igualdad y contra la discriminación, y no promueve un texto parecido para todo el país, como una cuestión de Estado. 

Nuestras demandas son irrenunciables; queremos leyes por la igualdad real, ya

P: La aparición de nuevas formaciones en la izquierda -sean escisiones de formaciones tradicionales o partidos de nuevo cuño- han abierto un nuevo panorama que, probablemente, incide en el funcionamiento de las entidades y de la propia FELGTB, porque ahora la pluralidad es mayor, hay activistas en varios partidos distintos...

R: La diversidad de partidos no ha supuesto un problema hasta ahora. FELGTB es una entidad política, pero apartidista. Nos esforzamos por llevarnos bien como los partidos que aceptan nuestras demandas, pero no nos casamos con nadie. Sí, es cierto, ahora es más complicado, pero tendremos que trabajar más, sin decantarnos. Por otro lado, exigiremos compromisos claros a los partidos, no queremos ser moneda de cambio ni vamos a aceptar que en ningún pacto futuro seamos la carta bajo la manga de nadie.

P: Puede ocurrir que diferentes partidos lleven en sus respectivos programas las mismas propuestas relacionadas con el colectivo LGTBI...

R: Nuestras reivindicaciones son relativas a derechos humanos básicos, y lo ideal sería que el PP también las incluyese, como han hecho partidos conservadores de varios países europeos. No entendemos el retroceso en derechos, consecuencia de la obcecación de la mayor parte del PP -hay gente dentro de ese partido que está por la labor- por no consensuar cuestiones básicas; por ejemplo, no acordar un pacto de Estado por el VIH. La realidad es imparable, pero ellos siguen contradiciéndose, aprueban leyes en ciertas autonomías pero no ceden a nivel nacional. No lo entendemos, de verdad.

P: Sin olvidar la entrega altruista que caracteriza el activismo LGTBI,  ¿cómo han repercutido la crisis y los recortes en la situación económica de la FELGTB y de las asociaciones en España?

R: No es una cuestión menor el voluntariado, porque históricamente hemos funcionado y hemos resistido en situaciones paupérrimas, prácticamente nos hemos abierto paso a codazos. Pero, sin olvidar el pasado, tengo que decirte que los recortes han sido ideológicos. Han recortado donde les ha interesado, han cerrado el grifo a quienes mantenían una posición discrepante, y las entidades hemos tenido que hacer un enorme esfuerzo para buscar otros espacios de financiación, como instituciones europeas o el mundo de la empresa. Somos optimistas; ahora bien, un cambio de gobierno no será jauja desde el punto de vista económico, pero desde luego no va a haber más excusas para recortar libertades, obstaculizar el trabajo de las organizaciones sociales y paralizar proyectos. Porque el problema no son las subvenciones, sino que los proyectos ayudan a salvar vidas, a mejorar la calidad de vida de la gente, y si se paralizan los proyectos la gente se queda en el camino, totalmente desprotegida. Poner trabas a redes de colaboración, a entidades que vienen actuando desde hace treinta años, es muy grave.

Los recortes han sido ideológicos. Si las asociaciones y sus proyectos se paralizan, la gente se queda en el camino

P: ¿Cuál fue el primer asunto que tuviste que atender como presidente?

R: La alerta de Amnistía Internacional sobre la situación de dos transexuales -una española y una portuguesa- en Dubai. Lo primero que me encontré sobre la mesa. En esta Federación no existen los famosos “cien días”.

P: ¿En qué va a cambiar tu vida la responsabilidad que asumes de cara a los próximos tres años?

R: Poco va a cambiar. Ya estaba antes casi a tiempo completo. Eso sí, seguiré trabajando en Televisión Española, mi sueldo es el de Versión Española, el programa en el que trabajo. Activismo es voluntariado... también en el caso del presidente.

"No entendemos la obcecación del PP por no consensuar derechos básicos"