sábado. 20.04.2024
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Leonardo Torres Quevedo en un retrato del pintor Joaquín Sorolla

En 2020 se cumplen cien años de la invención del aritmómetro electromecánico, la ‘calculadora digital’ que puede considerarse el primer ordenador de la historia. Con motivo de este aniversario, el Instituto de Tecnologías Físicas y de la Información Leonardo Torres Quevedo (ITEFI) del CSIC, en colaboración con la Academia de Ciencias, Ingenierías y Humanidades de Lanzarote y la asociación Amigos de la Cultura Científica, rinde homenaje a su inventor, el científico que da nombre al centro, con una exposición.  

La muestra, que se inaugura este miércoles 15 de enero y podrá visitarse hasta el próximo 14 de febrero en el Aula III del ITEFI (Calle Serrano 144, Madrid), recoge correspondencia, inventos, libros, patentes y textos del ingeniero y matemático cántabro, impulsor del organismo que dio lugar al CSIC: la Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE).

imagen Torres Quevedo
Leonardo Torres Quevedo (1852-1936)
Ilustración Irene Cuesta / Cultura Científica CSIC

Además, en la exposición se exhibe, página por página, una reproducción facsímil completa de la memoria Arithmomèter électromécanique que Torres Quevedo presentó en París en el congreso conmemorativo del centenario del aritmómetro mecánico de Thomas de Colmar, en 1920.

Con el aritmómetro, Leonardo Torres Quevedo culminaba la obra iniciada en 1887 con la patente del transbordador, el primer teleférico concebido para el transporte de personas. Aún presta servicio el que construyera en las cataratas del Niágara, en Canadá, el Whirlpool Aero Car. Entre 1893 y 1900, las máquinas algebraicas le consagraron internacionalmente, y en 1903 sorprendió al mundo con su telekino, el primer mando a distancia de la historia y origen de los drones. Entre otros hallazgos, hay que destacar que se adelantó en varias décadas a los pioneros de la computación con su ajedrecista de 1912, y, muy especialmente, con sus ensayos sobre automática de 1914. El autómata ajedrecista, que causó sensación en su tiempo, constituye una de las primeras manifestaciones de inteligencia artificial.

Asimismo, el célebre científico fue miembro de múltiples academias, tanto españolas como de otros países, impulsor de la aeronáutica española y del Laboratorio de Mecánica Aplicada (más tarde de Automática). Este apasionado del canto y férreo defensor del esperanto también ideó el Diccionario Tecnológico Hispano-Americano, que reguló la incipiente lengua simbólica para describir las nuevas máquinas.

Información CSIC

Una muestra homenajea a Torres Quevedo en el centenario de su calculadora digital