sábado. 20.04.2024
 

El narcisismo es el amor que se dirige un sujeto a sí mismo. Alude al mito de narciso, que se ahogó al intentar besar su propia imagen reflejada en el agua.

Son personas que utilizan a los demás como objeto de satisfacer sus deseos, su autoestima. Carecen de empatía. Animosos, optimistas, decididos. Se creen personas dignas de admiración y únicas. Piensan que son objeto de endivia. Suelen emplear la racionalización como mecanismo principal de defensa.  Cloninger señala que, en las dimensiones, versus rasgos, de su temperamento, estas personas presentan una alta búsqueda de sensaciones o novedades, una alta evitación del daño y una alta dependencia de recompensa. La falta de empatía y su maquiavelismo podrían crear sin duda grandes estragos. Erich Fromm, psicoanalista de origen judío alemán, testigo del nazismo, describió que el narcisismo, cuando llegaba a extremos, denominados malignos, era la quinta esencia del mal. Fromm fue pionero en su intento por dejarnos claro que el narcisismo es el germen de muchos comportamientos negativos para los demás.

Los rasgos del narcisista son, que tiene un sentido grandioso de su propia importancia, prepotente y arrogante; lo absorben fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza, o amor ideal; se considera especial y único, requiere excesiva y constante admiración (es un síntoma que denota una baja autoestima y una gran preocupación por hacer bien el trabajo y por cómo son vistos por los demás. Espera que se reconozca su superioridad, incluso sin logros que la justifiquen y para ello exagera los logros y los talentos; tiene un sentido exagerado y no equitativo de sus propios derechos; piensa que se le debe todo; tiene un sentido de superioridad con irrazonables expectativas de un trato especialmente favorable o de una aceptación automática de sus deseos. Puede monopolizar las conversaciones y despreciar o mirar con desdén a personas que ellos perciben como inferiores; en sus relaciones interpersonales es explotador, se aprovecha de los demás para conseguir sus propios.  Es frecuentemente envidioso de los demás o cree que los demás le tienen envidia (pueden llegar a devaluar a personas que hayan recibido una felicitación al pensar que ellos son más merecedores de la misma). Por ellos se comporta de manera arrogante o altanera, dando la impresión de engreídos, jactanciosos y pretenciosos; son impacientes se enojan cuando no se las trata de manera especial y tienden a ofenderse con facilidad (no aceptan bromas).

En los últimos años se han desarrollado interesantes líneas de investigación que relacionan la política con el narcisismo. Los políticos con estos rasgos prometen soluciones rápidas y sencillas que benefician a todos; prometen beneficios para el país a costa de ir contra otros países; no tienen respeto por el adversario político; no hay empatía por el adversario, ni por la ciudadanía no afecta a sus ideas; suelen perseverar en los errores; responden de forma agresiva y despiadada frente a las críticas (especialmente de los medios de comunicación); intentan convencer a los ciudadanos de que ellos/as son la única y real alternativa; intentan polarizar la política, lo que les permite ningunear al adversario y presumir de sus “planteamientos”; exhiben escasos o nulos principios éticos.

Algunos políticos de las nuevas generaciones, que saltan súbitamente a la palestra y que pretenden cambiar el mundo, se les nota demasiado el narcisismo que subyace en su personalidad durante sus intervenciones públicas. Estos políticos son de corta duración, pero durante su breve participación pública, su auto complacencia hace crecer una distancia, enfrentamiento y crispación, importante hasta en sus propios seguidores.

Desde el punto de vista ético-político, en la autocomplacencia de este tipo de políticos, se diluye la empatía hacia los demás y se acrecienta la desconfianza hacia las instituciones, despareciendo premisas básicas sobre las que se cimentan los principios democráticos.

Por último, compartir esta reflexión de Erich Fromm: “el ser humano es el único animal cuya existencia es un problema que tiene que resolver”.

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El narcisismo en la política y en los políticos