viernes. 26.04.2024

NO al MALTRATO a los extranjeros que vienen de turismo a ESPAÑA, la Red más solidaria

Los casos de extranjeros, especialmente latinoamericanos, que pretenden venir a España de visita y ven frustrados sus planes de la forma más abrupta, siendo retenidos por la polocía y después expulsados, son cada vez más frecuentes. Ahora ha surgido una iniciativa en Internet para volcar todas estas experiencias y tratar de ponerles freno.
NUEVATRIBUNA.ES - 3.10.2010

El lunes 07 de Septiembre de 2009, con una mezcla de felicidad, miedo e ilusiones, partí desde Ezeiza (Buenos Aires), en mi vuelo de “Air Comet”, hacia Barajas (Madrid, España) a visitar a mi novio quien vive allí. Luego de un estupendo aterrizaje y una felicidad que me superaba me dispongo a llevar a cabo la entrega de papeles y pasaporte en el sector de Migraciones de dicho aeropuerto. Fue en ese momento que empezó mi calvario y el de muchos otros argentinos: Me corrieron a un costado en donde un policía me dirigió a mí y a otras personas hacia una habitación, sin explicarnos qué estaba pasando ni qué iba ser de nosotros

Esta es una de las historias que podemos encontrar en la página de Facebook NO al MALTRATO a los extranjeros que vienen de turismo a ESPAÑA, en la que se describen los requisitos que se exigen a estas personas nada más poner un pie en uno de nuestros aeropuertos, especialmente en el de Barajas, como es el caso de la autora del relato: Comenzaron a pedirme papeles, que le mostrara todo lo que llevaba en mi bolso de mano, hacerme preguntas muy personales, etc. (...) Vuelvo a escuchar mi nombre desde el despacho de policías, me acerco y es entonces que todas las ilusiones se rompieron en un instante: el policía tenía en sus manos mi pasaporte y un formulario donde explicaba que se me asignaría un abogado de oficio y que por faltarme la “carta de invitación” no podía ingresar a Madrid.

Una vez detenidos, las cosas van a peor: Luego comenzaron a llamarnos de a uno y a trasladarnos hacia otra habitación donde dos guardias de seguridad nos quitaron nuestras pertenencias y nos revisaron el cuerpo. Ahora sí, nos encontramos con la realidad que nadie quisiera vivir: estábamos detenidos, privados de nuestra libertad, derechos humanos y lo peor… tratados como animales y con solo un teléfono público para poder comunicarnos con el exterior, el cual podía ser usado con monedas. (...) Llegada la noche, abrían unas pequeñas habitaciones que constaban de dos cuchetas en pésimo estado. A las 11 de la noche las luces se cortaban y teníamos que acostarnos a dormir. Allí el maltrato comenzó a hacerse cada vez más insoportable no sólo con los adultos sino también con los cuatros chicos que se encontraban en ese lugar. Ya han pasado cinco días desde mi vuelta al país y todavía no puedo quitarme las caras de terror de esos nenes y los maltratos que recibíamos de los españoles. Como bien ellos lo dijeron: “el problema es que somos Sudacas”, esa es la razón por la que estábamos ahí.

La protagonista recoge incluso el resultado de la pequeña investigación que pudo llevar a cabo para tratar de averiguar los motivos reales de tantas vejaciones: Entre una de las tantas conversaciones con el oficial de turno me confesó que el trabajo de los policías del sector de migraciones es “eliminar a un cupo de gente”, obviamente de Latino América. Entonces ellos, y por obra del “azar”, seleccionan personas a la que piden los requisitos para entrar al país. Éstos requisitos nunca van a ser cumplidos por completo, ya sea porque el dinero es escaso o porque el mismo es demasiado, entre uno de los tantos motivos por los que fuimos, no sólo deportados, sino también maltratados.

El relato concluye con una reflexión muy poco gratificante para los ciudadanos de este país: Lamento haber pensado que el primer mundo era distinto. Lamento haber visto cara a cara la XENOFOBIA. Lamento haber vivido la hipocresía, el autoritarismo y la inhumanidad de algunas "personas".

Y este no es, ni mucho menos, un episodio aislado. Sólo en julio trascendieron los casos de dos ancianas argentinas fueron devueltas a su país cuando venían a visitar a su familia. “No cumplían los requisitos” alegaron las autoridades. Este diario ya adelantó lo que le sucedió a Ada Ghiara, la abuela argentina que venía a visitar a sus nietos y ni siquiera pudo abrazarlos. Después, se repitió la experiencia con Luisa Ormeño, que ni siquiera pudo tomar las pastillas para sus problemas cardíacos y que después de sentirse “maltratada” tuvo que emprender otro vuelo de 12 horas hacia su ciudad.

Más recientemente, les contamos que habían denegado el visado a una ecuatoriana cuyo hijo padece un tumor maligno. Ya sea por la repercusión mediática que inmediatamente tuvo el caso o porque las circunstancias conmovieron a los responsables de Exteriores, la cónsul de Guayaquil tuvo que rectificar.

Pero frente a un caso que acaba bien, hay miles empotrados en un callejón sin salida. Por eso, la web de Facebook incluye esta petición en su declaración de intenciones: Por favor tenemos que hacer algo ya!! No puede ser que nuestros amigos, familia y afectos, no puedan venir a visitarnos, y los traten como si fueran delincuentes...Pido ayuda, opiniones, ideas, todo para que ésto cambie.

NO al MALTRATO a los extranjeros que vienen de turismo a ESPAÑA, la Red más...
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